Blogia
CINEMA DE PERRA GORDA

THE LONG, LONG TRAILER (1954, Vincente Minnelli) [Un remolque larguísimo]

THE LONG, LONG TRAILER (1954, Vincente Minnelli) [Un remolque larguísimo]

De entrada, sorprende que tras títulos de considerable calado en la andadura de Vicente Minnelli, este se aviniera a rodar una comedia, digámoslo así, ‘menor’. En cualquier caso, un seguimiento riguroso de su obra, plantea no pocos ejemplos en este sentido. Pero es que, al mismo tiempo, al analizar THE LONG, LONG TRAILER (1954), se desprenden no solo determinadas claves, que posteriormente se reiterarían, en los modos con los que el gran realizador expresó su mirada en torno a dicho género. Y, al mismo tiempo, pese a su aparente corto alcance, no cabe duda que nos encontramos, ante una muestra que preludia, no pocos de los derroteros que seguiría la comedia, en una renovación que ya se estaba gestando en esos mismos años.

La película, se inicia de manera ingeniosa, con el relato desesperado de uno de sus protagonistas, Nicholas Collini (Desi Arnaz), al vendedor de caravanas, e iniciando un relato en off en flashback, dentro de unos modos que, perfeccionados y multiplicados, utilizaría el mismo Minnelli en la posterior DESIGNING WOMAN (Mi desconfiada esposa, 1957), al tiempo que poniendo en práctica un recurso narrativo, bastante frecuentado en el género -la inmediatamente posterior THE SEVEN YEAR ITCH (La tentación vive arriba, 1955. Billy Wilder), lo atestigua-. Ello nos retrotraerá levemente en el tiempo, para asistir a la intención del inminente matrimonio, formado por él mismo y su esposa Tacy (Lucille Ball), de comprar una caravana. Una compra esta, especialmente alentada por la futura esposa, argumentando para ello el -supuesto- ahorro, que dicha decisión les conllevaría, sobre todo, teniendo en cuenta, la profesión nómada de su marido.

A partir de esta sencilla premisa, el film de Minnelli se desarrollará en una serie de episodios de comedia de desigual calado, ligados por una muy sencilla línea argumental, a través de los cuales se plasmará una nada solapada visión crítica, en esa sociedad que ampara el recién asumido American Way of Life. No cabe duda que THE LONG, LONG TRAILER, tiene su razón de ser, como vehículo al servicio de la pareja formada por Lucille Ball y Desi Arnaz -matrimonio en la vida real-, de enorme popularidad televisiva, con el longevo show ‘I Love Lucy’, en antena entre 1951 y 1957. A tanta distancia, tanto en el tiempo como en su contemplación, uno personalmente señalaría la perdurabilidad de la vis cómica de la Ball, mientras que en muy pocos instantes, se pueda empatizar con el anodino Arnaz, muy lejos de las capacidades que, en dicho género, podrían plantear nombres como Tom Ewell, a la hora de asumir con la suficiente ironía, esa representación del norteamericano medio. En cualquier caso, nos encontramos con una comedia fruto de su tiempo, en cuyo discurrir se transmiten elementos que preludian esa última explosión de la misma, de la mano del propio Minnelli, Donen, Wilder, Tashlin, Edwards, Quine o, años después, Jerry Lewis.

Y es que, por momentos, uno tiene la impresión que esta película parece que se le ha escapado de las manos a Tashlin. Sobre todo en aquellas secuencias centradas en el protagonismo de esa casi monstruosa caravana, en la torpeza con la que su conductor la dirige, en las múltiples molestias que este sobrelleva cuando se introduce en la misma -constantes golpes en la cabeza entre otras-. A esa nada solapada ‘rebelión de los objetos’ que su propuesta plantea, cabe señalar como curiosa ligazón con el mundo tashliniano, la sensación que en no pocos momentos, albergo al considerarla, casi como un borrador de la posterior HOLLYWOOD OR BUST (Loco por Anita, 1956), la road movie que Tashlin filmó un par de años después, última que protagonizaron al unísono Jerry Lewis y Dean Martin. Es cierto que nos encontramos en ámbitos temáticos opuestos, pero no es menos evidente que su propia textura y configuración visual -pese a encontrarse rodados en estudios opuestos-, en no pocos momentos se observan una serie de semejanzas sorprendentemente fáciles de detectar, entre las cuales no cabe omitir incluso, la presencia de alguna canción.

Pero es que, en ocasiones, THE LONG, LONG TRAILER se inserta de lleno en el terreno del splastick, fruto del cual aparecerán felices episodios como el descrito bajo una lluvia torrencial, rematado con un gag sensacional, que probablemente suponga el momento más delirante de la película. Pero al mismo tiempo, hará acto de presencia, en su tramo final, un largo fragmento, de un tipo de humor, lindante con el suspense -en el que se describirá de manera casi angustiosa, el desplazamiento de la caravana por un difícil emplazamiento montañoso-, que tendría su expresión más rotunda, dentro del cine cómico norteamericano, en la muy posterior IT’S A MAD, MAD, MAD, MAD WORLD (El mundo está loco, loco, loco, loco, 1963. Stanley Kramer). Y junto a ello, si algo destaca de manera especial en esta curiosa y nada desdeñable propuesta de Minnelli, es la oportuna presencia de tres secuencias corales, en las cuales casi se pueden determinar sus mayores puntos de interés, expresándose en cada uno de ellos, una extraña sensación de misantropía, pese a que la misma, aparezca oculta, bajo los ropajes de la comedia. Una de ellas, preludiando algunos episodios posteriores, insertos en el cine de Jerry Lewis, describirá la celebración de una fiesta de bienvenida ¡dentro de la propia caravana!, por parte de los invasivos nuevos vecinos de un camping de caravanas. Un episodio delirante, dominado por la más entrometida de las vecinas, que no dudará incluso en adormecer incluso a la protagonista, que se mantendrá al margen del molesto evento, en el que Minnelli desplegará un admirable sentido del espacio escénico. Más adelante, asistiremos a otro pasaje, en el que las costuras de la risa se llegan a congelar y que, del mismo modo, parecen preludiar posteriores secuencias catastróficas del cine de Lewis. Me refiero al accidentado aparcamiento de la caravana, en la vivienda de la tía de Tacy, en el que la concatenación de catastróficas circunstancias, serán el detonante para que las máscaras de la aparente familiaridad, caigan con la misma rapidez, con la que los recién llegados, abandonarán avergonzados aquel entorno. Sin embargo, si tuviera que quedarme con un fragmento de esta modesta pero interesante comedia de Vincente Minnelli, no dudaría en elegir el magnífico slowburn que plasma cuando, a la salida de la boda, la pareja de recién casados, se suban a su vehículo, dispuestos a iniciar su viaje de novios. Lo harán, rodeados de todos los invitados, quienes no dejarán de jalearles y arrojarles arroz. Festiva actitud que se tendrá que repetir, de manera casi incómoda, puesto que el coche no arranca y despega, para reciente embarazo en la recién proclamada esposa.

Calificación: 2’5

0 comentarios