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CINEMA DE PERRA GORDA

GERRY (2002, Gus Van Sant) Gerry

GERRY (2002, Gus Van Sant) Gerry

Puede decirse que GERRY (2002) supuso el retorno del norteamericano Gus Van Sant a un terreno de experimentación cinematográfica que había abandonado tras su integración en las convenciones de Hollywood –brindándole pese a todo un estupendo título en GOOD WILL HUNTING (El indomable Will Hunting, 1997)-, y que un año después le llevaría al rodaje de ELEPHANT (2003), con la que alcanzó la Palma de Oro del Festival de Cannes. Es por ello que, más allá de su alcance –que a mi modo de ver resulta más que notable-, habría que ubicar GERRY como un auténtico revulsivo en la andadura de este singular cineasta, produciéndose además en la interacción del realizador con los actores Cassey Affleck –hermano e infinitamente mejor actor que el eternamente insípido Ben- y Matt Damon, los tres actuando paralelamente como guionistas del film. De todos es sabido que la andadura comercial de la película no ha sido fructífera. No es de extrañar, aunque sus imágenes desasosegadotas, hipnóticas y casi sin asidero emocional y argumental alguno, constituyen una de las propuestas más atractivas brindadas por el cine norteamericano en los últimos años. Película admirada en círculos minoritarios y de igual manera vilipendiada por un público que quizá entró a las salas animados por la presencia de Damon en su exiguo reparto, lo cierto es que se trata de una propuesta abierta a la controversia, pero a la que creo nadie puede negarle sus capacidad de arrojo, su atrevimiento y, sobre todo, la innegable capacidad de fascinación visual demostrada, muy por encima de lo que actualmente se viene ofreciendo en las pantallas cinematográficas.

A una zona desértica se dirigen en coche dos jóvenes, encaminándose en una ruta por caminos rurales destinados al senderismo. Muy pronto, estos dos solitarios personajes se pierden entre la inmensidad del territorio mientras demuestran su especial complicidad, internándose en una aventura revestida de tintes absurdos en los que la lucha por la supervivencia y un cierto alcance metafísico tendrán acto de presencia. Todo ello expresado a través de largas secuencias caracterizadas por su esplendor visual, una precisión técnica sobresaliente, un experto manejo de las lentes y un cromatismo de indudable alcance pictórico, así como una progresiva tendencia a la interacción de tintes dramáticos. Elementos ambos que culminarán de forma inapelable con una víctima y la supervivencia de uno de los dos únicos personajes que han deambulado por los agrestes escenarios.

Quede claro de antemano que quien busque en GERRY el desarrollo de un argumento más o menos convencional, no va a encontrar más que motivos para la exasperación. La película renuncia a este asidero, describiéndose como la prolongación de una leve idea central de base extendida a lo largo de cerca de cien minutos, y mostrando el devenir de las andanzas de los dos personajes por un marco geográfico caracterizado por su abstracción. Sin embargo, para aquellos que piensen –como es mi caso-, que las propiedades del cine se fundamentan en la fascinación que provoca la imagen, creo que tienen en el título que nos ocupa un exponente por momentos deslumbrante, lo que le permite confluir como uno de los títulos más valiosos de la trayectoria de su realizador. Propuesta sincera y valiente, coherente con algunos elementos visuales ya familiares en el cine precedente de Van Sant –esas nubes que discurren a alta velocidad dentro de un cielo luminoso-, lo cierto es que resulta un producto que logra atrapar dentro de la fastuosa sinfonía visual que definen esas largas secuencias, esos planos generales de ecos casi “westernianos” –hacía mucho tiempo que no contemplaba unos exteriores tan hermosos en su agreste belleza-, o la utilización tan brillante de elementos técnicos a la hora de plasmar el esplendor de sus imágenes. Resulta muy difícil no dejarse llevar ante esa deslumbrante imaginería, que en algunos momentos de su parte final, nos llega a evocar el cine de Tarkowski, y que en todo su discurrir está bañada y revestida de un aire absurdo con ecos nada solapados de la herencia de Samuel Beckett o Ionesco, a partir de esa andadura existencial sin sentido ni posible escapatoria

Junto a estas singularidades y cualidades, tampoco se puede dejar de lado tampoco la lectura homoerótica que se sustrae de cualquier película firmada por Van Sant. En este caso, esas secuencias nocturnas ante la hoguera no dejan de recordarnos aquellas de MY OWN PRIVATE IDAHO (1991) en la que el desaparecido River Phoenix se declaraba a Keanu Reeves, no suponiendo más que un complemento a esos planos en los que la cámara del realizador mima los rostros ya quemados de los protagonistas, en la manera con la que el color de algunas de sus prendas resalta sus figuras, en la alusión que proporciona la camiseta puesta en el bolsillo trasero de Damon –inequívoca referencia gay-, a la larga mirada de extraño que este brinda a Affleck envuelto en su camiseta como si fuera una árabe, o en esa culminación de los dos jóvenes entrelazados en la aspereza del desierto, en una secuencia que evoca y supera ampliamente, la filmada por Michalangelo Antonioni en la mediocre ZABRISKIE POINT (1970).

Es pues entre ese sustrato de alusiones, logros visuales y una puesta en imágenes reposada y envolvente, donde se despliega el mágico encanto de esta singularidad que no me atrevería a señalar si abre caminos al cine, pero de la que estoy convencido se trata de una propuesta llena de interés, definida por la inspiración y al mismo tiempo una manifiesta sencillez, y a la que el minimalismo de su propuesta no permite más que entrever los destellos de su enorme caudal de sugerencias. No cabe ocultar que no todo en GERRY se sitúa al mismo nivel –la inoportunidad del fondo musical a la secuencia final que se desarrolla en el desierto, algunos poco acertados acelerados de imagen que rompen con el ritmo del conjunto-. Sin embargo, es indudable que el balance de su conjunto es arriesgado, atractivo y, sobre todo, bebe de buena parte de más sólidas cualidades del cine, para al menos intentar explorar –con más humildad de la que pudiera parecer-, nuevos perfiles del cinematógrafo.

Calificación: 3’5

 

1 comentario

Jordan Flipsyde -

Have no doubts because of trouble nor be thou discomfited