THIS MEANS WAR (2012, McG) Esto es la guerra
¡Quien me iba a decir que, de manera totalmente inesperada, iba a incurrir en la trampa de contemplar un film firmado por el fantasmagórico McG! Se trata de uno de esos casos en los que, sin haber visto título alguno de los pocos por él filmados, la intuición me hace recrear todo aquello que jamás apreciaría como valioso en el cine que me gusta contemplar. Pero hete aquí, como la curiosidad de contemplar como funcionaba un reparto tan curioso como el formado por el espléndido Tom Hardy –atención a una superestrella en potencia-, el aparentemente melifluo Chris Pine –del que nos llevaremos una sorpresa- y la pizpireta Reese Witherspoon –que lo queramos o no, sigue manteniendo el rumbo de su carrera, aunque en ella se echen de menos roles de mayor arrojo-, me planteé mi periódica sesión de “cine de palomitas”, hasta descubrir en los títulos de crédito la firma del tal McG. Ya era tarde para dejar la elección tomada… y confieso que no me arrepiento de ello, ya que pese a que entre nuena parte de la crítica estadounidense ha llegado a ser calificada como la peor película del año (sic), lo cierto es que encontré en ella un producto tan discreto como por momentos divertido, en el que la la presencia de clichés propios dentro de los típicos triángulos de comedia que se han venido sucediendo desde que el género se consolidara en el séptimo arte.
Y lo cierto es que THIS MEANS WAR (Esto es la guerra, 2012, McG) se inicia bajo los peores augurios, dentro de una secuencia de acción en la que los dos agentes protagonistas FDR Foster (Pine) y Tuck (Hardy), efectúan una operación en teoría considerada secreta y planificada dentro de la discreción, pero que bajo su altanería se convertirá en un auténtico despropósito, levantando los ánimos de venganza de uno de sus protagonistas, el temible Heinrich (Til Schweiger). La secuencia será una demostración del peor desciñe de acción de nuestros días, dominada por el abuso del plano corto, hasta llegar a unos extremos casi incomprensibles bajo la mirada humana. Sin embargo, y por fortuna, tan solo otra escena del film asumirá –en menor medida- esta temible tendencia, puesto que la película se inclinará por una vertiente de comedia, centrada en la extrema camaradería de los dos agentes, que tienen su despacho y sus acciones frente a frente en la central desde la que ejecutan sus misiones. Sin embargo, y pese a su buena presencia y la facilidad que en teoría tendrían para conseguir conquistas femeninas, ambos recaerán de forma paralela en la tentación de exponer sus perfiles en las redes sociales de Internet. En el perfil opuesto se encontrará Lauren (Witherspoon), una vendedora de parrillas, a la que una íntima amiga incluirá sin su permiso su perfil también en estas redes sociales, produciéndose la casualidad de que su perfil provoque la atracción de los dos protagonistas masculinos.
Como se podrá deducir, a partir de dicha premisa, el devenir de THIS MEANS WAR se dirime en una sucesión de situaciones encaminadas a dilucidar cual de las dos personas será por la que finalmente se decidirá Lauren, ya que FDR se caracterizará por su elegancia, mientras que Terick –que se encuentra separado y con una hija-, queda definido por una personalidad más brutal pero quizá más noble y directa. Evidentemente, a partir de ese doble contacto, nuestra protagonista femenina no dejará de someter a sus dos inesperados candidatos –que inicialmente no conocen ser competidores en sus sentimientos-, bajo los consejos de su experta amiga. Sin embargo, llegará un momento en que Trick y FDR descubran la realidad de que son rivales en el amor, estableciendo para ello un pacto que en realidad jamás cumplirán. Y uno de los elementos más divertidos del film de McG, reside en la incorporación de los adelantos de información –bordando claramente los límites de la intimidad, y aludiendo para ello a la denominada ley patriótica-, procedentes de su profesión, a la hora de seguir los pasos de sus respectivos oponentes, lo que provocará situaciones ciertamente divertidas y, ante todo, discurriendo la película dentro de un ritmo ligero, pero nunca dominado por los parámetros actualmente en vigor dentro del cine de acción. Secuencias como la que muestran los supuestos gustos pictóricos de FDR ante Lauren –para lo cual utilizará la ayuda de unos pinganillos que en un momento dado le fallarán-, o la progresiva escenificación que ambos pondrán en marcha al conocer los gustos de esa mujer deseada por ambos. Ese juego puesto a punto utilizando las máxima tecnologías, llegarán incluso a plantear una situación que será descubierta por Trick en los últimos instantes del film, pero que en su momento revestirá una singular efectividad, excitando al máximo los celos de FDR, con quien llegará a romper todo tipo de amistad.
Ni que decir tiene que en un momento dado, la intromisión del temible Heinrich –que ha logrado localizar en la distancia a aquellos das agentes que destrozaron su valiosa operación, servirá para unir de nuevo a esos dos amigos de toda la vida, compañeros de andanzas –tal y como lo efectuaran en tantas buddie movies –como en el caso de LETHAL WEAPON (Arma letal, 1987. Richard Donner), aunque aplicando una mayor dosis de sentido del humor –confieso que en la ligereza del film en varias ocasiones me carcajeé a gusto, revelando en las indicaciones que Lauren ofrece a su amiga y que son contempladas por estos, una visión bastante acerada de dos arquetipos de masculinidad que irán variando de forma deliberada, con la sola intención de captar el interés de la joven candidata del amor de ambos. Llegados a este punto, y aunque soy consciente que no todo el mundo se mostrará de acuerdo, estimo que la química que ofrece el terceto protagonista –unamos a ello a la divertida Chelsea Handler en el rol de Trish, la eterna compañera-, y al deseo del previsiblemente temible McG de huir de ese sentido del exceso que solo mostrará en plena vigencia en ese olvidable episodio de inicio y en el tramo final del film, permiten que su resultado final devenga simpático. THIS MEANS WAR es una película que se centra en un triángulo amoroso que será resuelto de forma tan previsible como convencional, que no nos evitará conocer una sorpresa final por parte de un Trick que fue más honesto de lo previsible en aquella velada que tuvo con Lauren, y en la que desactivó todas las cámaras que se encontraban instaladas en el domicilio de esta. En definitiva, y pese a todas las valoraciones negativas, de vez en cuando resulta hasta grato reconocer que en un producto de puro consumo, uno se puede encontrar hora y media de sano y ligero divertimento… aunque ello no me haga disipar los recelos hacia la figura de este director de tan estrambótico nombre.
Calificación. 2
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