MYSTERY STREET (1950, John Sturges)
A pesar de no encontrarse entre sus célebres realizaciones para el western que caracterizarían buena parte de su producción desde la segunda mitad de los cincuenta, MYSTERY STREET (1950) es una más de las diversas películas que John Sturges firmó para la Metro Goldwyn Mayer enclavadas dentro de la Serie B. Pequeñas realizaciones en las que aplicó un notable oficio y que se erigen como productos aplicados e inspirados, entre los que cabría citar la estupenda ASTUCIA DE MUJER (Jeopardy, 1953) o EL CASO O’HARA (The People Against O’Hara, 1951) entre las que he tenido oportunidad de ver.
En el ejemplo que nos ocupa, ciertamente MYSTERY STREET ofrece algunas singularidades quizá fortuitas y que con el paso del tiempo exceden al propio interés de esta sencilla producción policíaca. La misma revela en sus primeros compases el asesinato de Vivian Heldon (Jan Sterling), una bailarina acostumbrada a la variedad en la compañía masculina. Por los indicios que nos deja la narración esta se encontraba en el indicio de un embarazo no deseado –tal y como posteriormente se confirmará-. En su posterior metraje el discurrir del film se centrará en las investigaciones del teniente Morales (un aplicado Ricardo Montalbán en aquellos años promocionado en películas de pequeño presupuesto de la Metro), para lo cual contará con la valiosa ayuda del Dr. McAdoo (Bruce Bennett), del departamento forense de la Universidad de Harward.
Por momentos, el guión –en el que participa un joven Richard Brooks- y la realización de Sturges parece erigirse en un producto propagandístico del mencionado departamento forense, dado que algunas de sus secuencias parecen destinarse a describir las excelencias del mismo, lanzando una disolvente mirada ante la apariencia de la culpabilidad y la inocencia –uno de los elementos discursivos de la película, dicho sin ánimo peyorativo-.
Sin embargo, uno de los elementos característicos del film reside precisamente en su variable tono en el que nos encontramos con secuencias enaltecedoras de la labor de la policía, otras que ponen en cuestión la ya mencionada débil frontera que separa la responsabilización del delito, algunas caracterizadas por su intrínseco suspense y finalmente otras muy concretas insertadas en el film con una especial escenografía más abigarrada, destinadas al lucimiento de Elsa Manchester, que interpreta a la chismosa y metomentodo dueña de la pensión en la que se hospedaba la desaparecida joven. Al mismo tiempo encontramos escenas filmadas en exteriores –ya se habían hecho populares los films policíacos veristas de la Fox- y la película concluye con una estupenda secuencia de persecución en una estación de tren, a la que se sucede una agridulce e insatisfactoria llamada de disculpa de Morales a Grace (estupenda Rally Forrest), la esposa de Henry Shanway (Marshall Thompson), acusado del asesinato pese a solo haber acompañado a la muerta en una noche de desesperación tras haber abortado su esposa.
Sin embargo y mas allá de su aplicación, ciertamente hay elementos que dotan de singularidad MYSTERY STREET. Por un lado no se puede dejar de destacar la estupenda fotografía en blanco y negro del gran John Alcott que, sin llegar a la sintonía alcanzada con las películas policíacas realizadas por Anthony Mann en los inicios de su trayectoria –caracterizadas por su acusado expresionismo-, si que destaca en el uso de las sombras y claroscuros, con algunos momentos que sirven para definir el conflicto interior de los personajes.
Mas allá de esta circunstancia y del oficio demostrado por un Sturges ya diestro en la labor de realización –aunque no se observe en la misma rasgos especialmente personales-, no es menos cierto que por momentos algunos de los bares y tabernas que recorre el film –especialmente en sus minutos iniciales-, parece sacado de secuencias del excelente film de John Huston LA JUNGLA DEL ASFALTO (The Asphalt Jungle, 1950) rodada probablemente de forma paralela en el mismo estudio –en la copia exhibida por el canal TCM curiosamente muestra en uno de dichos bares la misma sintonía que en el momento en el que es detenido el personaje interpretado por Sam Jaffe en el mencionado clásico de Huston-. Pero la sorpresa que nos muestra este policiaco es el de suponer en sus primeros minutos una casi constante referencia a la obra maestra de Alfred Hitchcock PSICOSIS (Psycho, 1960). Puede que sea casualidad pero las referencias son numerosas. Vayamos con ellas. La fundamental es la de hacer desaparecer al nexo de unión con el público una vez discurren los diez primeros minutos del film. En este caso la película de Sturges nos narra las andanzas de Vivian hasta que finalmente esta es eliminada de forma sorpresiva cuando su presencia se ha hecho familiar –por otra parte no resulta especialmente significativo conocer la identidad del asesino, que a mitad del metraje queda revelado-. El sótano de la pensión de la Sra. Smerrling (Manchester) muestra en sus primeros compases una lámpara que se balancea de forma similar que en los compases finales de PSICOSIS –cuando es descubierto el cadáver de la madre de Norman Bates-. El coche en el que es asesinada Vivian se oculta inundándolo en una laguna –de la cual igualmente es rescatado-. Finalmente hay que destacar el detalle más perturbador y transgresor de la película, como es la comparación de la transparencia del cráneo de Vivian –cuyos huesos desnudos son encontrados meses después por un taxidermista (como lo era Norman Bates) en una secuencia de extraña y atrayente planificación- con las imágenes de mujeres desaparecidas en las fechas detectadas como posibles de un asesinato –que recuerda igualmente ese plano casi final en el que el rostro de Norman Bates se funde con el cráneo momificado de su madre-.
Reitero que todo ello puede ser fruto del azar pero son demasiados los indicios y semejanzas. Solo quede en el aire la posible referencia simplemente para aplicar ese aforismo largamente aplicado en el cine –y no pocas veces de forma arbitraria- que señala “esta es la primera película en la que se muestra tal o cual novedad”. Al margen de ello, MYSTERY STREET es un policíaco todo lo desigual que se quiera pero que en todo momento conserva su interés y la simpatía despertada por las producciones de escaso presupuesto y directos planteamientos.
Calificación: 2’5
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