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CINEMA DE PERRA GORDA

DESTINATION MOON (1950, Irving Pichel) Con destino a la luna

DESTINATION MOON (1950, Irving Pichel) Con destino a la luna

Quizá no sea lo más adecuado referirse a DESTINATION MOON (Con destino a la luna, 1950. Irving Pichel) a la hora de intentar demostrar una reflexión bastante personal, que aboga por destacar –a nivel cualitativo-  la sobrevalorada dimensión de la S/F cinematográfica en la década de los años cincuenta en el seno del cine norteamericano. Un periodo que comúnmente se suele reseñar como el de mayor esplendor en la historia del género –algo que podría suscribirse solo en la medida que fue el que generó una producción más abundante-. Y  es que si bien es de justicia señalar que produjo algunos ilustres exponentes en su configuración, creo que solo un desaforado fanatismo registrado en su entorno –y que con el paso del tiempo ha permitido valorar muchas muestras vinculadas al cine fantástico desprovista de interés alguno-, ha permitido que títulos como THIS ISLAND EARTH (1955, Joseph M. Newman), INVADERS OF MARTE (1953, William Cameron Menzies), o EARTH VS. THE FLYING SAUCERS (1956, Fred M. Sears) –extraídos al azar entre una  gama muy amplia- se hayan erigido como pequeños clásicos, permitiendo esa generalizada sobrevaloración a un conjunto caracterizado por su escasa imaginación y fantasía, su escasísima valía como meros productos cinematográficos, su esquematismo a la hora de configurar personajes con verdadero interés, y ello sin entrar en ocasiones a lo bizarro de sus modos de producción, en muchas ocasiones carentes de la contrapartida de propuestas de interés.

 

Buena parte de todos estos enunciados, creo que tienen un perfecto y representativo exponente en DESTINATION MOON, que si bien puede señalarse se erige casi como un film pionero dentro de la generosa producción que la S/F norteamericana ofrecería en sus pantallas. En este sentido, hay que señalar que esta producción de George Pal –un nombre inclinado a productos de fantasía, de entre los que el que comentamos se erige como uno de sus referentes más olvidables-, logró con esta película un enorme éxito que le permitió perseverar en este sendero con mayor fortuna. Si hay que valorar, por tanto, DESTINATION… en función de esta circunstancia, quizá podamos sentir una relativa estima por él. Pero si hay que hacerlo en base a su propio interés como producto cinematográfico, el balance bajo mi punto de vista no puede ser más pobre. Pese a su ajustada duración, nos encontramos ante una de las propuestas más pedestres, tediosas, antipáticas y reaccionarias que produjo tal vertiente en aquellos años. Este relato aparentemente veraz y desdramatizado de la apuesta de un grupo de cuatro hombres ligados al entorno del incipiente mundo aeronáutico, muy pronto deja ver la mediocridad de su planteamiento, la marcada ideología que desprende su mensaje –esas por otro lado no demasiado frecuentes, pero sí bastante irritantes alusiones a la necesidad de conquistar la luna para dominar el mundo, que se materializan en el sonrojante instante de la “toma” de posesión del planeta recién alunizado, utilizando los referentes de Dios, los Estados Unidos y en nombre de la Humanidad. No debería ser un inconveniente de especial calado referirnos a esta faceta, cuando muestras del género de mayor enjundia han sobrellevado este lastre con mayor incidencia –y pienso, por ejemplo, en el referente de THE THING (El enigma de otro mundo, 1951. Christian Nyby)-. Pero lo que limita  y provoca el tedio en el film de ese curioso personaje cinematográfico que fue Irving Pichel –por otro lado una personalidad represaliada en la “Caza de Brujas” de McCarthy por sus conocidas filiaciones progresistas-, reside sin duda en la morosidad que preside todo su conjunto. Desprovisto de cualquier atractivo dramático, con unos personajes apáticos y carentes de entidad como tales, la anécdota por la cual el cuarteto se decide a efectuar por su cuenta el viaje a la luna, está definida por un infantilismo casi inusitado y, sobre todo, por un estatismo visual quizá consustancial a la teatralidad que definió buena parte de la andadura como realizador de Pichel –que previamente se caracterizó como director teatral-. En medio de este contexto tan paupérrimo, de un falso didactismo a la hora de explicar los propios personajes sus incidencias en el vuelo –para que sean compartidas por el espectador-, de la inadecuación de su banda sonora, y de la curiosa presencia de ese cortometraje protagonizado por el popular personaje “El Pájaro Loco” –que servirá para espolear a un grupo de empresarios norteamericanos a invertir en la empresa de propulsar un cohete que lleve a buen puerto el proyecto, tras el fracaso que muestran las imágenes de apertura del film-, lo cierto es que poco se puede destacar entre la grisura de sus imágenes. Quizá podríamos resaltar el momento del despegue –donde los cuatro tripulantes sufren en sus rostros las consecuencias de la presión del mismo-, o la secuencia en que el doctor se diluye en la inmensidad del espacio, siendo rescatado por otro de los tripulantes. La correcta iconografía lunar o esa intención de procurar un cierto cientifismo en la película, no puede decirse que contribuyan demasiado a elevar el nivel de una función apagada, trasnochada y devaluada considerablemente con el paso del tiempo. Para ello, no cabe más que comprar su resultado con el obtenido por Fritz Lang con FRAU IM MOND (La mujer en la luna, 1928), más de dos décadas antes –y aún no siendo este uno de los títulos más remarcables de su periodo alemán-, para darnos cuenta que con DESTINATION MOON nos encontramos ante un exponente de una corriente muy popular en el cine USA cuyo interés, mucho me temo, se queda en la simple arqueología nostálgica.

 

Calificación. 1

1 comentario

adrian1230 -

En efecto comparto plenamente tu opinión sobre la evidente falta de calidad en la gran mayoría de películas de ciencia ficción producidas en los estados unidos durante los años cincuenta. Sin embargo, desde mi punto de vista, lo que realmente ha llevado a este genero, circunscrito concretamente al periodo antes mencionado, ha gozar de una amplia difusión y reconocimiento en nuestros días (lo que se demuestra en la gran profusión de ensayos referidos a esta materia que se publican de forma cada vez más habitual, así como las rediciones de las susodichas películas), no es más que el atractivo que genera su inocencia, la inocencia de un género todavía en sus inicios, un genero puro, incapaz en muchas ocasiones de ocultar sus sonrojantes medios de producción y mucho menos su marcado mensaje anticomunista en plena guerra fría. Quizás para muchos este tipo de detalles les resulten una muestra más de la evidente falta de valor de estas precarias películas, sin embargo en mi caso (y puede que en el de alguien más) todas estas características, apenas mencionadas, convierten a la ciencia ficción de los cincuenta en un genero con el que realmente se puede disfrutar de un desenfadado rato de cine y por qué no incluso poder reír a gusto en ocasiones, dejando a un lado, claro esta, cualquier estricto análisis. Creo además importante mencionar algunos títulos de este periodo que si pueden ser tenidos en cuenta como auténticos clásicos del cine por su valor cinematográfico, caso de: “Ultimátum a la tierra” o “El ser del planeta X” entre otros.

No me gustaría acabar este escueto comentario sin antes felicitarte por tus estupendas críticas.

Un saludo.