THE SEA CHASE (1955, John Farrow) El zorro de los océanos
Reconozco una especial debilidad por mi parte a la hora de contemplar cualquier película firmada por ese eficaz artesano del cine de géneros que fue John Farrow. Especialmente dotado para la acción y títulos cercanos al policiaco y el western, generalmente sus películas destacan por su agilidad y atractivo teniendo como común rasgo estético la presencia de complejos planos secuencia que en algunas ocasiones resultan incluso deslumbrantes pese a resultar en bastantes casos alardes cinematográficos poco justificados. En resumen, que en la figura de Farrow tenemos un aplicado y solvente realizador, al que sus ocasionales habilidades e incluso inspiradas propuestas en modo alguno pueden marcar un hombre con estilo propio a la hora de la desenvoltura con la cámara –el ejemplo de, por ejemplo, Max Ophuls-.
En cualquier caso, a la hora de valorar THE SEA CHASE (El zorro de los océanos, 1955), quizá lo primero que cabría plantear sería el encontrarnos con un Farrow ya encaminado en el último tramo de su carrera, que culminó con una película igualmente de aventuras marinas producida por Samuel Bronston y rodada en las costas alicantinas –me estoy refiriendo a JOHN PAUL JONES (El Capitán Jones, 1959)- ¿Perdió Farrow en este trasiego parte de su eficacia narrativa? Es difícil elucubrar al respecto, pero lo cierto es que en THE SEA CHASE –por más que me parezca un título de moderado interés- se echa de menos esa destreza demostrada por el realizador en títulos precedentes. La película que comentamos no deja de suponer más que un perfecto ejemplo de ese cine de aventuras en el mar que tanto proliferó en las pantallas cinematográficas de los años cincuenta. Podría citar a este respecto títulos de similares cualidades y limitaciones, como pueden ser HELL AND HIGH WATER (El diablo de las aguas turbias, 1954 .Samuel Fuller), BENEATH THE TWELVE MILE REEF (Duelo en el fondo del mar, 1953. Robert D. Webb) o UNDERWATER! (La sirena de las aguas verdes, 1955. John Sturges). Se trata de películas de vistosa apariencia visual, generalmente adornadas con el uso de la pantalla ancha, cuidada policromía, personajes estereotipados y conflictos elementales, que se contemplaban con entretenimiento y se olvidaban de forma instantánea aunque nos hicieran pasar un buen rato.
No se puede decir, sin embargo, que THE SEA CHASE parta de un planteamiento elemental. Ahí es nada ubicar en la pantalla la azarosa historia del Capitán Karl Ehrlich (John Wayne), oficial de la marina alemana que huye con su buque de la barbarie nazi y una serie de circunstancias le harán también ser perseguido por la marina británica, al ser acusado injustamente de unos crímenes cometidos contra unos náufragos. Quizá era demasiado pedir que un planteamiento de estas características se ofreciera en esta vistosa cinta de la Warner, que deja mejor sabor de boca cuando se inclina hacia la aventura física –incidencias con el tiburón que sesga una pierna al joven marino que encarna Richard Davalos; el hermano bueno de James Dean en EAST OF EDEN (Al este del edén, 1955. Elia Kazan), el proceso de reclutamiento de madera para que el buque tenga combustible suficiente, la descripción de algunos personajes secundarios como ese marino gastado en su corazón pero que se realiza sirviendo de vigía de la tripulación en la costa en la que abordan-. Por el contrario, la película pierde bastante de su prestancia cuando aborda la relación entre Ehlich y su viejo amigo, el comandante británico Napier (David Farrar) –este cree que el primero ha sido el culpable de los crímenes que realmente ha perpetrado el malvado oficial Kirchner (encarnado por el habitual villain Lyle Bettger)-, y se muestra muy arbitraria a la hora de hacer avanzar la acción cuando en ocasiones se detectan fisuras de ritmo o, en su defecto, estancamientos narrativos –el recurso a hacer avanzar el viaje en mar por medio de la inserción de un mapa sobre el que giran las flechas se me antoja en esta ocasión realmente poco afortunado por su excesiva presencia-. Al mismo tiempo, la historia romántica entre el marino alemán protagonista y la agente que encarna Lana Turner, ciertamente no alcanza demasiado interés.
Y si todos estos elementos actúan en contra de la homogeneidad de la película ¿qué es lo que finalmente le permite que resulte moderadamente atractiva? Sinceramente creo que es precisamente la habitual eficacia de unas inolvidables e irrepetibles fórmulas narrativas, que si bien en este caso no funcionan con la necesaria homogeneidad, sí que actúan finalmente conformando un discreto resultado.
Calificación: 2
2 comentarios
fiorella -
Raúl Masó -