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CINEMA DE PERRA GORDA

OUTSIDE THE LAW (1956, Jack Arnold)

OUTSIDE THE LAW (1956, Jack Arnold)

Nos encontramos en 1946, en el entorno de un acuartelamiento norteamericano que salvaguarda sus intereses en Berlín. Allí una noche se producirá el asesinato a bocajarro de uno de sus oficiales. Es el inicio, percutante, pero al mismo tiempo casi, casi, serial, de OUTSIDE THE LAW (1956) producción Universal con la que Jack Arnold se insertaba en los meandros de ese noir tardío que en aquellos años pondrían en práctica, entre otros, cineastas tan atractivos y contrapuestos como Jacques Tourneur -NIGHTFALL (1957), THE FEARMAKERS (1958), Irving Lerner -MURDER BY CONTRACT (1958), CITY OF FEAR (1959)- o Don Siegel -PRIVATE HELL 36 (1954), THE LINEUP (1958). Propuestas que van de los excelente a lo simplemente apreciable, pero siempre caracterizadas por un peculiar nervio y acertar a transmitir en sus imágenes, por encima incluso de sus propuestas argumentales, el aroma de aquellos tiempos tan convulsos para la sociedad norteamericana.

Por eso, de entrada, sorprende la elección de una historia de Peter R. Brooke convertida en guion cinematográfico por Danny Arnold. Ya que ello deja de lado la habitual. contemporaneidad de estas propuestas de género, por más que su puesta en escena sí se suma a las habituales estos años. Tras su violento inicio, los títulos de crédito muestran un vuelo hasta USA, donde viaja Johnny Salvo (muy eficaz Ray Danton). Se trata de un expresidiario que conmutó su pena por una libertad condicional sirviendo a su ejército en tierras alemanas. Ya en suelo norteamericano se le propone limpiar de manera definitiva su historial, pero para ello ha de colaborar con las autoridades policiales de Los Ángeles. Y debe hacerlo dado que era compañero del soldado asesinado en Berlín, quien en el pasado fue acusado de falsificar billetes, un delito que se ha detectado de nuevo en los últimos tiempos. Para ello se le invitará a relacionarse con la viuda del finado, la joven y sensible María Craven (Leigh Snowden). En realidad, la entraña dramática de OUTSIDE THE LAW propone la historia de una doble soledad, en ambos casos siempre ligada a la figura de su protagonista. De un lado describe la nueva oportunidad al amor de María con Salvo, alguien quien en todo momento ha permanecido al margen de sentimientos -ella le señala en su primer encuentro que observa sus ojos vacíos-, Y de otro la oportunidad del padre del muchacho, el veterano agente Alec Conrad (Onslow Stevens) para provocar un progresivo acercamiento a él, motivo por el cual favoreció su traslado desde Alemania y el encargo de esta misión que podría limpiar los claroscuros judiciales del pasado.

A partir de esas sencillas premisas, puede decirse que lo más atractivo del film de Arnold proviene de su eficaz puesta en escena, aunque no siempre esta logre elevar la relativa rutina de su base argumental, que se erige como lo menos interesante de una película directa y brillante en sus mejores momentos pero que, en su conjunto, apenas puede salir del estadio de la medianía. No cabe duda que en su ayuda acude su brillante diseño de producción -especialmente destacable es la ambientación de ese cochambroso restaurante hispano y su entorno- realzado por la estupenda y contrastada iluminación en blanco y negro que le brinda Irving Glassberg, facetas ambas que proporcionan a su conjunto esa aura de inmediatez esencial para cualquier apuesta del género. En cualquier caso, no se deja de percibir en una cierta sensación dejà vú, sobre todo en lo poco creíble que aparece la rapidez con la que se estrecha la relación entre Johnny y María, e incluso en los recelos marcados entre el protagonista y su padre, aunque justo es reconocer que en esta última vertiente su fuerza dramática reviste mayor interés, en buena medida dada la química existente entre los intérpretes que encarnan el progenitor y su hijo, y a la disposición de pequeñas secuencias y diálogos que, sobre todo en el caso del primero de ellos, aciertan a definir el atormentado mundo interior de ese veterano comisario, que desea despejar los caminos en el afecto hacia su hijo, totalmente anegados desde muchos años atrás.

En cualquier caso, no dejo de reconocer que lo mejor de esta eficaz, aunque un tanto previsible OUTSIDE THE LAW se inserta en el entorno del extraño, apuesto y turbador personaje de Don Kastner, del que Grant Williams ofrece un escalofriante retrato, en el que sería su segunda película y, al mismo tiempo, su segunda colaboración con Arnold -su debut se produciría inmediatamente antes con RED SUNDOWN (1956) un western donde encarnaría a otro asesino psicópata con aspecto angelical-. Esa capacidad de Williams de encarnar el retrato de un joven de extraña psicología y aspectos psicopáticos, elevan todas y cada una de las escenas en las que aparece en pantalla. Destacaremos también en su discurrir dramático dos breves episodios que revelan esa posibilidad de humanización que, por el contrario, se encuentra ausente del resto del relato. Me refiero al encuentro con una pareja de humildes inmigrantes, que asumen con tristeza que han perdido dos mil quinientos dólares que recibieron en Londres, al estar sus billetes falsificados, o la secuencia confesional en la que el veterano Conrad pide a su más directo colaborador opine como está llevando su estrategia de acercamiento a su hijo.

No obstante, el film de Arnold eleva su tono y deja bien a las claras su tersura, en tres episodios caracterizados por su violencia. El primero se centra en la trastienda del desvencijado restaurante hispano, donde uno de los investigadores se adentrará para descubrir a su propietario descubriendo un cargamento de billetes falsificados, y recibiendo una grave agresión con un objeto de hierro. Junto a ella, dos escenas destacarán con especial fuerza, curiosamente, ambas con la presencia del citado Williams. La primera, la paliza que este y sus hombres propina a un despistado Johnny en la habitación de su hotel, en plena penumbra. La última y, sin duda, el episodio más brillante de la película, lo ofrecerá el enfrentamiento final entre ambos en medio de un almacén de autobuses, descrito con una espléndida planificación, y en donde la crudeza de la pelea entre ambos antagonistas por momentos resultará casi insoportable.

Por desgracia, OUTSIDE THE LAW concluye con demasiada ligereza, resolviendo esa doble soledad que discurría de manera subterránea por sus imágenes. Ello no impide reconocerle su innegable eficacia, así como ratificar el talento cinematográfico de su artífice.

Calificación: 2’5

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