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CINEMA DE PERRA GORDA

MALOMBRA (1942, Mario Soldati)

MALOMBRA (1942, Mario Soldati)

Para bien y para mal, un título como MALOMBRA (1942, Mario Soldati), se encuentra muy condicionado por el contexto en que fue realizado. Podría ser esta una afirmación de perogrullo –y lo es-, pero creo que en esta ocasión resulta pertinente, en la medida de encontrarnos en el contexto de producción del cine italiano en pleno fascismo. En el perfil negativo no cabe duda que estamos situados en un ámbito dominado por las reconstrucciones de época –un poco como con mayor incidencia sucedía en nuestro país tras el triunfo del franquismo-, en las cuales un cierto alcance polvoriento limitaban las posibilidades de sus propuestas. En cierta medida –y pese a mi estima y previsible intuición del alcance del cine del italiano-, creo que la adaptación de Antonio Fogazzaro –a cargo de un equipo de guionistas entre los que se encontraba el propio Soldati y el futuro realizador Renato Castellani- logra por una parte emerger con personalidad propia, sin despegarse del todo de ese contexto de producción un tanto plúmbeo que, es imposible obviarlo, se extendía al conjunto de la cinematografía italiana que en aquellos años abordaba títulos de época, aunque estuvieran firmados por directores reconocidos como Vittorio De Sica. Soy consciente, sin embargo, de que estoy comentando una película que goza de un estatus de culto entre no pocos aficionados, aspecto este en el que podría coincidir solo en una relativa medida.

 

Huérfana de padres, la Marquesa Marina di Malombra (Isa Miranda) es acogida por su tío, el riguroso Conce Cesare d’Ormengo (Gualtiero Turnati), quien la traslada hasta su palazzo, con la única condición que este salga de allí una vez casada. El lugar es una mansión inmensa ubicada junto al lago Como, en la que sus espesos cortinajes sugieren el aroma polvoriento de un pasado que, contra lo que sería previsible, transmiten un irremisible aire de decadencia y un cierto alcance siniestro. Ese último será el atisbo que intuirán Marina y su joven ayuda de cámara, cuando las destinen a unos habitáculos que provocan temor entre el propio servicio. Será todo ello el inicio de la transformación que para la joven aristócrata, supondrá el encuentro de unas cartas y objetos que la unirán a un familiar del pasado de la familia, de la que se convertirá en involuntaria ejecutora de una venganza. A partir de ese momento, la realidad y la obsesión se alterará en la vida de la protagonista, quien modificará por completo su carácter, tornándose taciturna incluso con el veterano aristócrata que hasta entonces era temido por ella, y que desea buscarle un buen partido para su futuro. La situación modificará su semblante con la llegada a la mansión del frustrado y sensible escritor que es Corrado Silla (Andrea Checchi), en quien Marina verá el objeto de la venganza que parece destinada a cumplir, mientras que al mismo tiempo ambos sienten de por sí una atracción inmediata. Entre ellos se establecerá una relación contrapuesta de cercanía y rechazo, en la que tendrá un elemento de importancia la llegada de un pretendiente de cierta noble familia, que desea casarse con la joven aristócrata.

 

Lances folletinescos, atisbos cercanos a la iconografía del cine de terror, situaciones desaforadas, personajes arquetípicos, y momentos intensos e inspirados. Es innegable que la amalgama formal y el trasunto dramático que alberga el film de Soldati, alberga casi a partes iguales momentos atractivos con otros decididamente caducos. Entre los mismos, tienen un notable grado de fuerza todas las secuencias nocturnas desarrolladas en el interior y exterior de la mansión, la fisicidad con la que se muestran los exteriores de la misma, el peso dramático de los elementos y tormentas, la delicadeza que a mi juicio adquiere el perfilado de los personajes del veterano Steinegge (Giacinto Molteni) y su hija, secreta admiradora y enamorada de Silla. Elementos como aquellos en los que tiene acto de presencia el matiz fantastique, o fragmentos como el que describe la muerte y el velatorio del anciano conde.

 

Son aspectos y matices sin duda positivos, en un contexto en el que, preciso es reconocerlo, se alternan otros en los que se echa de menos una mayor densidad narrativa, un superior interés en despegarse del viciado contexto que imponía el cine de la época. Es algo que puede manifestar de manera clara el tratamiento del obtuso pretendiente de Malombra, acompañado del matiz caricaturesco que adquiere el personaje de su madre. Hay muchas ocasiones en las que uno echa de menos una mayor fluidez, un desprecio más rotundo con la caligrafía fílmica de la época, que tanto ha envejecido ante una mirada posterior, a lo que cabría añadir la apergaminada aportación de buena parte de los componentes del reparto. Es así, como admirando los mejores aspectos de la película, no dejo de intuir en ella un inesperado referente de los modos que, algunos años después, serían retomados por cineastas como Freda, Bava o Margueritti, a la hora de dar cuerpo fílmico a la edad de oro del cine de terror de su país.

 

Por encima del alcance de su valía, que duda cabe que en MALOMBRA cabe destacar la enigmática, adusta y personalísima presencia de Isa Miranda encarnando su rol protagonista. Considerada como la “Greta Garbo italiana”, resulta innegable que en su retrato se observa, más que a una actriz, una personalidad cinematográfica llena de magnetismo.

 

Calificación: 2’5

6 comentarios

Jorge Trejo -

ESTOY COMENZANDO A VER POR INTERNET "MALOMBRA", ANTES QUISE REELER ESTE COMENTARIO. ISA MIRANDA SIEMPRE ME GUSTÓ MUCHO DESDE QUE DE NIÑO LA VÍ EN SCIPIÓN EL AFRICANO. DE SOLDATI ME GUSTÓ OTRA PELÍCULA DE ÉPOCA CON ALIDA VALLI Y YA ESPERO ESTAR VIENDO A IRASEMA DILLIAN, UNA ACTRIZ QUE HIZO ÉPOCA EN EL CINE MEXICANO.

Juan Carlos Vizcaíno -

Hola de nuevo, Carlos:

Al igual que tu, tengo en una enorme estima la labor de Latorre. De hecho junto a Quim Casas, Tomás Fernández Valentí y el ya citado Marías, completan mis cuatro críticos de referencia.

Me gustaría contactar personalmente contigo. Para ello te brindo mi correo electrónico que es jcvizcaino66@gmail.com

Gracias por tus palabras tan halagadoras pues, aunque no te lo creas, soy alguien enfermizamente autocrítico, y me siento en muy pocas ocasiones satsifecho de lo que escribo. Ya ves.

Un abrazo,

Juan Carlos

Carlos C. -

De nada, Juan Carlos.

Yo también admiro a Miguel Marías, y sobre todo a José María Latorre. El primero por su entusiamo y sabiduría cuando habla de cine, y el segundo por hacer de la crítica de cine literatura.

Un saludo y enhorabuena por tu blog.

Juan Carlos Vizcaíno -

Hola, Carlos:

El hecho de que admire a Miguel Marías y me parezca quizá la persona más sabia en materia cinematográfica que exista en nuestro país, no me obliga a coincidir siempre con su criterio, aunque me interesen todos sus escritos, de los que siempre se aprende. De hecho, cuando contemplé MALOMBRA en la presentación que se hacía de la misma en la grabación de su emisión en Cineclassics, el comentarista Octavi Martí prácticamente la calificaba como una obra maestra. Lamentablemente no estoy de acuerdo con tal apreciación, aunque me parezca un título interesante. De hecho, de lo poco que he visto de Soldati, encuentro mucho más interesantes TIEMPOS DIFICILES -de la misma época- y la posterior LA RAGAZZA DI FUME.

Gracias por tu escrito y mandarme el enlace, y espero que sigamos en contacto.

Un abrazo

Juan Carlos

Carlos C. -

En este enlace podrás ver la lista completa.

http://sallitt.blogspot.com/2009/11/frivolous-lists-italy.html

Carlos C. -

Pues para tu admirado Miguel Marías, esta es una de las 25 mejores películas italianas de la historia.
Ante tal disparidad de criterios, tendré que verla pronto, porque la tengo pendiente.

Un saludo.