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CINEMA DE PERRA GORDA

THE DEADLY MANTIS (1957, Nathan Juran)

THE DEADLY MANTIS (1957, Nathan Juran)

Es curioso como una mirada basada simplemente en un aspecto sociológico y/o historiográfico en torno al hecho cinematográfico, nos permita detectar en películas más o menos escoradas al producto de consumo de su época, unos valores o referencias que han quedado como iconos en el séptimo arte. Es algo que nos brinda, supongo que sin pretenderlo, THE DEADLY MANTIS (1957, Nathan Juran). Se trata de uno de tantos exponentes de la S/F desplegada durante la década de los cincuenta en el contexto del cine de consumo norteamericano, a través del cual sus pantallas encontraron un caldo de cultivo inesperado para exorcizar la histeria anticomunista permanente desde el triste episodio precedente capitaneado por el infausto senador McCarthy. Es algo que podremos detectar con facilidad en varios de los pasajes de la función, pero al mismo tiempo el film del competente artesano que fue Nathan Juran ofrece momentos indudablemente icónicos dentro de la historia del fantástico. Desde ese ascenso de la mantis de gigantescas dimensiones hacia el obelisco del Pentágono –que asume cercanos ecos de King-Kong-, hasta la ejemplar conclusión desarrollada en el escenario del tunel de Manhattan –que nos trae ecos de la estupenda THEM! (La humanidad en peligro, 1954. Gordon Douglas), pasando por la manera con la que en ocasiones se muestra en primer plano el rostro de la criatura –que nos trae a la mente los insertos que tanto detestaba Jacques Tourneur y que el productor había impuesto a su maravillosa NIGHT OF THE DEMON (La noche del demonio, 1958)-, o incluso las semejanzas que esta película ofrece con títulos como THE THING FROM ANOTHER WORLD (El enigma de otro mundo, 1951. Christian Nyby y el no acreditado Howard Hawks), CAT PEOPLE (La mujer pantera, 1942. Jacques Tourneur) –el encuentro de una joven con la criatura cuando sale de un autobús dentro de una noche dominada por la niebla-, THE INCREDIBLE SHRINKING MAN (El increíble hombre menguante, 1957. Jack Arnold) –los planos del monstruoso insecto plasmados desde el interior de la ventana, teniendo a Marge como aterrorizada espectadora- o la británica THE ABOMINABLE SNOWMAN (1957, Val Guest). Lo cierto es que, más allá de sus intrínsecas cualidades, el film de Juran puede entenderse e incluso apreciarse como un ejemplo representativo no solo de una serie de rasgos consustanciales a la hora de entender el fenómeno de la ciencia-ficción USA de la década de los cincuenta, sino como un curioso recordatorio de momentos perdurables del fantastique norteamericano.

 

Más allá de esta circunstancia, lo cierto es que THE DEADLY MANTIS queda como un producto quizá excesivamente deudor de los condicionamientos que insertan su desarrollo dentro de ese contexto militarista deudor de la guerra fría. Pese a este rasgo antipático que alcanza un cierto peso en la primera mitad del relato –el tonto romance entre el coronel Parkman (Craig Stevens) y la desdibujada periodista –Marge (Alix Talton)-, lo inoperante del rol del general y, en definitiva, a la pobre definición del conjunto de sus personajes, lo cierto es que la película funciona a través de un ritmo bastante ajustado caracterizado por un logrado crescendo –a lo que contribuye su escueta duración-. Unamos a ello el logro de una atmósfera eficaz –manifestada ya en la manera con la que se nos muestran las dos tragedias iniciales, descritas por un dominio innegable de la composición del plano y su escenografía-, combinada por una adecuada inclusión de la elipsis. Pero si algo permite que el film de Juran alcance un determinado nivel es, sin lugar a duda, esa desmesura y alcance delirante que va adquiriendo en su último tercio, y que da pie a unos veinte minutos finales quizá poco creíbles en su argumentación, pero francamente efectivos en su desarrollo. Desde el  fallido intento de aniquilación de la criatura –por cierto bastante bien descrita en las maquetas que se insertan-, hasta la reaparición de la misma junto al capitolio de Washington ¿Por qué siempre las monstruosidades en la pantalla acudían a New York o los lugares estratégicos de USA? Pero no contento con ello, ese paroxismo propiciará que la criatura trepe por el célebre obelisco que preside la plaza central del edificio gubernamental, siendo además la secuencia reforzada con el rasgo claustrofóbico que le permite estar planteada desde la mirada aterrada de los vigilantes que se apostan en el interior de dicho monumento. Pero aún yendo más lejos, la criatura escapará y se dedicará a provocar catástrofes en una noche neblinosa, provocando el terror urbano al tiempo que dejando las suficientes pistas para que pueda intentar ser capturada. Finalmente, la gigantesca mantis quedará rodeada en el ya citado túnel de Manhattan, el cual han llenado de humo los oficiales. La expresión visual de todo este episodio deviene realmente demoledora y malsana, y tendrá su prolongación con el espléndido episodio de la búsqueda del comando que lidera Farkman –debidamente equipados con mascarillas- para poder combatir con gases a la criatura. Será este, sin duda alguna, el fragmento más memorable de la función, en la medida que nos insertamos en un terreno de suspense dominado por esas luces lívidas provocadas por las linternas de los soldados, proporcionando a esta búsqueda un notable grado de tensión argumental y abstracción formal. Y es en el encuentro final con el monstruo cuando la película parece apostar por una relativa humanización de esta, siendo mostrada en su sufrimiento a la hora de recibir los ataques de los humanos. Será otro de los aspectos que refuerzan la contundencia del final, pese a que los últimos planos de la película estén a punto de arruinar la contundencia lograda pocos instantes después en la pantalla.

 

En cualquier caso, y aún reconociendo desequilibrios y determinadas dependencias argumentales, lo cierto es que THE DEADLY MANTIS se erige como una estimulante muestra de la S/F norteamericana en uno de sus periodos más prolijos para el género, legando detalles e interesantes elementos temáticos y narrativos –el ritmo del film es notable- que permiten un conjunto bastante estimulante pese a la modestia de su planteamiento base de producción.

 

Calificación: 2’5

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