OUT OF SIGHT (1998, Steven Soderbergh) Un romance muy peligroso
Dentro del cine comercial norteamericano más o menos reciente, el hecho en ocasiones de retrasar unos años el visionado de alguna película puede ser un elemento sin duda revelador a la hora de vislumbrar determinados elementos “renovadores” que quizá fueron ensalzador por determinada crítica en su momento. Detalles que posibilitaron que en las posteriores películas de un realizador siguieran ese sendero de facilidad. Ese es para mí el rastro que me ha facilitado el sobrevaloradísimo y falsamente audaz Steven Soderbergh en su película OUT OF SIGHT (1998) –UN ROMANCE MUY PELIGROSO en España-. Extraño ejemplo de nombre ensalzado en sus inicios en el Festival de Cannes, posteriormente abandonado por la fortuna crítica y a raíz de la película que comentamos recuperado por la industria norteamericana para elaborar juguetes comerciales de lujo o pretendidas denuncias aún más pretenciosas que los primeros.
OUT OF SIGHT, como antes señalaba, supone la definitiva consolidación de Soderbegh en esta parcela, para lo cual es evidente que el apoyo de la emergente estrella George Clooney ha sido un elemento determinante. En este policíaco basado en una novela de Elmore Leonard, Clooney encarna a Jack Foley, un carismático atracador de bancos que comanda el golpe perfecto para robar una valiosa fortuna de diamantes en bruto valoradas en más de cinco millones de dólares pertenecientes a un sujeto llamado Ripley. A partir de ahí se desarrolla una historia en realidad bastante simplona que tiene en su –a mi juicio desaprovechadísima- génesis en la especial relación amorosa mantenida entre Foley y la agente especial Karen Sisco –es especialmente ridículo como muestra Soderbergh la pasión de la agente por Foley escenificando un encuentro soñado en la bañera con este-, estableciéndose una especial tela de araña erótica que rodea la singular disposición temporal del film.
Y es que UN ROMANCE MUY PELIGROSO encubre la nadería de su tratamiento cinematográfico adelantando algunos de los tics que adornarán –con sorprendente éxito comercial-, películas tan discretas como OCEAN’S ELEVEN (2001) o mediocres como la increíblemente prestigiada TRAFIC (1999). A saber; la inserción de un fondo musical falsamente percutante, la disposición arbitraria de la narración temporal de la historia, la inserción de fotos fijas, ralentis, zooms y toda una serie de efectismos cinematográficos que casi hacen añorar algunos envejecidos thrillers de los 70. Al margen de estas generalidades, la película es excesivamente larga, con una profusión de diálogos en contadas ocasiones efectivos, y uno tiene la sensación de asistir a una gigantesca pompa de jabón que evidentemente tiene su máximo elemento de interés en el carisma demostrado por un George Clooney al que al mismo tiempo ya adivinamos en sus tics claramente narcisistas que prodigará hasta la extenuación en posteriores films –entre ellos el ya citado OCEAN’S ELEVEN-.
Pocas veces una historia quizá no muy atractiva pero por las que particularmente siento debilidad –me suelen gustar mucho las películas de atracadores-, me ha resultado tan aburrida, tan poca cosa y tan extenuante. Realmente poder ver una secuencia casi ritual de asesinatos en la mansión de Ripley –en la que la sordidez de los mismos va acompañado de un cierto sentido del humor-, o un inicio ciertamente prometedor que muy pronto diluye su efecto –ese intento de atraco de Foley con un método realmente inusual-, se ve adueñado de tal escaparate de naderías y tonterías con la cámara de un director que quizá pudo ofrecer “gato por liebre” con esta película –y creo que con otras posteriores, que incluso le llevaron a lograr un oscar al mejor director-, pero que estimo que hoy día no engaña absolutamente a nadie.
Pese a que el casting de secundarios es interesante, ciertamente sus personajes no existen, y hay que reseñar finalmente una mención especial a la presencia de una Jennifer López con su aspecto de perpetuo repollo siempre salido de sala de maquillaje, que con sus nulas aptitudes jamás logra una química con Clooney, especialmente con una de las más ridículas secuencias de amor jamás vistas ante la pantalla, con una nevada falsísima como fondo y que parece extraído de cualquier anuncio navideño de champañ Freixenet.
Calificación: 1’5
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