THE BIG TREES (1952, Felix E. Feixt) La ley de la fuerza
Es curioso que la progresiva rehabilitación de numerosos realizadores que poblaron el cine norteamericano en las décadas de mayor esplendor del sistema de estudios, no acogiera una revisión de la obra cinematográfica de Felix E. Feist. No quiero decir con ello que con esta iniciativa podamos encontrarnos con títulos inolvidables –o quizá si, quien sabe-. Pero no deja de sorprenderme que cuando nombres a mi juicio tan irregulares o no demasiado estimulantes como Andre De Toth hayan encontrado incluso entusiastas seguidores, esta corriente no procurara más que ver aquello que no existe –la existencia de “autores” donde ya es bastante que nos encontremos con competentes y ocasionalmente inspirados realizadores al servicio de los diferentes estudios-, procurara un repaso más generalizado a todos aquellos nombres que se responsabilizaron de tantos y tantos títulos de los géneros más familiares al cine norteamericano.
A nivel personal solo recuerdo de Feist haber contemplado imágenes de uno de sus cortometrajes realizados en el seno de la M.G.M. en la década de los años treinta, en un furtivo pase en el canal temático TCM. Me impactaron las imágenes cuasi fantásticas de este corto, en una faceta que compartió en aquel periodo con nombres como el de Jacques Tourneur. Sería conveniente recuperar ese conjunto de cortos, que según el propio Tourneur sirvieron como etapa de aprendizaje a la hora de lograr narraciones concisas y llenas de hallazgos visuales. Seguro que los aficionados nos llevaríamos una enorme sorpresa. En cualquier caso, no parece que esta etapa, o una trayectoria posterior que le proporcionó un éxito puntual en el cine fantástico con DONOVAN’S BRAIN (1953) sirvieran para lograr una cierta relevancia en la trayectoria de este poco conocido director, que a finales de los cincuenta decidió traspasar su oficio a la televisión –quizá ello posibilitara ese olvido-.
En cualquier caso, THE BIG TREES (La ley de la fuerza, 1952) supone para mi el primer contacto con su filmografía, y en líneas generales puede decirse que, aún no logrando un rasgo de excesiva personalidad ern su metraje, resulta un western más que estimable, dentro de la amplia producción que se produjo en la década de los cincuenta, que destaca en su primitivo technicolor, y se acerca a otros títulos de temática paralela rodados en aquellos años –me viene a la mente CALIFORNIA (1946, John Farrow). El film de Feist forma parte de esa pequeña tendencia que tuvo lugar en el género con argumentos centrados en el desarrollo de la industria maderera en la California de finales del siglo XIX. En esta ocasión se toma como base la aplicación de una norma gubernamental en 1900, que permitió que los bosques madereros de California fueran despojados de sus propietarios, para ser explotados por gentes sin escrúpulos y sin tener en cuenta a aquellos moradores que habían vivido durante generaciones en su entorno. Esta será la base sobre la que gire la historia de la transformación de su protagonista –Jim Fallon (Kirk Douglas)-, un individuo embaucador y sin escrúpulos, en un hombre honesto y con ideales. Todo ello tendrá lugar a partir de su traslado a California, con la intención de enriquecerse con la explotación de las enormes reservas de árboles que se encuentran en su territorio. A partir de su personalidad carismática y su simpatía, intentará aprovecharse de la facultad que le otorgan las leyes, llevando hasta allí como avanzadilla a un hombre ya veterano –Walter Burns (un estupendo Edgar Buchanan)-. Pero en California se encuentran con algo inesperado. Allí conviven una serie de moradores ligados a la religiosidad y a un modo de vida quizá primitivo pero basado en unos valores de integridad, contra los que en definitiva no podrá luchar Fallon, sucumbiendo ante la inocencia y pureza de todos ellos, y al mismo tiempo enamorándose de la hija del pastor de la comunidad –Alicia (Eve Miller)-.
Todo ello centrará este western más cercano al cine de aventuras, que indudablemente hubiera tenido un realizador idóneo en Henry King, aunque no sea una esta un producción de la Fox sino de la Warner, y que es una más de las muestras que consolidaron la particular personalidad cinematográfica de Kirk Douglas –aquí algo más contenido que de costumbre-. Dentro de estas características, THE BIG TREES se desarrolla de modo tan previsible como entretenido, intercalando momentos de acción con otros de aire más relajado, en el que los personajes responden a la idea que tenemos de sus características, pero que al mismo tiempo sigue el sendero de ese tipo de cine tan practicado por nombres como el ya señalado De Toth, Leslie Fenton y tantos otros, por citar aquellos que firmaron muestras del género de características similares al comentado. En realidad, y junto a la amenidad y eficacia de su resultado final, hay dos momentos especialmente brillantes. El más importante de todos ellos es el instante en el que Fallon y Alice se encuentran en la tumba de Burns, logrando que la secuencia –desarrollada en el corazón del bosque de los árboles gigantes-, transmita la intensidad que este marco y el peso de lo sucedido, ejerce en el cambio de actitud del protagonista. El momento resulta espléndido en su sencilla y emotiva planificación, alcanzando con ello la función su instante más intenso. Y junto a este elemento, hay que resaltar la escena del rescate de Alice por parte de Jim en un tren que discurre sin freno, y destinado a hundirse en el puente que han saboteado los opositores a Fallon.
Como se puede deducir, THE BIG TREES es un título representativo del buen nivel que el western ejercía, incluso en títulos que han quedado olvidados en la memoria del aficionado.
Calificación: 2’5
3 comentarios
Jordan 4 -
Juan Carlos -
Aunque quiero escribirte personalmente -cosa que haré en breve-, nunca está de más apostillar sobre las interesantes notas que escribes a partir del comentario de LA LEY DE LA FUERZA.
No sabía nada de la "fobia" que le profesaba Douglas -una estrella bastante temible en el Hollywood de la época, y a la que había que atar bien corto para lograr de su fuerza interesantes interpretaciones-. En su oposición, nunca he podido soportar al Douglas como estanderte de un cine discursivo que plantean títulos como BRIGADA 21, EL GRAN CARNAVAL (pese a la mitología que genera esta película) o algunos otros.
En cuanto al tema De Toth, no es que me parezca un mal cineasta, pero creo que no merece el aura de "entronización" que define su redescubrimiento en algunos sectores. Que duda cabe, que tiene títulos interesantes -aunque HOUSE OF WAX sea la película de terror menos terrorífica que haya visto en pantalla, y cuyo prestigio se ciñe a la presencia y labor de mi adorado Vincent Price-. He visto alguna obra de De Toth interesante, pero la mayor parte de cuantas he contemplado no sobrepasan la barrera de la discrección, y prefiero a nombres como John Farrow, Robert Parrish y tantos y tantos artesanos que en su obra sí desplegaban una cierta personalidad, además de más garra que De Toth. De ahí viene mi desmarque, no de que sea un mal cineasta... ni bueno, sino todo lo contrario, jejeje. Vamos, que en este tema diferimos en apreciaciones... pero es que si coincidieramos en todo, la vida sería muuuuuuyyyy aburrida.
Un abrazo y te escribo a la mayor brevedad posible.
David Breijo -
Comencemos.
He tenido posibilidad de adquirirlo varias veces en DVD, pero reconozco que no me ha estimulado bastante para ello, a pesar de que soy un gran fan del western, del western clásico particularmente, y de que Douglas me parece una estrella interesante, aunque siempre un tanto exhibicionista y pagada de si misma (lo cuál a veces es muy bueno en el balance de resultados en pantalla).
De Feist creo no haber visto su versión de "Donovan's brain"; lo he dudado, pero la que he visto -en este caso, sin duda- es la versión de 1.962 de Freddie Francis. Sí he visto, en cambio, algún corto, como "Every Sunday"... dentro de esos cortos que a veces emitía la TCM, y de los que pude atesorar unos cuantos.
Me alegra mucho que los cites, en particular, los de mi muy admirado Tourneur. De aquellos cortos, salió incluso su primer largo en USA, y lo que lamento es no haber logrado ver hasta ahora uno de sus trabajos preferidos, "The ship that died", inspirado en el misterio del Mary Celeste.
Volviendo a "The big Trees", creo que lo que más me ha echado para atrás es el propio desprecio que Douglas ha manifestado por ella; es el film con el que compró su libertad en la Warner, rodándolo gratis a cambio del fin del contrato. A veces -creo- la ha calificado como su peor película, lo que me hace pensar que Kirk hace mucho que no ve un film que anda por ahí en edición económica titulado "Mi querida secretaria" de Charles Martin y que es la comedia romántica menos comedia y menos romántica que recuerdo.
Me choca un poco tu comentario acerca de DeToth, calificando de no demasiado estimulante; me cuesta pensar eso de un director atípico e irregular, pero al que se le deben títulos como "Los crímenes del museo de cera", "Mercenarios sin gloria" (una de las favoritas de Scorsese), el fúnebre y raro western "Day of the outlaw", "Crime wave" o -y por este título creo que lo mencionas- "The indian fighter", western con toques ecologistas con el que Douglas arranca su carrera como productor.
Tengo en una estantería a poco más de un metro de mí el enloquecido, verborreico y detalloso "Fragments, portarits from the inside" (Faber & Faber, 1.994), la autobiografía de De Toth, en la que derrocha recuerdo y ficciones -supongo- ya que a veces parece retratarse como un Stefan Zweig, con caídas de imperios y Mata-Haris incluidas.
Además, no puedo negar que siento simpatía por el que para muchos es el más humilde de los tuertos del Hollywood de oro. ¡Cómo no saludar que un tuerto ruede el primer film en 3D!
Hasta pronto.