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CINEMA DE PERRA GORDA

BODYGUARD (1949, Richard Fleischer)

BODYGUARD (1949, Richard Fleischer)

Si tuviera que reseñar a grandes rasgos las características de los títulos policíacos que definieron los primeros años como realizador de Richard Fleischer, tendría que acudir a dos elementos esenciales. Estos serían en primer lugar el encontrarnos ante historias bastante simples a nivel de guión, quizá con algunas peculiaridades en sus argumentos, pero que finalmente lograban remontar el limitado nivel de estos con una generalmente aplicada realización que suele alcanzar su punto fuerte en algunas espléndidas set pièces. Esta circunstancia puede que haya permitido el espejismo de recordar con mayor intensidad de la que quizá merecen, unas películas pequeñas y humildes que revelaban el talento intermitente de un realizador aún incipiente –algo que siempre que ha podido, ha subrayado con considerable lucidez el propio cineasta-.

BODYGUARD (1949) –el primer título dentro del género que filmó Fleischer-, no es una excepción a este enunciado, y en conjunto se ofrece como otra modesta y estimulante producción de género inscrita en la serie B, que me gustaría destacar fundamentalmente por su espléndido aprovechamiento documental de los exteriores urbanos de la ciudad de Los Angeles. Bajo la cámara de Fleischer se desarrollan las secuencias ante una ciudad despersonalizada y caracterizada por su flujo humano. Es en este marco, donde el policía Mike Carter (Lawrence Tierney) es expulsado del servicio a consecuencia de sus constantes muestras de altanería, que incluso vulneran las leyes. En el momento de ser expedientado, Carter se peleará incluso con su superior, finalizando de esta violenta manera unas siempre tensas relaciones.

El ya postergado agente, pronto recibirá una sustanciosa oferta –dos mil dólares como primer pago-, para proteger a la veterana gerente de una empresa de carne –Gene Dysen (Elisabeth Risdon)-, que ha recibido amenazas de muerte. Carter inicialmente rechaza la proposición, pero finalmente aceptará la misma, siendo para él el inicio de una espiral que le valdrá ser acusado del asesinato del superior de policía con quien peleó poco tiempo atrás. De forma paulatina en su investigación particular, comprobará como este estaba ligado a los responsables de las empresas cárnicas, y fue quien dio carpetazo a la investigación que siguió a la muerte de un agente que cayó sobre la sierra mecánica de dicha industria.

Como se puede comprobar, se trata de una historia típica del género, que muestra personajes bastante poco dados a la ambigüedad –desde el primer momento percibimos que el sobrino de la empresaria esconde algo turbio-, pero que en todo momento alcanza un buen pulso por los constantes destellos en la realización de Fleischer. Junto al aire de documental urbano que ya hemos señalado, habría que resaltar en este sentido la utilización de una amplia profundidad de campo en momentos tensos. Pero de forma más acusada hemos de hacer mención a esa recurrencia a primeros planos de insólita definición para crear secuencias de gran tensión –la pelea entre Carter y el oficial en los momentos iniciales-, introducir elementos casi de pesadilla –el despertar del protagonista tras haber sido agredido dentro de un coche, junto al cadáver de su antiguo superior, y a punto de ser arrollados ambos por un tren; la presencia de esa sierra de carne que no augura nada halagüeño, o la pelea final entre Carter y el sobrino de la empresaria-.

Son todos ellos, motivos suficientes para dotar del suficiente interés a esta modesta producción de la R.K.O. de poco más de una hora de duración, y a partir de la cual Richard Fleischer siguió prodigándose en un género que, con el paso del tiempo, se convertirá en el más practicado dentro de su copiosa filmografía. Mientras llegaba su consagración profesional, el realizador norteamericano seguiría practicando y ofreciendo sencillos títulos policíacos, que en 1952 tuvieron su punto álgido con la estupenda THE NARROW MARGIN, sin duda su producto más redondo de este periodo de aprendizaje, y que con el paso del tiempo ha ido adquiriendo estatus de clásico.

Calificación: 2’5

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