THE DAWN PATROL (1930, Howard Hawks) La escuadrilla del amanecer
Primera de las películas que Howard Hawks asumió en el ámbito del cine sonoro –ocho títulos silentes, algunos de notable interés, le preceden en su obra-, lo cierto es que THE DAWN PATROL (La escuadrilla del amanecer, 1930) resulta por completo reconocible tanto en sus imágenes como en los temas abordados, dentro de ese mundo hawksiano que irá definiendo la obra de uno los más justamente reconocidos realizadores del cine norteamericano. La serenidad que caracteriza el discurrir de la película –sin que ello signifique dejar de lado la presencia de momentos revestidos de gran dramatismo-, la tensión interna que caracteriza tanto a sus personajes como al marco en donde todos estos pilotos se reúnen o esa sempiterna apuesta del realizador por el sentido de la amistad viril, como uno de los elementos vectores de su obra, son rasgos que se irán consolidando y reiterando en su filmografía con creciente madurez.
THE DAWN PATROL –que fue imitada de manera casi literal por Edmund Goulding una década después, utilizando las misma secuencias aéreas del referente que comentamos- se centra en el bando francés dentro del desarrollo de la I Guerra Mundial. En concreto, el film de Hawks muestra la cotidianeidad de un comando de aviadores que se ve sometido a constante misiones en contra de los alemanes. Misiones estas que son ordenadas por el Mayor Brad (Neil Hamilton), un hombre en apariencia irascible –en especial con su subordinado y antiguo amigo Dick Courtney (Richard Barthelmess)-, encargado de coordinar y ordenar las misiones que sus superiores le marcan diariamente. Todo ello marcará un mortuoria rutina con la progresiva desaparición de aviadores, que de forma inmediata serán sustituidos por jóvenes voluntarios. Podría señalarse a este respecto, que el film de Hawks propone una mirada contemplativa sobre el hecho bélico, aunque no sería del todo verdad insertar dicha apreciación, en la medida que en todo momento esté presente esa sorda denuncia en contra de la inutilidad, el dolor e incluso el absurdo que ofrece esa interminable rueda de alcance mortal que, día tras día, queda expuesta de cara a todos los jóvenes aviadores reclutados, entre los que destaca por su veterania y optimismo Dough Scott (Douglas Fairbanks Jr.). Lo cierto es que la línea argumental de THE DAWN... –basada en una historia de John Monk Saunders- se caracteriza por lo liviano de su anécdota. Quizá por ello supusiera un terreno abonado para que Hawks sentara los reales de su modo de concebir el cine, centrado en una particular desdramatización, apostando por la camaradería de sus personajes –especialmente los masculinos-, combinando a la perfección secuencias desarrolladas en interiores, en las que los diálogos nunca resultarán farragosos, al contrario que buena parte de la producción fílmica de aquellos primeros y balbuceantes derroteros de la palabra en el cine. Por el contrario, la película logra articular el diálogo de manera adecuada en las situaciones por lo generalcentradas en el interior del destacamento, en secuencias dispuestas dos ó tres personajes, logrando con ello una rara sensación de autenticidad que, por lógica, contribuya a extraer ese cierto estatismo de los comienzos del sonoro.
Pero luchando contra ese auténtico cáncer ubicado en estos primeros pasos del sonoro, el film de Hawks se caracteriza por su fuerza opresiva y casi fúnebre. Ni siquiera los cánticos nocturnos y corales de los pilotos, restando importancia al riesgo mortal al que cada amanecer se exponen, evitan esa tensión interna que rodea la vida diaria de estos jóvenes reclutas. El realizador sabe articular las diversas vertientes del material que tiene entre manos, logrando hacer progresar el mismo bajo diversas vertientes complementarias. Una de ellas, sin duda la más recordada, lo suponen las secuencias aéreas, que aún hoy día adquieren una enorme fuerza visual, en especial en ese deslumbrante tramo final, en el que Courtney decide asumir el mismo una misión que iba destinada para su mejor amigo –Scott-, inmolándose no sin antes lograr una misión estratégica de gran importancia –el bombardeo de unas fábricas de producción de armas-. Todo ello, en un episodio magistral, que culminará el casi inevitable derribo del avión que porta nuestro enviado, no sin antes recibir un saludo afectuoso por parte del mítico Von Richthofen –el aviador temible de las fuerzas alemanas-.
Y es precisamente ese gesto devuelto por Courtney instantes antes de su muerte, el que apela por un lado a la demostración de la caballerosidad que caracterizó la I Guerra Mundial, que tendrá otro exponente en el trato que tendrá la captura de un piloto alemán –que instantes antes había disparado y batido a compañeros franceses-, y que será tratado con generosidad por sus captores. Todo ello, a mi modo de ver, caracteriza el gusto de Hawks por el detalle, que tendrá ejemplos claros en ese recuerdo que entregará a Courtney en joven e ilusionado Donny (William Janney) –hermano de Scott-, tras una charla mantenida entre ambos, en la que el superior intenta explicar al muchacho el enorme riesgo que corre al haberse afiliado, y entendiendo éste el riesgo al que se enfrenta de una muerte cercana.
THE DAWN PATROL supone además la primera aproximación del gran cineasta a esa mezcla de cine bélico o aviación, combinado con el tinte aventurero que siempre caracterizó su cine. Es algo que tendría posteriores ejemplos con CEILING ZERO (Águilas heroicas, 1936), la inmediatamente posterior THE ROAD TO GLORY (1936) o la maravillosa ONLY ANGELS HAVE WINGS (Sólo los ángeles tienen alas, 1939). Mientras tanto, retengamos de esta película la tensión que siempre se detecta en el interior del destacamento, del que Hawks logra extraer todo su partido dramático, mediante una dinámica utilización de sus dependencias –escaleras, pasillos, habitaciones, etc.-, la acertada inclusión de diálogos secos, concisos y revestidos de gran dureza, el recurso al detalle –la estrategia que Courtney despliega con Scott, forzándolo a emborracharse para acudir él en su lugar a una misión totalmente suicida-, e incluso la presencia de momentos en los que esa cotidianeidad ofrece incluso atisbos de comedia. Unamos a ello la presencia de rótulos de describen algunos instantes, o incluso otros que sitúan la acción e incluso servirán para anunciar al temido piloto alemán, y tendremos el conjunto de este atractivo film, del que no me gustaría dejar de destacar la brillante labor interpretativa de Richard Barthelmess –sus apartes llorando y lamentando las terribles situaciones vividas, hablan por sí solas de la sensibilidad del intérprete-, que cabría extender en la soltura y carisma demostrado por un joven Douglas Fairbanks Jr., o el vigor del generalmente melifluo Neil Hamilton. Ello sin olvidar la adecuada presencia de James Finlayson, el eterno rival y contrapunto a los films protagonizados por la pareja cómica formada por Stan Laurel y Oliver Hardy. En definitiva, contemplando THE DAWN... uno entiende a aquellos que ya hace tiempo afirmaron –pese a haber tenido un periodo de rodaje en el cine silente- que en Hawks se definió de forma primordial un cineasta para el que la palabra y la imagen fueron siempre de la mano de manera armónica. Pero además de ello, en esta película se dejan entrever de manera nítida, esas constantes que forjarían el mundo temático y expresivo de su cine posterior.
Calificación: 3
1 comentario
santi -
hawks era uno de los mas grandes o es, en los 30 todavia era el genial director que todos conocemos , como ford al final de los 30 ya empezo a hacer con mas continuidad grandes peliculas hasta el final de su carrera y como ford a raiz de entonces se cuentan con los dedos de una mano sus peliculas fallidas
su obra 30 pese a no ser perfecta si resulta interesante y yo he visto la peli de goulding y me gusto , si esta es igual o mas interesante tendre que verla