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CINEMA DE PERRA GORDA

THE PASSIONATE FRIENDS (1949, David Lean) [Amigos apasionados]

THE PASSIONATE FRIENDS (1949, David Lean) [Amigos apasionados]

Séptima de las realizaciones de un David Lean ya familiarizado con la profesión, THE PASSIONATE FRIENDS (1949) es una película que interesa pese a la notable irregularidad de su estructura, fundamentalmente por las influencias que toma de otros éxitos del cine de aquella época al tiempo que se detecta el interés de Lean por familiarizarse con determinados elementos expresivos del lenguaje cinematográfico.

Con un cuadro técnico que incluso nombres tan prestigiosos de la cinematografía británica como Guy Green, Oswald Morris, Ronald Neame o George Pollock –posteriormente en su mayoría futuros y competentes artesanos-, la película se inicia en 1945 con el viaje de Mary Justin (la bella y personalísima Ann Todd) de vacaciones a Suiza. Muy pronto su voz nos introduce en un monólogo interior que nos adelanta el reencuentro que se va a producir con el que ha sido desde hace muchos años el amor de su vida; el Prof. Stratton (Trevor Howard). Ello facilita que la historia retroceda en flash-back hasta 1939 en la fiesta de recepción de dicho año en la que Mary se encuentra con su ya entonces marido, el acaudalado banquero Howard Justin (el siempre extraordinario Claude Rains, que logra en todo momento capitalizar el interés de la acción cuando se encuentra presente en la misma). El juego de miradas entre los tres principales personajes en medio de la colorista celebración –a lo que no será ajena la presencia de Pat (Isabel Dean) futura esposa de Stratton-, la disposición de los actores, el montaje y el tono elegíaco de la música de fondo, ofrece la que a mi juicio es la secuencia más emotiva de la película –traducida en su exhibición en televisión (jamás se estrenó comercialmente) como AMIGOS APASIONADOS-.

Esta interrelación de las dos parejas nos remite a unos nuevos –y breves- flash-backs que relatan fugazmente los inicios del amor existente entre Mary y Stratton, retornando al punto medio de ese 1939. Aprovechando ausencias laborales de Howard los dos amantes sobrellevan una sincera relación de amistad que poco a poco encoleriza al, pese a todo, condescendiente marido, consciente de que su amor por Mary jamás va a ser respondido de la misma manera. El casual descubrimiento de que su esposa no ha asistido a una representación con Stratton tal y como le había señalado, hará que finalmente fuerce a disolver toda relación con el joven biólogo.

En ese momento la película vuelve a su eje narrativo inicial, con ese casual reencuentro de los dos viejos amantes que de forma breve resucitan su antiguo amor siendo conscientes de que jamás podrán recuperarlo dado que ambos están casados. Un retorno apresurado de Howard de uno de sus viajes descubre con desagradable sorpresa a los dos lejanos amantes, pensando que el encuentro era algo programado y planteando una demanda de divorcio a Mary. Una serie de andanzas melodramáticas llevarán a esta casi al suicidio, pese a que finalmente marido y mujer decidirán intentarlo de nuevo.

Como se puede deducir por su argumento (que parte de una novela del conocido escritor H.G.Wells, adaptada por el propio Lean, el novelista Eric Ambler y Stanley Haynes), THE PASSIONATE FRIENDS responde en buena medida a un patrón bastante extendido en el cine británico de aquel momento. No me cabe duda que con él se pretendió emular el éxito de BREVE ENCUENTRO (Brief Encounter, 1945) –film que personalmente no tengo en especial estima-, elemento que se acentúa fundamentalmente en ese rasgo de crónica cotidiana de una relación amorosa caracterizada por el pudor y el respeto a unas convenciones sociales. Al mismo tiempo la película sorprende por esas situaciones iniciales en las que de alguna manera se juega con los tiempos de la misma, retrocediendo hasta el origen de un romance que en algunos contados instantes parece querer desafiar el paso del tiempo. Y es que una de las limitaciones de la película estriba en la frialdad que caracteriza su desarrollo. Al margen de la ya señalada secuencia en la fiesta de fin de año en la que Lean logra traducir lasa tensiones, deseos, decepciones e incluso humillaciones que se establecen de forma latente entre los cuatro principales personajes, en líneas generales ese elemento queda ausente de la función.

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Me da la impresión de que el director, que en su trayectoria ya contaba con títulos respetables –entre ellos CADENAS ROTAS (Great Expectations, 1946), que me sigue pareciendo de lejos el mejor de los films suyos que he visto hasta el momento-, quería coquetear con diversos elementos “de moda” en aquellos tiempos. El menos de ellos no es, precisamente, la influencia del cine de Alfred Hitchcock –la secuencia en la que Howard descubre el engaño de su esposa al no asistir a la representación de musical y su posterior demostración ante ella y su acompañante-. La presencia del gran Claude Rains –con rasgos en su personaje que remiten a su personaje en ENCADENADOS (Notoruis, 1946)-, no es ajeno a este interés. Me atrevería a señalar incluso una serie de semejanzas plásticas con EL TERCER HOMBRE (The Third Man, 1949. Carol Reed), pese a que ambos títulos son de fechas de rodaje similares –el recurso a planos inclinados en el metro de Londres-.

En cualquier caso David Lean juega entre el melodrama que sabía cultivar con éxito y el suspense psicológico de forma en ocasiones desconcertante –la secuencia con los prismáticos, algunos excesos expresionistas en el personaje de Claude Rains-. En otros momentos se atreve incluso con audacias narrativas como insertar en la pantalla la expresión de un deseo –en su último encuentro de los Alpes, Stratton señala a Mary que no se ha casado y la ha estado esperando, viendo el espectador lo que no es más que un anhelo en la mente de la joven; el encuentre vacío por la ausencia de la esposa que en la parte final se muestra mientras Howard confiesa su amor por Mary-. Todo ello comporta un conjunto de variable interés, muy interesante en unas ocasiones e irregular en otras. En cualquier caso, THE PASSIONATE FRIENDS se revela como una apuesta en la búsqueda de un éxito comercial, dentro de los parámetros de la segunda mitad de los años 40, y aún hoy día una producción que conserva su atractivo.

Calificación: 2’5

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