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CINEMA DE PERRA GORDA

TEENAGE CAVE MAN (1958, Roger Corman)

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Tal vez habría en alguna ocasión que revisitar el amplio conjunto de producciones que Roger Corman dirigió con inusual rapidez en la segunda mitad de las década de los cincuenta para la modesta productora American Internacional. Estoy seguro que con ello se desmontaría buena parte de esa mitología que ha ido generando su firma, basada antes en la señalada rapidez y escasez de medios de sus rodajes –destinados a públicos juveniles en programas dobles.- que a la intrínseca calidad de todos ellos- aunque en ocasiones se cuele algún título que conserva relativa frescura y valía, como es el caso de la simpática THE LITTLE SHOP OF HORRORS (1960).

Es por ello que mas allá de mi reconocido aprecio sobre su ciclo de adaptaciones de obras de Edgar Allan Poe, mi experiencia ante este largo periodo de la filmografía de Corman es realmente poco alentadora. TEENAGE CAVE MAN (1958) es un ejemplo de ello, aunque ciertamente no llega al ínfimo nivel de la insoportable CREATURE FROM THE HAUNTED SEA (1961). En el título que nos ocupa, el director norteamericano sobrelleva en apenas 65 minutos una pequeña digresión sobre la búsqueda del progreso. Una apuesta por la aventura en el hombre en el logro y la obtención de la verdad, huyendo de leyes y hábitos represores y fanatismos religiosos. Todo ello devendrá finalmente en una –en su momento- sorpresiva parábola sobre los propios excesos que el hombre puede cometer con un mal uso de ese propio progreso.

Y lo hace en una producción casi de serie Z, encuadrada dentro de ese casi siempre temible subgénero de films desarrollados en periodos prehistóricos. Ahí es nada ver a miembros tribales luciendo modernos peinados, aunque ciertamente estos defectos puedan ser extensibles a muchas otras muestras de esta vertiente con más generosos presupuestos –y no hay más que recordar las producciones Hammer de los años 60 para incidir en ello-.

En esta ocasión un joven y voluntarioso Robert Vaughn encarna al hijo del responsable de una tribu que tiene delimitados los límites de su territorio, bajo la convicción, el temor y la palabra de ley de que tras ellos está el designio divino de la muerte, mas allá de las pequeñas fronteras físicas que marca su territorio. El joven guerrero quiere transgredir esta superstición y realiza una primera escapada, que ocasionará la muerte –por arenas movedizas- a otro joven compañero de tribu, siendo castigado por ello con la pérdida del poder de su padre, que recaerá en manos de otro veterano miembro. El nuevo jefe se caracterizará por su intransigencia y afán de mando. De todos modos, el joven reincidirá en la transgresión de las leyes, lo que finalmente le llevará –en compañía de su padre- a descubrir la realidad que se esconde bajo una aparentemente terrorífica criatura.

Es evidente que TEENAGE CAVE MAN es un cúmulo de ingenuidades y considerables despropósitos, y será muy fácil remitirse a ellos. Desde la pobreza de su producción, el recurso a insertos con animales prehistóricos, la inexistencia de auténticos personajes, etc.... Sin embargo, y pese a su general mediocridad, creo que la película de Corman adquiere sobre todo en su segunda mitad un ritmo aceptable, y en su conjunto cabría referirse a ella como un pequeño precedente de la conocida serie THE TWILIGHT ZONE. De hecho, y pese a sus insuficiencias, su conclusión deviene casi como precursora del argumento que Rod Serling ideó para THE PLANET OF THE APES (El planeta de los simios, 1968. Franklin J. Schaffner) y ofrece un elemento sorpresa todo lo elemental que se quiera, pero que finalmente brinda a esta producción sin más pretensiones que la meramente coyuntural y destinada a un consumo adolescente, un cierto rasgo de simpatía.

Calificación: 1

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