Á NOUS LA LIBERTÉ (1931, René Clair) Viva la libertad
Cuando su referencia resuena en nuestros días como una pura arqueología cinematográfica, pocos aficionados que no hayan oído siquiera mencionar su nombre, pueden hacerse la idea del prestigio que en los momentos de mayor popularidad, adquirió la figura del francés René Clair (1898 – 1981). Considerado sobre todo durante la década de los años treinta como una de las figuras más legendarias de la cinematografía gala, Clair llegó a disponer incluso de un periodo de incursión en el cine norteamericano, retornando tras la liberación francesa a su país originario, donde prolongó su andadura hasta mediada la década de los sesenta. Paradojas del destino, el paso del tiempo propició una valoración por completo opuesta de las hipotéticas cualidades de su cine, quedando limitado como una de los referentes más cuestionados del academicismo cinematográfico francés. Este grado de escaso aprecio, en España tuvo en cierto momento un grado extremo de ataque hacia el cine de Clair –recuerdo valoraciones demoledoras de críticos tan reputados como José María Latorre o Miguel Marías-, aunque con el paso de los años lo que sucedió es que el nombre de René Clair simplemente dejó de pronunciarse.
Puede que fuera esa la mejor postura, pero una mirada desapasionada ante la figura de Clair puede establecerse ante la de un hombre de cine quizá valioso en sus primeras incursiones cinematográficas -en las que articulaba una adhesión a ciertas vanguardias estéticas-, pero que poco a poco se fue diluyendo en la reiteración de un determinado spirit francés, ofreciendo una producción amable y blanda al mismo tiempo, que por supuesto se encuentra a años luz de los elogios que en su momento suscitaron, pero que del mismo modo tampoco mereció tal grado de oprobio por parte de todos aquellos que cuestionaron de forma incluso agresiva su cine. Un título como Á NOUS LA LIBERTÉ (Viva la libertad, 1931), uno de los mayores éxitos de su filmografía, podría servir como referencia para intentar atisbar las hipotéticas cualidades y las limitaciones que alternaba el cine –poco dado a sorpresas- del francés.
Á NOUS... se inicia con el intento de huída de dos amigos que se encuentran presos en la misma celda. Se trata de Émile (Henry Marchand) y Louis (Raymond Cordy), logrando solo el segundo su objetivo. Y no solo bastará con ello, ya que poco a poco –unas divertidas elipsis nos lo indicarán- Louis logrará establecer un auténtico emporio en una enorme fábrica de fonógrafos. Mientras tanto, su compañero Émile cumplirá condena tras vivir como un vagabundo, siendo detenido y llevado a un calabozo, estando desde allí a punto de suicidarse, pero logrando sin embargo fascinarse hacia una joven a la que contempla desde el balcón de una fachada que se sitúa frente a la comisaría. De manera casi casual, Émile se verá atraído hacia la fábrica de fonógrafos, a donde será integrado como trabajador –aceptará este destino al conocer que la muchacha también trabaja allí-, sin saber que el jefe de la factoría es el que fuera su gran amigo de prisión, al que ayudó para que pudiera evadirse. Ante el inesperado encuentro de ambos, Louis a primera instancia manifestará no conocer a Émile. Sin embargo, instantes después se reunirá con él y tras unos instantes de desconfianza, pronto descubrirá que Émile acude a él con toda la buena fe del mundo. Será el inicio de un modo más abierto de entender la existencia por parte de Louis, quien encontrará en su viejo amigo un apoyo notable a la hora de orillar aspectos cuestionables de su vida –como lo puede suponer la esposa mundana que no esconde al atildado amante con el que finalmente viajará-. Esta nueva perspectiva, proporcionará a Louis no pocas contrariedades, como la repentina llegada de un grupo de antiguos delincuentes que no dudan en chantajear al entonces próspero industrial, si no quiere que llegue a la policía el chivatazo que delataría su procedencia como preso fugado. À NOUS... representa de manera fidedigna el cómputo de las virtudes y limitaciones inherentes al cine del francés. Puede incluso que en pocas películas como esta, dicha dualidad se manifieste de manera más clara, siendo además el título que nos ocupa objeto de una encendida polémica por parte de los detractores de Charles Chaplin, cuando este estrenó MODERN TIMES (Tiempos modernos, 1936) –bajo mi punto de vista quizá su película más memorable-. Polémica que podía tener sin embargo un cierto grado de justificación, y que Clair cortó de raíz de la manera más elegante: manifestando que para él sería un honor haber servido de referencia para cualquier obra de Chaplin.
Al margen de esta anécdota, el paso del tiempo creo que ha puesto las cosas en sus sitio, y la realidad del film de Clair ofrece la evidencia de su clara irregularidad. No se me malinterprete, À NOUS... es un título apreciable, que hay que entender al ser ubicado en el contexto de los primeros pasos del cine sonoro francés. Dentro de este contexto, Clair intentó probar, con desigual fortuna, diversas formulaciones narrativas. Así pues, el realizador intentará aunar la presencia de canciones –uno de los flancos más débiles y innecesarios de la película-, una cierta añoranza al slapstick mudo –faceta en la que tampoco encontraremos grandes logros-, un cierto alcance social y, finalmente, la vertiente más interesante de la función, como supone la escenografía metálica y modernista, y la descripción que se efectúa de los métodos de trabajo en cadena. Algo que tendrá su analogía en el primer instante de la película; ese travelling lateral que muestra un trabajo en cadena realizado por los presos de la prisión en la que se encuentran nuestros protagonistas. Esa visión alienante del trabajo utilizando los obreros como meras piezas en cadena –una visión heredada de la manifestada en METRÓPOLIS (1927) de Lang- puede ser comparada con la expresada pocos años después por Chaplin, aunque cierto es que en ellas se ausente esa inigualable poética chapliniana, que sabía sublimar dicho marco. Será un contexto de modernidad que permitirá con unas elegantes y extrañas elipsis, mostrar con rapidez al espectador el ascenso social de Louis
Con esa tan original como experimental y, finalmente, desigual combinación, Clair logrará una extraña y poco conseguida mezcla de slapstck mudo, momentos cantados, devendrá especialmente torpe en las secuencias corales y, por último, demostrará en su propuesta una sorprendente ausencia de sentido crítico. Su alcance humorístico queda diluido como una “gracieta”, como una pura y simple diversión francesa de la época. Realmente eso era a lo que aspiraba el realizador galo en aquellos años en su cine. De forma superficial y bulliciosa, carente de cualquier tipo de compromiso narrativo y ético, su obra resulta en conclusión tan evanescente como lo hace este À NOUS... que culmina con el largo viaje a realizar por los dos amigos, uno perdiendo a la muchacha que ama y por la que no ha sido correspondido, y el otro toda su fortuna. Pero, y sin ánimo de ser malvado, intentemos comparar esa misma secuencia final con la que da cierre a la mencionada MODERN TIMES. Ahí está la clave, la enorme diferencia que separa el cine superficial y ligero de Clair, de esa visión humanística y demoledoramente crítica planteada por Chaplin en su magistral película.
Calificación: 2’5
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