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CINEMA DE PERRA GORDA

THE LOVE LOTTERY (1954, Charles Crichton) La lotería del amor

THE LOVE LOTTERY (1954, Charles Crichton) La lotería del amor

Muchas veces a la hora de preveer el relativo interés de cualquier exponente cinematográfico, la existencia de un equipo técnico y artístico de renombre puede inducirnos a intuir sus atractivos. En esta ocasión, THE LOVE LOTTERY (La lotería del amor, 1954) contaba con sobrados motivos de alborozo: producción de Michael Balcon para los estudios Ealing, dirección de un Charles Crichton recién salido del rodaje de la encantadora THE TITFIELD THUNDERBOLT (Los apuros de un pequeño tren, 1953), guión del experto comediógrafo norteamericano Harry Kurnitz, estupendo cromatismo ofrecido por el operador de fotografía Douglas Slocombe, montaje del más tarde realizador Seth Holt…  Todo, en definitiva, se ponía en bandeja para que THE LOVE… pudiera esgrimirse como uno de los productos más valiosos surgidos por los estudios Ealing. Y sin embargo, no solo ello no sucede, sino que en buena medida, y pese a sus gratos pasajes, el film de Crichton deja en todo momento una cierta sensación de insatisfacción, que le ha llevado desde el momento de su estreno a un discreto segundo plano a la hora de analizar la producción del estudio. Una trayectoria centrada esencialmente en la comedia, pero también representada en consistentes dramas como MANDY (1952, Alexander Mackendrick), o incluso THE DIVIDED HEARTH (1954) que el propio Crichton rodó a continuación del título que comentamos.

 

Rex Allerton (David Niven) es una conocida estrella de cine de capa y espada. Constantemente perseguido por sus fans, no ceja en su interés de cara a aceptar cometidos dramáticos de superior interés por encima de esas películas que protagoniza casi por inercia, de inexistente interés más que el meramente comercial, y que por el contrario le han convertido en pasto de la persecución de miles de jóvenes que se sienten identificadas con su figura. En su búsqueda de una salida existencial, Allerton viajará junto a su criado hasta una población costera italiana, en donde por vez primera logrará sentirse anónimo. Sin embargo, lo que no imaginará nuestro protagonista es que todo ello responde a la escrupulosa planificación efectuada por el encargado de un sorprendente y fantasmagórico sindicato de contadores –Amico (Herbert Lom, a punto de ser uno de los cinco asesinos de THE LADYKILLERS (El quinteto de la muerte, 1955. Alexander Mackendrick)-, quien finalmente logrará convencerlo para convertirlo en el botín de una suculenta lotería que se vendería por todo el mundo. La mujer afortunada logrará por tanto casarse con Allerton. El sorprendente proceso que ha llevado a este a aceptar forzosamente esta estrambótica lotería –ha perdido en un casino, propiedad de Amico, treinta mil libras-, es precisamente el que ligará al atribulado a actor con Jane (Anne Vernon), unida hasta entonces en los manejos de Amico, pero que poco a poco verá en la desesperada estrella a ese hombre que necesita su vida. Esta relación no impedirá que el sorteo se celebre, e incluso la afortunada sea una joven fanática del actor que incluso se había aparecido previamente en sus pesadillas. Llegará, por tanto, el conflicto, que se resolverá finalmente de la manera más lógica, llevamdo a Amico a proseguir en su faceta de captación de estrellas para sus disparatados proyectos, que le acercará ¡¡a un furtivo encuentro con Humphrey Bogart!!

 

¿Qué es lo que impide considerar THE LOVE… como un título más o menos destacable, y sí por el contrario, aplicar el término “fallido” a su resultado? A mi modo de ver, creo que la presencia del norteamericano Kurnitz tuvo algo que ver en ello, ya que la película pone en imágenes una serie de obsesiones en torno al mundo del cine, propias del mundo de Hollywood, que en su plasmación visual no casan en absoluto con la placidez y soterrada ironía que dominaba la producción Ealing. Se trata de elementos demostrativos de la obsesiva presencia de la fama, que sin duda hubieran hecho las delicias para un film firmado por Frank Tashlin –ahí está el ejemplo de HOLLYWOOD OR BUST (Loco por Anita, 1956) para ratificarlo-, pero que en manos de Crichton no alcanzan la debida eficacia, quedando por momentos como mera extravagancia en pantalla. Si a ello unimos esa inclinación por incorporar al conjunto elementos ligados a la fantasía musical –que podría ir desde la rememoranza del cine de Powell y Pressburger, tan en boga en aquellos años: THE RED SHOES (Las zapatillas de cristal, 1949),  THE TALES OF HOFFMAN (Los cuentos de Hoffman, 1951)-,  que también se habían manifestado años antes en curiosas aunque nunca especialmente destacables comedias de esta índole firmadas en el cine norteamericano –THE EMPEROR WALTS (El vals del emperador, 1948. Billy Wilder), THAT LADY IN ERMINE (1948, Ernst Lubitsch y Otto Preminger) o, incluso, la más cercana THE 5.000 FINGERS OF DR. T (Los 5.000 dedos del doctor, 1953. Roy Rowland)-. De todos estos referentes se retoma la inclusión de elementos fantásticos –esa organización que parece casi sobrenatural en sus manifestaciones cotidianas-, o la presencia de fugas musicales y cómicas de carácter surrealista-. Pero lo cierto es que en esta ocasión, este arriesgado planteamiento no alcanza la suficiente fuerza, a lo que contribuye no poco el “miscasting” de la elección de David Niven como protagonista.

 

Así pues, bajo mi punto de vista, THE LOVE LOTTERY alcanza su mayor grado de interés en su tercio final, a partir del momento en que se sortea tan singular premio y hasta el rincón italiano llega la afortunada admiradora a hacerse cargo del “galardón”. Es en ese fragmento donde reconoceremos esa capacidad de la comedia Ealing para violentar de la manera más natural, la cotidianeidad del marco en donde se desarrolla la historia. Recuperado ese tono tan reconocible, el film de Crichton se desenvuelve en sus pasajes finales con una sinceridad narrativa hasta entonces distorsionada por los fracasados intentos o fugas visuales antes señalados aunque, lamentablemente, ofrezca una conclusión apresurada y escasamente convincente. En definitiva, no puede decirse que el film de Crichton ofrezca un balance reprobable, pero sí se tiene en casi todo momento la extraña sensación de seguir unos senderos equivocados o poco adecuados, para llevar a buen término su historia.

 

Calificación: 2

2 comentarios

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