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CINEMA DE PERRA GORDA

CHILD OF DIVORCE (1946, Richard Fleischer) [Hija del divorcio]

CHILD OF DIVORCE (1946, Richard Fleischer) [Hija del divorcio]

En cierta ocasión el gran Alfred Hitchcock manifestó: “No me gusta rodar películas con niños, perros y Charles Laughton”. Mas allá de la ironía, lo cierto es que la realización de películas con estrellas infantiles suponen uno de los –por así decirlo-, subgéneros más cargantes que ha ocasionalmente ha ofrecido el cine. Mas allá de la verdadera implicación en el análisis y desmonte de los mitos infantiles brindado por realizadores como Alexander Mackendrick, Jack Clayton o en menor medida, Robert Mulligan, lo cierto es que es bien común encontrarse con películas –incluso firmadas por grandes directores-, lastradas por el servilismo en estas aborrecibles “criaturitas”. Dentro del cine norteamericano de la década de los años 40, podría citar dos excepciones a dicha norma, ya que considero se tratan de obras francamente interesantes: EL MUCHACHO DE LOS CABELLOS VERDES (The Boy with Green Hair, 1947. Joseph Losey), y la prácticamente desconocida THE HAPPY YEARS (1950. William A. Wellman). Curiosamente –o quizá no tanto-, ambas películas las protagonizaba el entonces jovencísimo Dean Stockwell (sin duda uno de los mejores actores infantiles de la historia), años más tarde excelente actor juvenil y décadas después brillantísimo característico.

CHILD OF DIVORCE supone el debut del joven Richard Fleischer –Richard O. Fleischer consta en los créditos del film-, en el año 1946 y para la RKO. Para su primera obra cinematográfica de ficción asumió el remake cinematográfico de una adaptación de la obra teatral previa de Leopold L. Atlas. Todo ello con la intención de la productora de lanzar a la pequeña Sharyn Moffett como rutilante estrella infantil a partir de este drama que se basa en el trauma que la separación de los padres causa en su pequeña hija –en la anterior versión cinematográfica era un niño-. Todo ello, en los márgenes de la serie B y con un metraje de apenas una hora de duración.

Quizá sería demasiado pedir que a un director neófito ofreciera mas de lo que logró con este su debut, pero después de contemplarla no puede dejar de sorprenderme que Fleischer la tuviera en una gran consideración hasta el punto de destacarla como una de sus películas preferidas. CHILD OF DIVORCE –HIJA DEL DIVORCIO en la traducción castellana para su pase televisivo-, es finalmente una pequeña película que se resiente poderosamente tanto de la molestísima servidumbre hacia su protagonista infantil como del peso de su carpintería teatral, al tiempo que parece un film al que le hubiera hecho falta una duración mas amplia para desarrollar sus posibles sugerencias, mientras que en otros momentos –y con la distancia que proporciona el paso del tiempo-, su planteamiento entonces novedoso del tratamiento de estos temas nos parezca un tanto banal.

Sin embargo no es menos cierto que con todas estas insuficiencias Fleischer intentó –y logró en parte- extraer cierto partido dramático de una propuesta con tantas limitaciones. Ya desde su plano inicial nos sorprende ese travelling de retroceso en el que un aparente salón de estar se revela el interior de una sala de muñecas. De inmediato nos adentramos en la cotidianeidad del entorno de Roberta “Bobby” Carter (Sharyn Moffett), la hija de Ray (Regis Toomey) y Joan (Madge Meredith) –mucho mejor interpretado y definido el personaje de la segunda-. Son momentos que se suceden fundamentalmente en el salón del hogar de esta familia de clase media que muy pronto se va a ver invadida por la desunión de sus progenitores. En líneas generales son momentos intentan salvar a duras penas su lastre teatral, rodados en plano americano y con bastantes lugares comunes.

Poco después y en compañía de sus amigos, Bobby contempla por sorpresa un encuentro entre su madre y un nuevo acompañante, Michael Benton (Walter Reed) besándose incluso ambos en un parque y avivando el recelo en la niña. De forma sorpresiva su padre regresa de uno de sus viajes de negocios, creando la inquietud de su esposa, ya que esta previsiblemente iba a pasar otro encuentro con su amante. Los rumores llegan tanto a la niña como al propio marido favoreciendo la separación física, a continuación el divorcio judicial y las respectivas incomodidades de la pequeña al compartir vivencias con sus dos padres y comprobar que ambos tienen nuevos compañeros –también su padre-, mientras que sus deseos de unir a los mismos cada vez están más lejanos. Bobby llega a enfermar y los padres coinciden en el hecho de internarla en un colegio donde pueda reconducir su vida. Así harán, dejando a la pequeña en un nuevo mundo, con nuevas amistades y finalmente con la conciencia abierta ante su definitiva situación y su evolución adolescente al ser consciente de que sus padres nunca volverán a estar unidos, tal y como le sucede a tantos otros niños.

Es evidente que el tratamiento de Fleischer al menos procuró dotar a la película de un cierto realismo –máxime en la época en que estaba realizada-, huyendo de los tópicos al uso y dejando intuir no poca amargura y nihilismo. Por otra parte, intentó “airearla” cinematográficamente, ofreciendo algunas secuencias en exteriores –especialmente aquellas en las que la niña se rodea de sus iniciales compañeros de colegio-. Sin embargo, CHILD OF DIVORCE deja la impresión de ser una clara adaptación teatral ya que los entornos de sus secuencias son escasos y la forma de planificarlas casi marca la presencia de la famosa “cuarta pared” teatral. Hay excepciones notables, como puede ser el plano de acercamiento de la niña hacia el estrado del juez en la secuencia del juicio de divorcio –que me recordó lejanamente el plano de la memorable ... Y EL MUNDO MARCHA (The Crowd, 1928. King Vidor) en el que John Sims niño se acerca a contemplar el cadáver de su padre muerto-. Pero por encima de esta se encuentra la que a mi juicio constituye la mejor secuencia de la película, que es aquella en la que los amigos de Roberta molestan a la niña mientras juegan aireando los rumores de romance de su madre. Ella les replica y estos le lanzan puñados de arena increpándola, hasta que ella se esconde en un árbol llorando en primer plano y exteriorizando sus deseos de que los rumores –que ella ya sabe ciertos-, no sean mas que un mal sueño.

Junto a ello, destacan secuencias de notable tensión como los frustrados deseos de la nueva pareja formada por Joan y Michael –un hombre realmente bondadoso-, de que Roberta acepte al segundo como un nuevo padre. Sin embargo, no es menos cierto que CHILD OF DIVORCE no termina de agotar sus posibilidades –me refiero a las de carácter cinematográfico-, que la labor del director no es lo suficientemente homogénea y el servilismo a las caritas de “puchero” de la cargante Sharyn Moffett (es hilarante contemplar algunos de sus “modelitos” de señorita, ataviada con guantes, sombrero e incluso bolsito) pesa no poco. No obstante el joven realizador tiene el acierto de cerrar la película de forma audaz, insertando un travelling de retroceso tal y como abría la película, y en esta ocasión encuadrando a la protagonista junto a su nueva amiga, reconociendo en su rostro la nueva situación que vive y aceptándola como elemento de madurez. Quizá algo que en nuestros días nos parezca archisabido pero que en su momento el debutante Fleischer lo administró con bastante honestidad.

Calificación: 2

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