THE BEST OF EVERYTHING (1959, Jean Negulesco) Mujeres frente al amor
Pese a la mediocridad que desprende su conjunto, un título como THE BEST OF EVERYTHING (Mujeres frente al amor, 1959. Jean Negulesco) puede resultar revelador si se toma como base para analizar la importancia del productor y el director en el contexto de ese Hollywood cambiante de finales de los cincuenta. Es facil comentar esta película como un eslabón más de la decadencia de un realizador que, pese a todo, posee una parte importante de su filmografía de gran interés. Sin embargo, solo basta con contemplar sus títulos de crédito y atisbar su look –lo que vendrá a continuación no hará más que ratificar este enunciado-, para entender que asistimos a una función en la que domina con fuerza el hecho de ser una producción de Jerry Wald. Admirado hombre de cine, Wald atesora en su larga trayectoria como tal bastantes grandes títulos, desarrollando en la Fox una clara apuesta en la segunda mitad de los cincuenta, centrada en productos donde el uso del color y el novedoso CinemaScope fuera explotado, dentro de un contexto dominado por una concepción del melodrama, en el que se insertaran elementos “fuertes” dentro de lo que entonces emergerá en el abanico de una supuesta permisibilidad sexual. Así pues, y al igual que sucedía con otra producción de Wald –PEYTON PLACE (Vidas borrascosas, 1957. Mark Robson)-, THE BEST OF… se inicia con los ropajes de una supuesta alta comedia, hasta ir discurriendo poco a poco dentro de los senderos de un drama en el que, junto al reclamo industrial de ir introduciendo nuevos rostros de atractivos actores y actrices, se apostaba por la inclusión del relato dentro de los parámetros de una sordidez de carácter moralista, pasando por el reaccionarismo de su enunciado, y una puesta en escena estática y en pocos momentos ágil.
No era difícil de entender esa fórmula, cuando la Universal estaba logrando éxitos atronadores en el género, de la mano de Douglas Sirk -1959 es el año en que este rueda su obra maestra, IMITATION OF LIFE (Imitación a la vida)-, que en el seno de la 20th Century Fox se apostara por una política en la que se apropiaran de esa relativa mayor franqueza sexual, que en el fondo estaba revestida de la astucia de recuperar un público de edades juveniles –la recurrencia a jóvenes actores en el cast es otra prueba de ello-, más que un elemento de perdurabilidad y riesgo. A partir de esas premisas de producción, es curioso constatar como de la base de un productor con un estilo marcado, se podían desarrollar casi de la noche a la mañana, títulos inolvidables –AN AFFAIR TO REMEMBER (Tu y yo, 1957. Leo McCarey)- o mediocres, como el que nos ocupa o el ya citado PEYTON PLACE. Era la grandeza y al mismo tiempo la servidumbre de un contexto de producción que marcaba los perfiles, pero en modo alguno limitaba la profesionalidad e inspiración de sus directores. No será algo que emerja en esta ocasión, a partir de la estática y escasamente imaginativa puesta en escena brindada por un Jean Negulesco, al que parece le pilló con el pie cambiado la llegada de ese nuevo formato que nunca logró dominar por completo. Al margen de constituir todo un recetario de lo que la sociedad de consumo norteamericana marcaba debía esperarase de la mujer –estas tenían que resultar mozas sumisas y casaderas-, lo cierto es que THE BEST OF… en pocos momentos revela más atractivo que el propiamente sociológico, tanto a nivel de recetario de los gustos de un público femenino por el lujo en la pantalla, y también por los condicionantes de producción fílmica que hemos comentado. En realidad, la primera mitad de la película resulta casi exasperante en la descripción de la llegada de tres jóvenes al entorno de una prestigiosa entidad editorial. Ellas son Caroline Bender (Hope Lange), April Morrison (Diane Baker) y Gregg Adams (Suzy Parker). Ambas se incorporarán como secretarias a un emporio editorial que se encuentra instalado en unas lujosas dependencias de un moderno edificio en Manhattan. La empresa cuenta con las directrices que emanan de la veterana y tiránica Amanda Farrow (Joan Crawford) y de Fred Shalimar (Brian Aherne), aunque casado, siempre inclinado a la tentación de sobrepasarse con las jóvenes que le rodean. Dentro de dicho contexto, su base argumental se caracteriza por una primera mitad bastante plúmbea, centrada en “mostrar” el decorado en el que se inserta la acción –siempre adornado con el incesante sonido de fondo de las máquinas de escribir-. Parece que en ella, Negulesco prosiguió con esa sensación de que la pantalla ancha fuera un formato que solo supo utilizar a nivel pictórico. Es decir, nos encontramos con un uso puramente decorativo de las excelencias del color DeLuxe, y en donde cabe destacar, eso sí, la recurrencia a planos exteriores de la ciudad de la Gran Manzana, que personalmente intuyo fueron tomados como base por Blake Edwards, para retomar –con un infinito mayor sentido cinematográfico-, para su muy inmediata BREAKFAST AT TIFFANY’S (Desayuno con diamantes, 1961).
Será sin embargo en el tercio final, cuando THE BEST OF… asumirá sus elementos más dramáticos. Historias entrecruzadas que van desde la aventura de April con el frívolo y acaudalado play-boy Dexter Key –un jovencísimo Robert Evans, que hizo bien en dejar la actuación para dedicarse a las tareas de producción-, insertando la presencia de un hijo no deseado y un aborto. En Caroline se planteará el drama al contemplar al que fuera su prometido –casado por intereses en Inglaterra-, retornando a New York y proponiendo a esta ejercer como amante. Más desaforada será la aventura romántica vivida por Gregg, enamorándose locamente de un conocido director teatral –David Savage (el estupendo y siempre infravalorado Louis Jourdan, recreando quizá uno de los pocos roles creíbles y trabajados del film)-, dentro de una pasión que asomará tintes ridículos, planificada de forma enfática y con el uso persistente de planos inclinados por parte de Negulesco. Era cuestión de introducir en su argumento “temas fuertes”, llevando con ello al público –sobre todo femenino- a unas pantallas que luchaban con denuedo por competir con la fuerza de la televisión. Por desgracia, el esfuerzo envejeció ya en el propio momento de su estreno. Cuando títulos como el señalado de Sirk, u otros como PARTY GIRL (Chicago, años treinta, 1958. Nicholas Ray), demostraban las posibilidades y la fuerza de los elementos del melodrama en aquellos años, lo cierto es que una película tan limitada, conservadora y complaciente como THE BEST OF EVERYTHING –que culmina con un canto cándido a la pretendida pureza del amor, canción romántica incluida-, centrado en el deseado romance entre Caroline y el joven Mike Rice (Stephen Boyd, siempre mejor como presencia que cuando se adentra en un elemento histriónico que en nada le favorece), aparece como una astuta apuesta industrial, en la que un director que en el pasado fue grande, se había acomodado en las cándidas e inanes aguas del colorín, la ausencia de tensión y el reaccionarismo más inofensivo en su obra. Lástima.
Calificación: 1’5
2 comentarios
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No te me enfades por lo que comento en lo referente a esa apreciación
de la etapa de Negulesco con el Scope. Me sigo reafirmando en ella,
pero te aseguro que mantengo una extrema debilidad por su obra, y me
duele muchísimo que por esta parte de interés más o menos menguado, se
obvie una andadura previa llena de pélíuculas espléjndidas, una de las
cuales considero una auténtica obra maestra -me refiero a HUMORESQUE-
A todos aquellos que siguen moletándose en menospreciarles les diría
¿Como valorarían su obra si esta hubiera concluído antes de este
periodo? ¿Cuantos cineastas ensalzados injustamente no han tenido ni
la tercerta parte de buenas obras como las firmadas por Negulesco? Por
todo ello, y aún reconociendo que estas comedias rosáceas me gustan
bastante poco, mi admiración por negulesco sigue viva y vigente.
Un abrazo,
Juan Carlos
El 21/04/11, Blogia
teo calderón -
Estamos ante el tipo de comedia dramática con ingredientes románticos que el refinado especialista Jean Negulesco venía realizando para la Fox a lo largo de la década de los cincuenta, época en que esta productora le confiaba sus más glamurosos Scopes. Si su contenido temático no supera en ningún momento los niveles de un relato de revista femenina, su elegante puesta en escena y un excelente reparto de actrices, consiguen un producto hasta cierto punto interesante.
En lo que no coincido contigo, Juan Carlos, es en que a Negulesco la pantalla ancha le pillara con el pie cambiado. Creo que no. Resultó decisiva su aportación al formato CinmaScope del que, en contra de lo que se cree, fue el primero en rodar en dicho formato. El rodaje de "CÓMO CASARSE CON UN MILLONARIO" comenzó tres meses antes que el de "LA TÚNICA SAGRADA", pero la Fox creyó más adecuado estrenar primero ésta para lanzar mundialmente la innovación de la pantalla ancha.
Sí creo que su habilidad en dicho formato, aunque innegable, fue meramente funcional. Ahí están para demostrarlo sus comedias turístico-románticas a tres bandas, amañadas para justificar la abundante composición de planos "grácilmente equilibrados".
Por supuesto, no pretendo colocarle a la altura del uso más innovador y arriesgado que del Scope hicieron en aquellos momentos directores como Elia Kazan ("AL ESTE DEL EDÉN") o Nicholas Ray ("REBELDE SIN CAUSA").
Para terminar, señalar que de la etapa Scope de Negulesco, hay un título por el que siento una indisimulable debilidad. Sí, lo has adivinado, se trata de "LA SIRENA Y EL DELFÍN".
Un saludo.