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CINEMA DE PERRA GORDA

A DANGEROUS MISSION (1949, Ted Tetzlaff) [Una profesión peligrosa]

A DANGEROUS MISSION (1949, Ted Tetzlaff) [Una profesión peligrosa]

Reconocido fundamentalmente por sus excelencias como operador de fotografía, Ted Tetzlaff sobrellevó de forma paralela una filmografía como director, cercana a los quince títulos, todos ellos encuadrados en las décadas de los cuarenta y cincuenta. A la hora de referirse a ellos, la mirada se dirige al que quizá sea el más valioso y reconocido THE WINDOW (La ventana, 1949), un estupendo thriller narrado desde el punto de vista y la mirada de un niño que ha contemplado un asesinato. No son muchos los exponentes de Tetzlaff como director que se han podido contemplar, pero en ellos predomina una cierta apatía, que no le hace destacar de manera especial dentro de la numerosa pléyade de artesanos que hicieron grande el cine USA de aquellas dos décadas. Sin embargo, y como suele suceder en ocasiones, la sorpresa viene a corroborar que incluso en profesionales de limitadas cualidades, pueden surgir en ocasiones títulos que ratifican ese enunciado particular que tanto suelo seguir de la “política de las películas”, por encima de la un tanto periclitada y cahierista “política de los autores”. Un ejemplo pertinente de ese enunciado nos lo proporciona A DANGEROUS PROFESSION (1949) –nunca estrenada en España, aunque editada digitalmente con la traducción literal de UNA PROFESIÓN PELIGROSA-, que tras la mencionada THE WINDOW –que se rodó inmediatamente antes de la misma-, probablemente se erija como el título más solvente del en otras ocasiones más plomizo realizador. De entrada, partimos con un plus de originalidad, al adentrarnos en un argumento centrado en una de las agencias de préstamos que se sitúan muy cerca de los juzgados, al objeto de servir como responsables de las fianzas de cualquier tipo de detenido. Un rápido montaje aunado con la irónica voz en off de Nick Ferrone (Jim Backus), teniente de policía y amigo del protagonista- –Vince Kane (un George Raft más creíble que en otras ocasiones)-, nos describe esta actividad tan legal como adornada de elementos cuestionables. Kane es un ex policía que decidió asumir la condición de fiador, junto a su socio mayoritario Joe Farley (Pat O’Brian). Ambos conocen a la perfección los trucos de un submundo en el que han de despachar con delincuentes y todo tipo de personajes y situaciones. Personalmente, no recuerdo ninguna otra película que tenga como eje de su narración el mundo de los prestamistas en el entorno de la justicia. Un prometedor punto de partida que tendrá una acertada continuidad al ir descubriendo la relación de Kane con Ferrone –antiguo compañero de profesión-, y la pasión que años atrás mantuvo con Lucy Brackett (Ella Raines), cuya ruptura para casarse con Claude Brackett (Bill Williams), sumió a nuestro protagonista en un contexto de escepticismo, pese a su declarada condición de mujeriego, tal y como comprobaremos al inicio del film. El destino marcará la detención de Claude -que se encuentra relacionado con un grupo de estafadores en los que se esconde incluso un asesinato-, que inesperadamente le acercará de nuevo a su añorada Lucy, de la que en cualquier caso se sentirá despechado, y quien le pedirá ayuda para cubrir los veinticinco mil dólares de fianza que se le han aplicado, teniendo ella tan solo cuatro mil. Pese a las reticencias iniciales, Kane aceptará cubrir la fianza, enfrentándose incluso con su socio. Sin embargo, de nada servirá el favor prestado puesto que Claude será asesinado –el instante en que Kane contempla el cadáver de Williams al serle mostrado por Ferrone es uno de los más brillantes del film, el ser encuadrado el momento tras una puerta con cristal opaco, viendo tan solo la sombra de los dos testigos. A partir de ese momento, A DANGEROUS PROFESSION se introduce en el sendero de la intriga policíaca, tomando el hilo de la misma el propio Kane –al que con la desaparición de Claude les sería devuelta la fianza-, sin duda sintiendo interiormente la desolación de la que fue el gran amor de su vida, quien de todos modos le confesó que no mantenía una relación estable con ese esposo que interrumpió la relación con ella. A partir de una duración escueta, provisto de unos diálogos afilados y cortantes, acertando de manera muy especial en la relación establecida entre los dos socios –a lo que contribuye la inesperada química que se establece entre Raft y el excelente O’Brian-, Tetzlaff lograr ensartar los mimbres de un interesante relato policíaco, en el que nuestro protagonista irá introduciéndose de manera peligrosa en un marasmo donde personas muy cercanas a él, conforman una sospechosa red en la que se encontraba el asesinado Brackett, y cuyo brazo ejecutor fue el temible Jerry McKay (Roland Winters). Más allá de la singularidad de la temática elegida, un elemento de especial interés en la película, podría centrarse en la recuperación por parte del protagonista de tres personas importantes en su vida. De un lado la estima del agente Nick Ferrone –que en un momento dado ha dudado del sentido de la legalidad de sus actuaciones-. Por otra parte la de su propio socio –que del mismo modo llegará a plantear sospechas ante nuestro protagonista, de estar ligado al entramado que orquestó la muerte de Claude y previamente un agente de policía-. Y, finalmente, el inesperado reencuentro con Lucy. Un extraño triangulo que devolverá el sentido de la existencia a un hombre escéptico y dominado por una soterrada amargura. Junto a ese señalado sentido punzante de los diálogos, A DANGEROUS PROFESSION destacará por la eficacia de su ritmo, la presencia de un seguimiento final por parte de los agentes de Ferrone –ayudado por Lucy, a la que Kane ha dejado una señal en un recipiente-, sin faltar en su conjunto destellos de ironía. De ellos, no puedo dejar de destacar quizá el más brillante, capaz de definir todo un carácter. Se trata del que sucede tras la conversación disuasoria de Farley con Kane, ofreciéndole una bebida poco recomendable que este rechaza, al mismo tiempo que su proposición para que deje de indagar en el caso tan peligroso al que se ha encomendado. Tras señalarle nuestro protagonista lo horrendo de la bebida y marcharse, el socio intuirá y se percatará de la veracidad de la misma. Sin embargo, ello no le impedirá aprovechar la situación, devolviendo el líquido a la jarra de donde procede.

Calificación: 3

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