THE GIRL CANT HELP IT (1956, Frank Tashlin) [Una rubia en la cumbre]
Poder acceder a THE GIRL CAN’T HELP IT (1956, Frank Tashlin) –jamás estrenada comercialmente en nuestro país, y editada en DVD con el título UNA RUBIA EN LA CUMBRE, aunque en sus escasas y pretéritas exhibiciones televisivas sobrellevara los títulos LA CHICA NO PUEDE REMEDIARLO, su traducción literal, o LA RUBIA Y YO-, supone encontrarse con uno de los títulos que cimentaron la fama de Frank Tashlin en el contexto de la comedia norteamericana de las décadas de los 50 y 60. Fue además uno de los dos títulos que realizó para la 20th Century Fox entremedias de su habitual vinculación con la Paramount, teniendo como protagonista al mito kistch Jayne Mansfield –el otro fue WILL SUCCES SPIL ROCK HUNTER? (Una mujer de cuidado, 1957), y destinando en ambas su habitual diatriba satírica sobre dos elementos propios de la sociedad de consumo USA de aquellos tiempos –y que con otro barniz, bien podría extenderse hasta la actualidad no solo hasta aquel país, sino al conjunto de los países desarrollados-; el mundo de la publicidad y la alienación que provoca la música de consumo para adolescentes. El segundo de dichos exponentes es el abordado por THE GIRL… centrando su alcance satírico en la entonces proliferación del rock & roll, entonces de auténtica vigencia por medio de tantas y tantas figuras emergentes – de cuyas actuaciones, de forma involuntaria esta película se ha erigido como una auténtica crónica y hasta cierto punto en un referente para todos los seguidores de dicho estilo musical; actuaciones filmadas de Eddie Cochran, Fats Domino….-. Todo ello se plantea en esta comedia con el deseo de un viejo “gangster” –Fatso Murdock (Edmond O’Brien)- de que su joven protegida Jerri Jordan (Jayne Mansfield) se convierta en una estrella de la canción. Para ello recurre a los servicios de un experto manager arruinado y venido a menos a consecuencia del alcohol –Tom Miller (Tom Ewell)-. A partir de la confluencia de estos tres caracteres, se desarrolla un argumento que contrapondrá por un lado el deseo de Jerri de convertirse en una perfecta ama de casa, su progresiva vinculación hacia Tom, los celos de Murdock sobre el giro que va cobrando la relación entre su protegida y el representante, así como el enfrentamiento que el antiguo “rey de las tragaperras” mantiene con un viejo rival suyo, aura jerifalte de una firma de discos, lo que no le impedirá finalmente convertirse en una auténtica estrella del rock, llegando a interpretar las canciones que llegó a componer cuando se encontraba en prisión.
Todo ello compondrá una farsa dominada por el espectacular cromatismo de las imágenes plasmadas por el experto Leon Shamroy, que además podría integrarse por su plasmación visual, como una auténtica variante de un modelo de melodrama noir tan en boga aquellos años, con exponentes tan conocidos por todos como SLIGHTLY SCARLET (Ligeramente escarlata, 1956. Allan Dwan) o la posterior PARTY GIRL (Chicago, años treinta, 1958. Nicholas Ray). Es precisamente por dicha vertiente, por la que creo que habría que valorar en mayor medida la película de Tashlin, quien sabe con enorme habilidad integrar esta faceta –que prolongaría posteriormente en otras películas suyas; IT’$ ONLY MONEY (¿Qué me importa el dinero?, 1962) o THE MAN FROM THE DINER’S CLUB (Solo contra el hampa, 1963)-, dentro de un contexto satírico, kitsch y eminentemente representativo de la plasmación de una cultura popular norteamericana bastante cuestionable –y de la que el propio Tashlin fue, a través de su obra, partícipe y cuestionador al mismo tiempo-. En ese sentido, es donde quizá habría que valorar los mejores aciertos de una película que sabe combinar ese lado cómico, quedando como una variación de unos modelos cinematográficos tan reconocibles en el cine de Hollywood de aquellos años. Al mismo tiempo, es evidente que THE GIRL… permite aflorar en sus mejores momentos, una veta intimista que se erige como uno de los rasgos menos estudiados y más valiosos de la obra del gran director norteamericano. Es esa capacidad para conectar en el lado humano de sus personajes y que, más allá de los ropajes críticos de su constante apuesta por la comedia, permitió esa vertiente sensible que se manifestó en algunos de los mejores momentos de su obra –y estoy pensando en THE GEISHA BOY (Tu, Kimi y yo, 1957) o la atrevida vertiente melodramática de THE DISORDELY ORDELY (Caso clínico en la clínica, 1964)-. En esta ocasión, es fácil detectar esa vertiente en torno a los personajes de Jerry y Tom, por medio de una planificación acertada de Tashlin que busca potenciar el uso del plano largo, e intentado con el uso del reencuadre, profundizar en ese conocimiento de sus personajes. Se me podrá objetar que ese modo de expresión era habitual en el contexto de la comedia y le melodrama de la Fox, pero no es menos perceptible esa capacidad del realizador de penetrar en unos personajes inicialmente caricaturescos y antipáticos, pero que finalmente revelan una insólita entraña con la que lograremos familiarizarnos y resultarnos entrañables.
Y en este sentido, cabría formularse una pregunta en primera instancia contradictoria ¿Se puede detectar la personalidad del realizador dentro de un estudio tan codificado como el de la Fox, y tan alejado a los rasgos que manejaba habitualmente en su larga vinculación con la Paramount, a cuyo seno volvería rápidamente? Indudablemente, pienso que sí, aunque ello no evitara sentirse de alguna manera partícipe de esa cierta rigidez que definió la producción en comedia ofrecida por dicho estudio –muy probablemente manifestada por la incorporación forzosa del formato en pantalla ancha- y de la que el propio realizador ironiza en la secuencia progenérico –como lo haría con la inmediatamente posterior y ya citada WILL SUCCES SPIL….-. En ese sentido, es innegable señalar que nos encontramos ante un título probablemente sugerido ante el éxito precedente de THE SEVEN YEAR ITCH (La tentación vive arriba, 1955. Billy Wilder), y a partir de dicho referente podemos encontrar toda una cadena en la que podemos ligar los nombres de Wilder, Tashlin, George Axelrod, Tom Ewell, Marilyn Monroe, Jayne Mansfield, Jerry Lewis, Dean Martin… Como se puede comprobar, es bastante fácil efectuar un nexo de unión en una serie de referentes cinematográficos, y a partir de su engarce, efectuar un recorrido por uno de los periodos más brillantes –el último realmente recordable- de la historia de la comedia norteamericana-. En este sentido, y contra lo que se suele señalar, quizá prefiera THE GIRL… a WILL SUCCES SPIL… en la medida que en esta ocasión precedente deja un poco de lado el alcance satírico para inclinarse más ante el interés por sus personajes y, como antes señalaba, mostrando más esa vena intimista que, combinada con ese documental malgré lui de las más características figura del rock, y esa extraña variación con respecto al melodrama noir tardío, son rasgos que, personalmente, me resultan mucho más atractivos que los elementos de comedia o esa inclinación tan generalmente bien manejada por el realizador a los private joke –que en este film le permitirá una secuencia en teoría bien planteada pero malograda por su reiteración; el recuerdo que se manifiesta ante Tom de su lejano descubrimiento de la cantante –y actriz- Julie London.
En cualquier caso, es evidente que THE GIRL… conecta bastante con los modos y tempos del Tashlin previo en la Paramount, con su obsesión por el fetichismo femenino, por el kitsch de la sociedad de consumo USA, por la ironía sobre los géneros cinematográficos y, al mismo tiempo, quizá le permitiera en su breve ausencia de su estudio de siempre, aflorar a su regreso de una soltura narrativa que iniciaría el periodo dorado de unos grandes realizadores del Hollywood de posguerra. En todo caso, más allá de no erigirse como un logro absoluto, de su relativa caducidad en su alcance satírico, con la ocasional carencia de ritmo de algunos de sus momentos, y quizá por permitir ser valorada por elementos que en su día no fueron debidamente apreciados, he de decir que he encontrado THE GIRL CAN’T HELP IT en mejor estado de salud de lo que esperaba, y quizá sea este el título de su realizador que mejor se integra en el contexto del cine de su época, revestido de lujoso oropel, de rubias oxigenadas y de busto descomunal y de hombres vestidos con sombrero de ala ancha. En su dependencia con el cine de aquellos años, lo cierto es que el film de Tashlin, más allá de sus intrínsecas cualidades, se erige como testigo perdurable de la fantasía fílmica de su tiempo y un exponente quizá no totalmente representativo de la maestría desarrollada por –bajo mi punto de vista- más singulares cineastas legados por el cine norteamericano.
Calificación: 3
2 comentarios
vekato -
Jesús el rocker -