CALTIKI IL MOSTRO IMMORTALE (1959, Riccardo Freda)
Se suele tener a CALTIKI – IL MOSTRO IMMORTALE (1959, Riccardo Freda) como auténtica precursora de la denominada “escuela de terror” italiano. Toda una manera de enfrontar el fantastique que proporcionó al género uno de los vértices más ilustres en el periodo de mayor esplendor del mismo. En este sentido, el film de Freda –firmado con su seudónimo de Robert Hampton-, es evidente que deja entrever destellos de los rasgos que tanto él como los demás realizadores implicados en esta corriente –Bava, Margheritti-, aplicaron a las primeras muestras de su cine. Rasgos como la combinación de elementos contemporáneos con otros basados en leyendas y rasgos del pasado, una cierta inclinación con el melodrama ligada a cierto tremendismo en las situaciones, así como una serie de deficiencias a nivel de producción –que por otra parte en este caso quedan compensadas con las habilidades de Mario Bava en el aspecto fotográfico y de maquetas, poco antes de su esplendoroso debut con LA MASCHERA DEL DEMONIO (La máscara del demonio, 1960)-, son rasgos que, punto por punto, se dan cita en esta curiosa, inicialmente atractiva, y finalmente discreta producción, ambientada en territorio mexicano.
Tras unas imágenes descriptivas –alentadas por una voz en off explicativa, que me recordó el preludio de NIGHT OF THE DEMON (La noche del demonio, 1957. Jacques Tourneur)-, nos internamos en el dominio de una leyenda de origen maya, en la que el éxodo pretérito de sus moradores dejaron el resquicio y el temor del retorno de la diosa Caltiki. La acción se traslada a tiempo presente, describiendo la excavación arqueológica en dichas tierras que encabeza el británico Dr. John Fielding (John Merivale -a quien recordaremos como uno de los lacayos del villano Alan Badel en ARABESQUE (Arabesco, 1966. Stanley Donen)-. En dichas excavaciones se ha incorporado el fantasma de la inquietud, ya que uno de los expedicionarios retorna al campamento totalmente desquiciado, mientras que otro de ellos ha desaparecido. La situación romperá la normalidad de los científicos, llevándolos en su búsqueda del compañero desaparecido hacia una laguna en la que reposan los restos de lejanos sacrificios humanos a la figura de la diosa. En el marco de ese contexto se producirá la aparición de una extraña sustancia que repentinamente cobrará vida propia y un enorme volumen, sembrando el caos y la destrucción entre los componentes de la expedición, y extendiendo su influjo hacia uno de los expedicionarios, a quien llegará a destruir su brazo al contactar con dicha sustancia. Los científicos lograrán desprender el fragmento que envolvía el brazo del atacado, intentando descubrir la composición de dicha materia. Pero con lo que no contaban es que esta crece de manera incalculable, remitiendo únicamente con la aplicación del fuego.
No seré el primero ni el último en señalar las similitudes que CALTIKI... marca con la norteamericana THE BLOB (1958. Irvin S. Yeaworth Jr.). Se trata de algo bastante cierto, como lo es el hecho de encontrarnos ante una temática relativamente frecuentada en la ciencia-ficción de aquel tiempo. No cabe duda, por otra parte, que el film de Freda es muy superior a la apática cinta que supuso el debut cinematográfico de Steve McQueen –a mi juicio uno de los mayores falsos prestigios del género en aquellos años-. De todos modos, su conjunto alterna elementos destacables junto a un cierto predominio de otros prescindibles, dando como resultado un conjunto más o menos atractivo, en la medida que se aprecia el intento de Freda por dotar de densidad dramática a la propuesta aunque, cierto es reconocerlo, este interés no se traduzca en un conjunto más equilibrado. En la primera vertiente hay que destacar el grado de fascinación que destila el capítulo inicial de la función, en el que junto a una cuidada evocación de ambientes y el acierto en la escenografía e iluminación, encontramos una atmósfera e inquietud en el relato que, preciso es reconocerlo, no volveremos a recuperar en el escueto metraje del film, de poco más setenta minutos. Junto a ello, CALTIKI... demuestra ese interés de Freda, expresado en la formulación visual de la película, al intentar potenciar al máximo la profundidad de campo, el sentido escénico de sus secuencias, y logrando con ello un atractivo suplementario que logra compensar en parte sus deficiencias. Junto a ello, una mirada distanciada puede revelar claramente el apego y la admiración que el director italiano siempre profesó por el cine norteamericano clásico. Y es que, dentro de sus considerables limitaciones, y pese a su evidente conexión con el fantastique, la película presenta todo un auténtico catálogo de referencias a los diferentes géneros que definieron el cine de Hollywood hasta aquellos años. Desde los ecos del western que dejan entrever los exteriores de las imágenes iniciales –con un poco de imaginación podríamos entrever una evocación del Monument Valley fordiano-, constataremos además de ecos del cine de aventuras –por medio de una prescindible secuencia de folklore autóctono-, melodrama –las incidencias de sus personajes-, ciertos aspectos del cine policiaco e incluso leves referencias al cine bélico –la presencia de tanques combatiendo la extraña y ya entonces gigantesca sustancia-. Una extraña conjunción de elementos de una u otra vertiente que, si más no, permite proporcionar un atractivo suplementario a la función.
Junto a estos atractivos, no sería justo omitir carencias y debilidades que finalmente limitan el alcance de la función. Desde la escasa enjundia de sus personajes, ciertas deficiencias de producción, la pobreza de los diálogos y la general labor de los actores, son elementos que empobrecen un conjunto que, a fin de cuentas, tampoco se planteaba como más que una función de evasión, destinada para compartir ante el público italiano, con los productos que por aquel entonces llegaban de origen norteamericano. Desde este punto de vista la comparación es plausible, en la medida que quizá y pese a sus evidentes deficiencias, nos encontramos con películas que logran establecer ciertas cualidades a partir de la utilización de materiales de derribo. Sin embargo, me gustaría hacer una digresión final, al señalar que esta película me recordó en su alcance a la de la posterior TERROR NELLO SPAZIO (Terror en el espacio, 1965) de Mario Bava. La diferencia estriba en que, mientras que CALTIKI... está rodada en blanco y negro y se encuentra prácticamente olvidada, el film de Bava ha adquirido un status de cult movie que jamás he podido comprender, y en la que a mi modo de ver se encuentran las fronteras de lo mejor y lo peor que el cine fantástico italiano legó a la posteridad; la incardinación de una indudable inquietud, intuición y garra cinematográfica, oponiéndola a una pobreza de producción que, en pocos años, se unió a similar y decreciente grado de inspiración visual.
Calificación: 2
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