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CINEMA DE PERRA GORDA

THAT CERTAIN FEELING (1956, Melvin Frank & Norman Panama)

THAT CERTAIN FEELING (1956, Melvin Frank & Norman Panama)

Al efectuar un recorrido por los nombres que forjaron la renovación de la comedia norteamericana a partir de la segunda mitad de la década de los cincuenta, se suele citar –y con justeza, no siempre suficientemente reconocida-, los nombres de Frank Tashlin, Stanley Donen, Blake Edwards, Richard Quine, Billy Wilder y muy pocos nombres más. No obstante, junto a ellos convivieron realizadores que quizá en su conjunto no alcanzaron con su obra la homogeneidad y cotas de brillantez de los anteriormente mencionados, pero que ocasionalmente sí lograron exponentes más que notables, que deberían ser engrosados en ese corpus de títulos que favorecieron dicha renovación. En esta órbita podríamos citar ejemplos como los brindados por George Sidney, David Swift o el insólito tandem formado por Melvin Frank y Norman Panama. Cierto es que en este último exponente se da cita una andadura bastante desigual, pero no es menos perceptible que de las manos de ambos realizadores –unas veces firmando uno, otras otro, y en ocasiones, como es este caso, al alimón-, surgieron un par de notables comedias, como son la agridulce THE FACTS OF LIFE (1960, Melvin Frank) y la divertidísima NOT WITH MY WIFE, YOU DON’T (Bromas con mi mujer ¡No!, 1966. Norman Panama). Junto a ellas, y probablemente a través de una combinación de los rasgos que proporcionaban los dos títulos antes citados, ambos posteriores, se describe esta finalmente atractiva THAT CERTAIN FEELING (1956), que ambos realizadores y guionistas firmaron en conjunto, y que ofrece una interesante mezcla de comedia melodramática –a fin de cuentas, su vertiente más perdurable-, elementos de slapstick y apuntes de sátira social. Elementos ambos que en su combinación deparan una función más que atractiva, logrando extraer el previsible interés de la obra teatral que le sirve de origen, trasladando un tratamiento de puesta en escena sencillo y eficacísimo, apoyado en una magnífica dirección de actores.


THAT CERTAIN FEELING –que sorprendentemente jamás se estrenó comercialmente en nuestro país-, narra la azarosa andadura del triangulo sentimental que se forma entre el arrogante y narcisista Larry Larkin (George Sanders), su secretaria y prometida Dunreath (Eve Marie Saint) y un acomplejado y neurótico dibujante –Francis X. Dignan (Bob Hope)-, que ha sido contratado por consejo de Dunreath para ayudar a Larkin en su tarea como caricaturista. Se da la circunstancia además que este fue el anterior marido de la joven secretaria, revelándose pronto entre ellos los ecos de la nostalgia por la ausencia de esa relación en común. A partir de la convivencia entre los tres personajes principales y con la ayuda brindada por la sirvienta de color –Gussie (Peral Bailey)-, se escenifica una típica trama de triangulo sentimental, en la que la mujer finalmente se rendirá a la evidencia de los ecos latentes en su amor por Dignan, mientras poco a poco se da cuenta de la cretinez de Larkin. A ello contribuirá en buena medida la cercanía que brinda un pequeño que han adoptado, y que muy pronto se encariñará con Dignan. Dicho planteamiento argumental conformará un conjunto atractivo, en el que las escenas confesionales revelan una notable sensación de verdad cinematográfica, donde incluso se integran algunas canciones y coreografías –muy bien insertadas en el devenir de la historia-, y en cuyo marco las conocidas ironías de los diálogos de Hope funcionan bien, sobre todo por que su personaje está modulado como comediante, no como caricaturista basado en la pretendida gracia de sus chistes.A este respecto, creo que fueron Frank y Panama los que lograron las interpretaciones más sinceras del actor. Tanto en este título, como en el ya mencionado THE FACTS OF LIFE, esa tendencia a la caricatura y a expresar su comicidad a partir de diálogos pretendidamente ingeniosos, está afortunadamente muy mitigado en esta película, que  aprovecha con brillantez el diseño escenográfico del interior del apartamento de Larkin, y cuya fotografía en color adquiere unos tintos muy luminosos, merced a la aportación de Richard Mueller, y logrando al mismo tiempo respetar la estructura de la obra teatral, sin que por ello los méritos específicamente cinematográficos de la función resulten menguados.


Entre esas cualidades, me gustaría destacar la sensibilidad con la que se trata la presencia de ese niño huérfano que se ha adoptado –faceta esta en la que Frank Tashlin llegaría mucho más lejos con su admirable e injustamente menospreciada THE GEISHA BOY (Tu, Kimi y yo, 1957)-, y la alternancia de escenas y momentos románticos, rodados con planos largos y elegantemente restaurados. Pero si algo destaca de forma muy notable en esta película, es la magnífica e incluso arriesgada elección y puesta en marcha del cast. Es en este sentido, donde la apuesta de Frank y Panamá alcanza un atractivo resultado, combinando la presencia de un conjunto de intérpretes contrapuestos en sus características, que logran pasmosas recreaciones de los mismos, y amparan la comicidad limitada de Hope hasta lograr de este una de sus escasas interpretaciones que adivinan que, tras ese cómico estólido y charlatán, se escondía el alma de un buen comediante. Pero si además podemos destacar la sensibilidad de Eve Marie Saint –una de las mejores y más olvidadas actrices de los años 50 y 60 en el cine norteamericano-, no se puede dejar de lado la insólita prestación de un George Sanders que logra acaparar las miradas en cuantos momentos aparece en escena. Pero es que hasta el papel secundario de la criada de color o el propio niño aparecen soberbiamente dirigidos, logrando con su compenetración que la película oscile con firmeza en su tono sentimental, la incorporación de canciones e instantes de ascendencia musical –esa danza que protagonizan Hope y Saint vestidos con los pijamas japoneses-, la perfecta adaptación cinematográfica de un texto de base teatral, la aguda sátira de elementos consustanciales a la sociedad de consumo norteamericana de aquel periodo, o incluso la textura visual definida en esos colores vivos e intensos propios del Vistavisión de la Paramount en aquellos años. Todos ellos son elementos a valorar en esta poco reconocida comedia, revelando que la renovación del género también estuvo sostenida por nombres hoy en día olvidados y ocasionalmente inspirados. El tandem Panama-Frank, fue sin lugar a duda uno de ellos.


Calificación: 3

1 comentario

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Les paroles représente. Très bien. Grâce à votre parler, je suis vu une vertu à maints égards.