Blogia
CINEMA DE PERRA GORDA

DESPERATE JOURNEY (1942, Raoul Walsh)

DESPERATE JOURNEY (1942, Raoul Walsh)

Incluso en los mejores momentos de su trayectoria profesional, la copiosa filmografía del norteamericano Raoul Walsh se caracterizó por su irregularidad. Una irregularidad que más que centrarse en una hipotética desgana de sus tareas de realización, se podría marcar fundamentalmente en la desigual calidad de los materiales de producción que le fueron encomendados. Ni que decir tiene que el que fuera uno de los tuertos más célebres del cine norteamericano no siempre tenía la obligación de demostrar su pericia en dichas tareas. Como a cualquier otro cineasta, era lógico que en Walsh se encontraran vaivenes en su inspiración, pero bien es cierto que era una circunstancia que no era fácil de prodigar en su obra –y francamente, creo que han de escasear en ellas títulos que alberguen un mínimo de interés-. Dentro de estas generalidades, lo cierto es que DESPERATE JOURNEY (1942) representa bajo mi punto de vista el punto de conflicto que puede mostrarse entre el buen pulso de un cineasta siempre seguro en sus recursos cinematográficos, y las debilidades de un guión que, por mucho que uno intente analizarlo, está provisto de unas debilidades que por momentos llegan a ser insalvables.

 

Y este alcance chirriante, a mi modo de ver se establece en la propia génesis de esta película de alcance antinazi, desarrollada bajo una premisa humorística que personalmente considero poco acertada. Lo sé. El cine norteamericano en esos años legó a la posteridad obras firmadas por Chaplin, Lubitsch o McCarey, destacadas por su acertada vena satírica en torno al nazismo y sus consecuencias. Sin embargo, creo que en esta ocasión esa mezcla de relato aventurero y tinte humorístico chirría considerablemente, quizá no solo por el tratamiento que se ofrece del espécimen nazi sino, sobre todo, por la escasa entidad que adquieren los personajes definidos como positivos. Pese a ello, esta odisea de un grupo de seis oficiales representantes de diferentes países y adscritos al ejército británico en su lucha contra el ejército alemán, indudablemente reviste el ritmo y la pericia inherente al cine walshiano. En ningún momento podemos hablar de pérdida de ritmo, y las andanzas de este grupo de militares están espléndidamente mostradas, con una progresión impecable. Sin embargo, la atractiva sucesión de aventuras llega un momento que a mi modo de ver queda expuesta como una sucesión de peripecias que, unido a ese maniqueísmo que poco a poco va adueñándose del metraje, contribuyen a crear una sensación de mecanicismo que neutralizan esa humanidad que se da en muchos otros títulos del realizador –incluso dentro de este periodo, ahí está la posterior UNCERTAIN GLORY (1944) para ratificarlo-.

 

Esa acumulación de peripecias, a cada cual más increíble, no evitan jamás que nos abandone la sensación de asistir a un producto de evasión resuelto con profesionalidad, e incluso logremos contemplar episodios en los que la inspiración llega a alcanzar cotas notables de interés. Será quizá a mi juicio la muestra más definitiva de ello el que se desarrolla en la consulta de ese doctor, que intenta ayudar al joven sargento Hollis a recuperarse de los balazos de un contraataque nazi. Los encontronazos de los oficiales británicos con el asedio de los nazis, mientras el veterano doctor intenta inútilmente salvar al muchacho herido mortalmente –impresionantes sus últimos momentos de vida, mostrados en primer plano-, proporcionan un fragmento en que no solo se observa ritmo, sino una lógica interna que tendrá su continuidad en los minutos posteriores, cuando el matiz humorístico queda en un segundo término, logrando imbuir al espectador a través del sentimiento que transmite la joven Kaethe Brahms (Nancy Coleman) en su compromiso con la lucha antinazi, a este grupo de soldados que hasta entonces se han tomado la dura práctica de la guerra como un auténtico paseo triunfal. Es por ello que DESPERATE JOURNEY alcanza una cierta temperatura emocional con la búsqueda infructuosa de los padres de Kaethe que han sido usurpados por una pareja de nazis, remitiendo de nuevo la faceta humorística, y sosteniendo la película un sesgo dramático definido por su convicción. Sin embargo, el film de Walsh retomará los rasgos genéricos antes mencionados en los minutos finales de la película, dejando de lado la intensidad y vigor que en fragmento precedente. En definitiva, nos encontramos ante uno más de los múltiples encargos que la Warner venía ofreciendo al ya veterano realizador en aquel periodo fértil de su obra. Un film en el que el nervio y el oficio de su artífice se encuentra mediatizado y, en algún momento, casi anulado, dentro de una poco afortunada combinación de comedia y aventura bélica, y que personalmente jamás situaría entre los productos de mayor alcance rodado en este periodo por su director. Eso si, si más no, sus imágenes y el ritmo del relato, invitan a un visionado entretenido y lleno de amenidad.

 

Califciación: 2’5

0 comentarios