THE NARROW MARGIN (1952, Richard Fleischer) [Testigo accidental]
Rodada en las postrimerías de su etapa de aprendizaje en producciones de bajo presupuesto para la RKO, puede decirse sin temor a equivocarse que THE NARROW MARGIN es el primer título realmente logrado de la filmografía de Richard Fleischer. Todo lo que en los anteriores films suyos que he tenido oportunidad de ver era sumisión a una serie de convenciones de todo tipo salpicadas de ocasionales destellos de ingenio narrativo, en esta ocasión se funde en un conjunto acabado, logrado y en donde todos los elementos de su puesta en escena se orquestan con singular precisión.
THE NARROW MARGIN –que en 1990 fue objeto de un nada desdeñable remake a cargo de Peter Hyams bajo el título en España de TESTIGO ACCIDENTAL-, habría que unirla a un determinado sector de thrillers caracterizados por un perfecto mecanismo de relojería y en los que importa mucho más el desarrollo del mismo –dentro de unas premisas más o menos originales- que unas posibles segundas lecturas propias de los grandes clásicos del cine negro. Ejemplos de lo señalado podríamos citar CON LAS HORAS CONTADAS (D.O.A. , 1950. Rudolph Maté) –un título a mi juicio un tanto sobrevalorado- o la brillante EL RELOJ ASESINO (The Big Clock, 1948. John Farrow). Sin embargo, creo que el ejemplo que comentamos tiene un antecedente bastante claro y ese no es otro que la muy cercana en el tiempo THE TALL TARGET (1951, Anthony Mann, ya reseñada en este blog y que sí denotaba una lectura solapadamente antimaccarthysta). Pese a estar ambientada en diferentes espacios temporales las semejanzas son harto evidentes y he de decir que creo que por un corto margen, la película de Mann se eleva ligeramente por encima de esta brillante realización de Fleischer.
En este caso la historia se inicia ya con el sonido del tren en los escuetos títulos de crédito –el detalle se reproducirá igualmente en los créditos finales-. Apenas en unos pocos planos nos encontramos con los sargentos Walter Brown (Charles McGraw) y Gus Forbes (Don Beddoe). Han ido a recoger y escoltar de Chicago a Los Angeles a Mrs. Neall (la personalísima Marie Windsor, de notable parecido con Illeana Douglas), viuda de un conocido capo mafioso que está dispuesta a denunciar a un amplio número de personalidades a las que sobornó su marido. Ya en estos primeros minutos se brinda una excelente y opresiva secuencia en la escalera de la vivienda donde esta vive. Su collar se rompe, las perlas caen por las escaleras y el punto de vista de estas nos permite ver que en el patio de la finca hay un gangster dispuesto a matarla, que eliminará finalmente por error a Forbes. Lo que en los anteriores títulos policíacos de Fleischer podía ser su escena cumbre, en este caso se ofrece como atrayente prólogo.
Con una excelente descripción de personajes muy pronto Brown y la protegida llegan por separado al tren, iniciándose un casi interminable juego de persecuciones y perseguidos, estratagemas, peligros, personajes que no son lo que parecen. Con un ritmo asombroso se suceden las incidencias, el conocimiento por parte de Brown de la joven Ann (Jacqueline White), un intento de soborno por parte de los matones para que el sargento revele donde se esconde la testigo. Toda una serie de incidencias perfectamente estructuradas y narradas que cobran un giro dramático con el asesinato de la testigo en una secuencia realmente admirable y de ejemplar concisión y sentido visual –la utilización del pequeño tocadiscos-.
Pero lo más interesante de THE NARROW MARGIN estriba en la excelente continuidad de sus elementos de interés. No hay tregua para el espectador que se ve envuelto en una constante sucesión de intriga cinematográfica en el opresivo marco del tren –y a lo que contribuye no poco su excelente fotografía- que brinda momentos tan sorprendentes como ese encadenado de planos entre la lima de uñas utilizada por Marie que se funde con las vías del tren y estas sobre el teletipo del seguimiento de los matones; el desenlace final con reducción del asesino que quiere eliminar a Ann –finalmente la autentica testigo que se había camuflado con otra personalidad en el tren al objeto de no ser descubierta-. Tal y como sucedía en el antes señalado thriller de Anthony Mann, la visión de los cristales del tren reflejados en otro vagón sirve para que Brown pueda acertar en el disparo que dejará reducido al asesino. Sin embargo, sus planos finales revelan una voluntad casi documentalista así como el inicio de una previsible relación entre el protector y la testigo con la que antes de conocer su condición, ya había captado su interés.
Poco después de este pequeño clásico Richard Fleischer iniciaba una andadura con los grandes estudios, configurando una trayectoria realmente digna de consideración y en diversos géneros, especialmente entre 1955 / 1965. Los trazos de este trepidante THE NARROW MARGIN ya vaticinaban algo más que buenas maneras.
Calificación: 3
1 comentario
Alberto -
Es difícil pensar que en apenas 70 min, elementos tan cotidianos en un tren como: un niño un poco pesado, un pasajero gordo, el servicio de señoras, el vagón restaurante, un desayuno, un abrigo, un telegrama, un tocadiscos, una parada en el andén, un soborno, un reflejo en un cristal... puedan dar tanto juego.
Si hay que buscarle una pega a la película yo la encontraría en la escena de la resolución de la captura con el reflejo del otro tren: lo que siempre es una buena idea y al principio está bien realizado, en el transcurso de la situación se torna en poco verosímil (ambos trenes deberían ir a idéntica velocidad para que resultase creíble).
Sin embargo estamos ante una película sorprendente que nos dejará sentados en la "butaca" expectantes de los acontecimientos que se suceden vertiginosamente.
¡Atención a algunas réplicas en los diálogos brillantísimas!