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CINEMA DE PERRA GORDA

HER CARDBOARD LOVER (1942, George Cukor)

HER CARDBOARD LOVER (1942, George Cukor)

Dentro de la dilatada filmografía de George Cukor –más de sesenta películas-, HER CARDBOARD LOVER (1942) posee el dudoso honor de ser uno de sus títulos más desconocidos. Y no deja de suponer una pequeña injusticia, en la medida que sin suponer una de las cumbres de su cine, su discurrir no se encuentra por debajo de otros exponentes de su obra, que gozan en algunas ocasiones de una fama a mi entender desmesurada –un ejemplo pertinente sería el de ADAM’S RIB (La costilla de adán, 1949)-. Cierto es que nos encontramos en un periodo en donde podemos hallar algunas de sus obras más justamente valoradas, como THE PHILADELPHIA STORY (Historias de Filadelfia, 1940), pero también hay que recordar que junto a ella se alternan otras de menor entidad –SUSAN AND GOD (1940), TWO-FACED WOMAN (La mujer de las dos caras, 1941)-, entre cuyo contexto el título que comentamos no debería chirriar en absoluto. HER CARDBOARD… destaca por suponer una comedia ligera dotada de un nada desdeñable timming, centrando su metraje en la historia de la pasión amorosa que, de manera repentina, se insertará en el joven y apuesto Terry Trindal –un Robert Taylor que demostraba una mayor cualificación para la comedia de la que se le solía reconocer-, hacia la sofisticada Consuelo Croyden (Norma Shearer) –también bastante entonada en su rol protagónico-. La insistencia del primero y la permanente actitud esquiva de la segunda, se erigirán en un divertido bloque, en el que la interacción de ambos intérpretes brinda un resultado ágil y chispeante, erigiéndose en una muestra más o menos tardía de la screewall comedy, y resaltando en su metraje la ligereza y el progresivo acercamiento que se va produciendo entre ambos protagonistas, con la ingerencia entre ambos del pretendiente por quien Consuelo se encuentra subyugada –Tony Barling (George Sanders)-. Este es un bon vivant de mediana edad, consciente de su ascendencia con Consuelo, a la que literalmente maneja en la expresión de sus sentimientos. No será hasta la inesperada aparición de Trindal  -quien de forma repentina mostrará su fascinación por esta-, cuando se introduzca el tercer vértice un triángulo que hay que reconocer proporciona una comedia agradable, que merece ser destacada sobre todo por el ya señalado hecho de su general –e injusto- desconocimiento. Llegados a este punto, hay que reconocer que su metraje discurre con un sentido del ritmo notable y atesora cierta elegancia, en medio de una propuesta argumental –tomada como base de una obra teatral originaria de Francia-, desarrollada a través de un guión en el que participan entre otros, figuras de la talla de Anthony Veiller.

Con todos estos elementos, Cukor elabora un conjunto chispeante en el que no se dejan de destacar la presencia de personajes secundarios, como ese juez o, sobre todo, la impagable criada Eva, encarnada con un gran sentido del humor por una estupenda Eliazabeth Patterson, poniendo en práctica situaciones francamente divertidas, como las constantes argucias de Trindale para lograr la atención de la protagonista, llegando incluso a plantearse situaciones cercanas al slapstick, como las simulaciones de este a la hora de escenificar un intento de suicidio en la terraza de Consuelo, o la complicidad que la criada muestra con este –quizá más demostrativa del desprecio que siente por Barling, al que no duda en considerar un hombre de mundo de escasa catadura moral-. Una de las grandes virtudes de HER CARDBOARD LOVER, reside en ese sentido del ritmo que esgrime en todo su metraje, logrando por un lado soslayar la ascendencia teatral de su material de partida, y de forma paralela introducir no pocos elementos que permiten que el espectador vaya percibiendo el progresivo cambio de actitud que la protagonista va asumiendo en esa relación que se inicia de forma casi accidentada –y en un casino- con Terry, a quien prácticamente no podrá quitarse de encima, dada la persistente fascinación que siente por ella, mientras que por el contrario Consuelo no logra desprenderse de ese mismo sentimiento marcado de manera injustificada hacia Barling. La realidad es que el film de Cukor destaca en el ritmo y la ironía marcada en todo su metraje, siendo todo ello un elemento suficiente para reivindicar, siquiera sea de manera moderada, una comedia atractiva que merece emerger de ese injusto olvido al que se ha visto sometida durante décadas, y que supone una muestra más de la destreza del realizador con la comedia, al tiempo que disfrutar de hora y media sin duda divertida, en la que sotto voce se introducen no pocas reflexiones y elementos chispeantes en torno a la real importancia de las relaciones humanas. Así pues, pese a trascurrir casi siete décadas desde que fuera realizada, mantiene una nada considerable vigencia como tal producto cinematográfico.

Calificación: 2’5

1 comentario

Feaito -

Vi esta comedia, que según cuentan los libros de cine, junto con "We Were Dancing" (1942), sepultaron la carrera de Norma Shearer y cuando la vi sentí que se trataba de un película injustamente vilipendiada y sub-valorada por la Crítica. Concuerdo absolutamente con tu review. Después vi la versión de 1932 de la misma historia "The Passionate Plumber" con Irene Purcell, Buster Keaton, Gilbert Roland y Jimmy Durante, buena también, pero muy distinta a la versión de Cukor.