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CINEMA DE PERRA GORDA

RUNNING ON EMPTY (1988, Sidney Lumet) Un lugar a ninguna parte

RUNNING ON EMPTY (1988, Sidney Lumet) Un lugar a ninguna parte

Con el paso de los años, y pese a las lógicas oscilaciones de su obra, me asumo a aquellos que aprecian en una considerable medida la obra del recientemente desaparecido cineasta norteamericano Sidney Lumet, como una de las más significativas del cine norteamericano a partir de finales de la década de los cincuenta y, con probabilidad, la más valiosa de la denominada “Generación de la televisión”. Cierto es que en ella coexisten títulos en exceso discursivos o, lo que es peor, alimenticios, pero no es menos evidente que bastantes obras que en su momento fueron casi masacradas –pienso en el caso de FAIL-SAFE (Punto límite, 1964)-, han adquirido la consideración tardía pero merecida de film de culto, conformando una filmografía creo aún necesitada de una necesaria revisitación conjunta.

Al hablar de esa reconocida irregularidad, es importante  señalar que es en las décadas de los ochenta y noventa cuando Lumet logra unos resultados más homogéneos y valiosos, evolucionando en el alcance crítico y discursivo de su cine –en el mejor sentido de la palabra-,  al incorporar unas formas narrativas más eficaces y depuradas. Sin embargo, y aún siendo un título no carente de atractivos, no puede decirse que RUNNING ON EMPTY (Un lugar a ninguna parte, 1988) pueda considerarse uno de los exponentes más valiosos de este periodo fértil en su filmografía. Entre sus virtudes hay que destacar la esforzada puesta en escena dispuesta por Lumet y una eficaz dirección de actores –uno de los puntos fuertes del cineasta-, pero todo ello deviene insuficiente para lograr mantener un interés homogéneo a partir de un guión de Noemí Foner que desaprovecha sus atractivas propuestas dramáticas a través de un cúmulo de lugares comunes y convenciones que, poco a poco, van teniendo excesivo protagonismo en la película.

Como ya señalaba, RUNNING… parte de una premisa valiosa, trasladando una mirada hacia aquellos jóvenes colectivos contestatarios que antes de la Guerra del Vietnam se caracterizaron por sus actividades combativas, algunas incluso de alcance terrorista ¿Qué podría suceder en algunos de estos colectivos, tras su integración en la sociedad USA una quincena de años después? Es lo que le sucederá al matrimonio Pope, que en la actualidad cuenta con dos hijos, estando obligados a sobrellevar su existencia huyendo constantemente de vivienda para evitar ser capturados por el FBI. Ambos intentan integrarse en la vida normal, aplicando a sus hijos una educación liberal heredada de sus convicciones. Sin embargo, esta inusual y siempre peligrosa situación tendrá un punto de inflexión cuando el hijo mayor del matrimonio –Danny (el desaparecido River Phoenix)-, es valorado como un músico de reconocido talento, invitándosele a ingresar en una universidad. Además de estos progresos profesionales y académicos, el muchacho se verá atraído por la hija de su profesor de música Lorna (Martha Plimpton). Será la confluencia de ambas situaciones, el detonante que pondrá en tela de juicio una situación familiar y de hasta entonces asumida convicción. Será algo que viva de manera especial Annie Pope (Christine Lahti) –esposa del matrimonio protagonista-, y que si bien será cuestionada en su inutilidad, no siempre tiene el adecuado análisis como modelo de rebeldía en un marco social dominado por el eterno fantasma de la alienación colectiva.

He ahí donde se observan los mayores reparos de una película que se construye entre convenciones, que no rehuye una blanda historia amorosa juvenil, y al propio tiempo asume un desarrollo dramático basado en una acumulación de giros definidos en su artificio aunque, eso sí, carentes en todo momento de matices efectistas alguno. Y es a partir de la convicción con la que Lumet filma esta historia, donde se detectan las cualidades más significativas de una película rodada de manera abrumadora en planos generales y americanos, en la que por fortuna se encuentran ausentes todo tipo de trucos dramáticos y narrativos, y que se define dentro de un aire contemplativo y sereno. Prueba de ello lo suponen sus veinte minutos iniciales, describiendo sin subrayados el modelo de vida de la familia protagonista, su convivencia con las persecuciones a las que son sometidos por parte de los agentes del FBI, o esa huída ya habitual para ellos cuando se ven acuciados.

Sin embargo, esta eficacia e incluso intensidad dejará demasiado pronto paso a un nuevo marco de convenciones, de las que no obstante cabe destacar el tratamiento del profesor Jonah Reiff -maravillosamente interpretado por David Margulies, y una secuencia que, sin duda alguna, puede considerarse entre los mejores momentos jamás filmados por Lumet. Me estoy refiriendo por supuesto, al intenso y al mismo tiempo sobrio episodio de reencuentro de Annie con su padre, pidiéndole que se haga cargo del futuro de su nieto. Serán unos instantes en los que, a través de su planificación, el montaje, la creciente intensidad y la labor de los dos actores, dan la medida de las posibilidades de una película que no apura estas, e incluso se deja llevar en muchos momentos por senderos en buena medida previsibles.

Calificación: 2

3 comentarios

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Ya está corregido. Muchas gracias por detectar el errror.

Saludos cordiales.

Juan Carlos

El 8 de septiembre de 2011 12:15, Blogia <
thecinema.2011090701....@email.blogia.net

tonapar1 -

El titulo en castellano esta mal. El titulo con que se publico aqui es

Un lugar en ninguna parte

como se aprecia por ejemplo en http://alpacine.com/pelicula/8663/

Un saludo

Mario -

Lastima que sea previsible, tópica y convencional, pero sin embargo lo que leo de los actos rebeldes de cara a la propia ideología y el ser perseguido en un contexto norteamericano por defender ideales combativos que enfrentan al gobierno me parece siempre interesante, una auscultación conflictiva sin duda, y también siempre he celebrado las actuacionesde River Pohoenix, gran promesa del cine en su tiempo. Lumet me parece un moralista incansable. Buena crítica, me ha gustado descubrir tu bitácora. Un abrazo.

PD: Te invito si gustas a visitar mi bitácora: Nenúfares efervescentes:
http://nenufaresefervescentes.blogspot.com/

Mario.