THE SUN ALSO RISES (1957, Henry King) [Fiesta]
En bastantes ocasiones hemos escuchado aquello de la “generación perdida”, englobando a un grupo de intelectuales que tras la traumática vivencia de la I Guerra Mundial, siguieron experiencias vitales bien diversas. Ernest Hemingway fue uno de los componentes de aquel colectivo, e intentó plasmar ese desarraigo en su novela autobiográfica THE SUN ALSO RISES, llevada a la pantalla por Henry King en 1957. Sin haber leído dicha novela, estoy convencido que la adaptación finalmente llevada a la pantalla traslada bastante poco de su sentimiento, ya que en realidad esta costosa producción de Darryl F. Zanuck para la 20th Century Fox, queda finalmente expresado como un melodrama de ambientación “exótica” –e intentaré explicar esta afirmación-, en la que diversos personajes buscan realmente el amor de Brett Ashley (Ava Gardner).
Tras la breve introducción que supone la voz en off de Tyrone Power, evocando ese sentimiento de la mencionada “generación perdida”, contemplamos los títulos de crédito realzados por la memorable composición musical del gran Hugo Friedhofer, situandonos en el París de los años veinte, donde se han instalado provisionalmente un buen número de personajes que vivieron pocos años atrás el horror de la “gran guerra”. Uno de ellos es Jake Barnes (Tyrone Power), columnista de un diario norteamericano, y que quedó impotente por heridas en la contienda. Muy pronto surgirá en escena el personaje sobre el que girarán los sentimientos de todos los que aparecen en pantalla, la mencionada Brett. Desde la pasada relación nunca superada y mantenida entre Brett y Jake, todos quedan fascinados con la hermosa joven, erigiéndose esta circunstancia bajo mi punto de vista como una de las principales limitaciones de la película. Esa excesiva inclinación al melodrama, y máxime en un personaje que considero tan poco definido como el que encarna la Gardner, permite que el equilibrio de THE SUN ALSO RISES se decante en demasiadas ocasiones al convencionalismo más descaradamente hollywoodiense.
El otro gran lastre de la función –que destaca especialmente cuando esta es contemplada por algún español- es el excesivo folklorismo con que se plantea esa segunda mitad ambientada en las fiestas de San Fermín en Pamplona. Más allá de aquellos momentos realmente filmados en la ciudad navarra –y que se advierten en los primeros momentos en los que la acción traslada hasta allí a todos sus personajes-, lo cierto es que nos encontramos ante una chirriante folklorada en imágenes de aparente ambiente español pero claramente rodadas en México –contemplar la película en versión original delata dicha procedencia-.
Con todas estas limitaciones –que en buena medida provienen de la excesiva ingerencia de Zanuck en el proyecto y su peculiar concepción de las escenas de masas y ambientación-, THE SUN... ofrece un brillante personaje en el encarnado con intensidad y hondura un Tyrone Power al que su prematura muerte cerró una interesante trayectoria de madurez como intérprete de carácter. Junto a él destaca el alcohólico decadente encarnado por Errol Flynn, por más que su evolución vaya acompañada por numerosos estereotipos sobre roles de sus características.
Viniendo de la mano de un realizador de la categoría de Henry King, y pese a las influencias de producción que se observan, una vez más la elegancia, el dominio de la composición del plano y su ritmo cinematográfico se manifiesta de lleno en la película. Un título este que si bien no puede decirse que se sitúe entre las cimas de su cine, es más que probable que sin su concurrencia hubiera quedado como un producto absolutamente convencional. Prueba de ello lo tenemos en las maneras que se apuntan al narrar el romance de Brett con el joven torero Pedro Romero –interpretado de forma bastante torpe por un joven y apuesto Robert Evans en su breve trayectoria como actor, antes de elegir más certeramente el convertirse en productor-. Unas escenas que se inician con el magnífico plano que relaciona a ambos personajes por vez primera –se atisba a ambos en una secuencia con puertas y figurantes de por medio- y que se desarrolla con miradas, momentos elípticos e intuidos y una fuerza que llega hasta una conclusión del romance tan aparentemente tempestuosa como plasmada con la mayor sutileza en pantalla.
A ello, cabría señalar que incluso en el derroche folklorista falsamente “pamplonica”, se insertan buenos detalles para describir el cansancio de tantos días de celebración –el portador de un enorme cabezudo está apoyado en el suelo, y no deja de beber, introduciendo la botella en la boca de la enorme cabezade cartón que aún lleva puesto-.
Calificación: 2’5
5 comentarios
Isolina -
Soy tu primita Isolina, la hija de Ñico, hermano menor de tu papá.
Vivo en México D.F. y te encontré aquí buscando información de tío Roberto.
No sé dónde localizarlos.
Pero los amo siempre.
Mayarí Hernández Tamayo. -
Marícarmen -
Mario Rene Romero -
ALEJANDRO -
EXCELENTES TUS COMENTARIOS EN GENERAL.