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CINEMA DE PERRA GORDA

THE PELAYOS (2012, Eduard Cortés) The Pelayos

THE PELAYOS (2012, Eduard Cortés) The Pelayos

¡Que decepción más grande me ha producido THE PELAYOS (2012)! No es que esperara en ella ni el DU RIFIFI CHEZ LES HOMMES (Rififi, 1955) de Jules Dassin ni el estupendo pero apenas conocido SEVEN THIEVES (1960) de Henry Hathaway. Tampoco es cierto que conociera ningún otro título ni aportación televisiva del catalán Eduard Cortés –y mucho que temo que tras este referente, este desconocimiento siga prolongándose con el paso del tiempo-. Sucede que aprecio en gran medida las películas basadas en temáticas relacionadas con el mundo del juego o robos más o menos planificados. Es cierto que uno de dichos exponentes siempre lo valoraré más que si se tratara de otra temática, aunque ello no me impida que en ocasiones dichas argumentaciones de base no encuentren en mí un especial aprecio –es el caso de la progresivamente cargante trilogía OCEAN’S… firmada por Steven Soderbergh-. Pero lo cierto es que la narración de la insólita e incluso apasionante historia forjada en la mente de la figura del polifacético Gonzalo García Pelayo –del que recuerdo incluso cuando en la década de los ochenta se estrenaron películas por él realizadas-, era un material de base estimo que magnífico, para haber planteado un producto de aquellos en los que la realidad supera a la ficción. Para aquellos que no lo conozcan, García Pelayo logró establecer un sistema con el que desbancó un casino, desarrollando una teoría basada en el seguimiento de las constantes del azar.

En teoría, esto es lo que nos relata el film de Cortés. Pero en la práctica, lo que contempla el espectador es una historia que si destaca en algo es por su evidente mezcolanza de elementos, como si en realidad estuviéramos visionando una serie de viñetas de nulo calado y conexión entre ellas mismas. Sin saber articular un relato en el predomine el drama o la comedia, y planteando una serie de estereotipos –decir personajes no supondría más que una necedad-. Lo que sobre el tapete hubiera dado juego para una historia repleta de un creciente interés, en realidad desde el primer momento se va diluyendo en una serie de situaciones carentes de interés, describiendo las circunstancias personales de cada uno de los componentes de la familia que encabeza Gonzalo –un Lluís Homar que, junto a Oriol Vila y Eduard Fernández, en calidad de director del casino, me parecen los únicos intérpretes que salen airosos de la función-. Este es un hombre ya maduro, que percibimos ha vivido la vida, y que se encuentra con la prohibición de pisar cualquier casino. Por ello enrola a sus hijos para llevar a efecto un plan que consistirá en apostar en todo momento los mismos números en las mismas mesas –de las que detectaran determinados elementos o constantes- para con ello lograr conseguir ganancias, que muy pronto alertarán al personal del casino al que tomarán como sujeto de su plan.

A partor de ese momento, THE PELAYOS se planteará como un desangelado juego entre el gato y el ratón –los componentes de la familia y los responsables del casino-, en el que destacará la presencia de unos personajes desagradables en su propia configuración, y en su propia interpretación. Llegados a este punto, no se si destacar en mayor medida la antipatía que me provoca el increíblemente sobrevalorado Daniel Brühl –ataviado con ese ridículo sombrero, aunque justo es reconocer que propicie una efectiva metáfora final-, o la estupidez que refleja un Miguel Ángel Silvestre en el rol del conquistador y choni componente de la familia, caracterizado por aparecer en pantalla no solo demostrando sus nulos recursos expresivos sino, ante todo, quedar como un auténtico subnormal.

Lo lamentable de THE PELAYOS, es que nunca encuentra su punto justo. En ocasiones parece que Cortés logra alcanzar el hilo conductor adecuado a la hora de narrar su historia, pero esta se desvía por parajes en los que el interés se pierde por completo. En pocas palabras, cuando la acción del film se centra en la puesta en práctica del plan ideado por Gonzalo (Homar) la película llega a albergar un cierto atractivo –especialmente remarcado en la plasmación del giro que se expresa en el tramo final del relato-. Sin embargo, al centrar su metraje en los avatares colaterales seguidos por los componentes de la familia, este llega incluso a pasajes dignos de la más estúpida comedieta norteamericana. Es triste que Cortés no hubiera seguido un sendero que en teoría no resultaba complejo –y ahí tenemos el ejemplo de la muy estimable EL GRAN VÁZQUEZ (2010. Óscar Aíbar)-, diluyéndose en una estructuración mareante, difusa y en muy pocas ocasiones efectiva propuesta, que realmente me irrita, precisamente por partir de una trama de la que esperaba bastantes posibilidades. En suma, una enorme decepción que sinceramente lamento, dadas las posibilidades que de antemano intuía, y el criterio que no soy el único en mantener, de que en el cine español se funciona mejor manejando el cine de géneros. Y es quizá en no haber seguido dicha máxima, donde se encuentra la base de que nos asistamos ante un título no solo fallido, sino bajo mi punto de vista decididamente mediocre.

Calificación: 1

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