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CINEMA DE PERRA GORDA

STAR! (1968, Robert Wise) La estrella

STAR! (1968, Robert Wise) La estrella

Hay ocasiones en las que el destino aparece adverso para exponentes artísticos de marcado carácter comercial y / o artístico. Es evidente que el inesperado éxito de THE SOUND OF MUSIC (Sonrisas y lágrimas, 1965. Robert Wise), marcó una continuidad en el seno de la 20th Century Fox, cuando Robert Wise y Saul Chaplin, tuvieron la intuición de desarrollar un proyecto que al mismo tiempo sirviera para prolongar el enrome éxito personal logrado por Julie Andrews, que tenía bajo contrato un posterior compromiso con el estudio. Fruto de esta coyuntura, surge el costoso proyecto que confluyó en STAR! (La estrella, 1968), que en esencia se ofrecía como una biografía de la estrella británica Gertrud Lawrence (1898 – 1952), transmitiendo en sus imágenes, todo un homenaje a la pasión de la vocación teatral y, en conjunto, al mundo del espectáculo, como elemento catalizador de las clases populares.

Sin embargo, la película no funcionó. Quizá por coincidir el mismo año con la exitosa –y manifiestamente inferior- FUNNY GIRL (Una chica divertida, 1968. William Wyler). O quizá por que el contexto de superposición que esgrimía el film de Wise, había quedado ya periclitado, cara a los gustos del público. Sería esta una digresión ante la que podrían oponerse algunas consideraciones, pero lo cierto es que su exhibición constituyó no solo un estrepitoso fracaso comercial, sino que la incomodidad que planteaba la propia película, favoreció que su presencia fuera oscurecida durante muchos años. No fue hasta inicios de la década de los noventa, cuando STAR! fue reestrenada, incorporando a su metraje todos aquellos fragmentos que se habían amputado a su exhibición inicial, e iniciándose un proceso de reivindicación, del que indudablemente aparece como uno de los últimos grandes musicales de ese Hollywood que se encontraba prácticamente en las puertas de su desaparición. Y es que, contra todo pronóstico previo, el film de Robert Wise sabe aunar en su fluido metraje de tres horas, el gran espectáculo y lo intimista. Sabe introducirse en la personalidad de una actriz fascinante y caprichosa al mismo tiempo. Lo hace del mismo modo, brindando una mirada sincera y melancólica, en torno a ese mundo del espectáculo, que en la escena británica tuvo su marco inolvidable en esos teatros viejos y desvencijados, donde generaciones y generaciones de ciudadanos fueron forjando su entretenimiento de masas, al tiempo que considerando la escena como elemento de su propia cultura. En medio de todos estos elementos temáticos, surge esta superproducción, que se estrena pocos meses antes de otra biografía de similares características, como fue ISADORA (Idem, 1968), dirigida por Karel Reisz, y protagonizada por Vanessa Redgrave. Sin embargo, Robert Wise dejó de lado cualquier reivindicación feminista o combativa en su personaje protagonista, dividiendo la película en las dos mitades clásicas de cualquier superproducción, insertando además un entrañable preludio, con la interpretación de una orquesta, sobre el telón de fondo de las principales obras que la actriz interpretó, generalmente de la mano del mítico Noel Coward. En realidad, siendo sintéticos, la primera mitad de STAR! se centra en la descripción de los primeros pasos, vitales y artísticos, de la protagonista, en medio de los barrios miserables del Londres de principios de siglo. Por su parte, una vez ya consagrada, la segunda mitad se centrará en su vida sentimental, al tiempo que efectuando una descripción de cierto calado psicológico, en torno a las inseguridades que proporciona la fama, centrado en un ser amable, dominado por una personalidad extravagante y huidiza, descrita dentro del ámbito del transito de los “felices años veinte”, a la Gran Depresión.

Y en el haber de Wise se debe destacar el equilibrio logrado en ambas vertientes, no compartiendo algunas opiniones autorizadas que señalan la superioridad de esa primera parte, sobre la segunda. Y es que justo es reconocer, lo destacable de esa mitad inicial, sobre todo por la rigurosa ambientación –de claras raíces dickensianas-, que preside la plasmación de los primeros pasos artísticos de la actriz y cantante, y la cercanía que manifiesta la recreación de esos números musicales, todos ellos filmados a partir de las propias actuaciones en los distintos teatros. De tal forma, resalta la emotividad que desprende el número en el que, de manera inesperada, Lawrence se consagra, dentro de unos pasajes llenos de frescura, que contagian en su entusiasmo al espectador. Son dos, los elementos que enriquecen y hacen tan fluido el conjunto de STAR!. Uno de ellos es la excelente fotografía en color de Ernest Laszlo, y otro, la precisión del montaje efectuado por William Reynolds, contribuyendo este último a esa extraña fluidez que, a mi modo de ver, permite que su visionado haya logrado pervivir con el paso de los años con tan buena salud.

Varios son los factores complementarios que contribuyen a este sólido y perdurable resultado. De un lado resulta muy atractivo ese homenaje al teatro popular. A ese vaudeville, al que se entregan una serie de números musicales, en los que casi se respira esa pasión, rompiendo en buena medida la corriente habitual de situar esos números como prolongación de la acción de cualquier musical. Esa autenticidad en su puesta en escena, la diversidad de esos números, e incluso la reacción de los espectadores ante apuntes de comedia escénica –atención a las reacciones en las escenas que evocan el estreno de Easy Virtue-, tendrán una rotunda expresión en ese apoteósico final –The Saga of Jenny-, que además se iniciará incardinando con otro de los elementos que proporcionan singularidad a la película. Me refiero la presencia de esa filmación –plasmada en pantalla cuadrada y blanco y negro-, que en todo momento será supervisada por la propia Lawrence, y con la que interactuará, sirviendo de mirada distanciada en torno a la propia concepción de biopic de la narración. Esa propia filmación original en blanco y negro, servirá para introducir ese número final, transmitiendo en el espectador una extraña sensación de vértigo que, a fin de cuentas, posibilita esa apoteosis en torno a ese homenaje al oficio del entertainment.

Y hay algo que, a mi modo de ver, proporciona un especial carácter a STAR!, y es la ocasional y oportuna incorporación de secuencias y elementos intimistas, en los cuales la precisa utilización del plano–contraplano, y la excelente dirección de actores brindada por Wise, tendrá sus dos principales aliados en la entrega de una fabulosa Julie Andrews, que brinda con absoluta compenetración uno de los mejores roles de toda su carrera –no olvidemos que ella misma surgió, décadas después, de ese mismo ámbito artístico-, ayudado por el enorme acierto de casting que supone la presencia de un Daniel Massey encarnando con absoluta implicación, el siempre ocurrente Noel Coward, el auténtico mentor y pareja inseparable de la andadura de Gertrie, hasta el punto de brindarle los estrenos de sus obras más significativas, que incluso protagonizó con ella, tanto en la escena británica, como en la neoyorkina. Una elección la de Massey, específicamente recomendada por el propio Coward, y que proporciona uno de los máximos atractivos de este musical puente, auténtica inflexión en un género, dominado por las superproducciones, que los agónicos grandes estudios, no supieron calibrar que no contaban con el plácet del público, por encima de su mayor o menor grado de interés. Catástrofes comerciales como PAINT YOUR WAGON (La leyenda de la ciudad sin nombre, 1969. Joshua Logan) o HELLO, DOLLY!(Hello Dolly, 1969. Gene Kelly), estaban a la vuelta de la esquina.

Calificación: 3

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