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CINEMA DE PERRA GORDA

THE RAINS CAME (1939, Clarence Brown) Vinieron las lluvias

THE RAINS CAME (1939, Clarence Brown) Vinieron las lluvias

Todo aquel seguidor –si es que lo hay- de la política de producción de la 20th Century Fox comandada por Darryl F. Zanuck –sobre quien nunca ocultaré mi admiración- podrá recordar el gusto de este por las adaptaciones literarias con trasfondo de enfrentamiento de civilizaciones y marcos exóticos. A este respecto, estoy seguro que el título que primero vendría a la mente para ejemplificar dicho enunciado, sería el magnífico THE RAZOR’S EDGE (El filo de la navaja, 1946), una de las cimas del melodrama en una década tan brillante para dicho género. Sin embargo, no haría falta remontarse tan adelante en el tiempo para encontrar otras referencias. Ya en 1939, Zanuck auspició dos valiosos títulos que podrían introducirse de lleno en dicha vertiente. Me refiero por un lado al aún poco reivindicado STANLEY AND LIVINGSTONE (El explorador perdido), firmado por uno de los realizadores estrella del estudio; Henry King. Pero junto a él, se encuentra otra muestra de dicho subgénero, avalada además por un director que para esta ocasión fue extraído de su marco de trabajo habitual; la Metro Goldwyn Mayer. Me refiero a THE RAINS CAME (Vinieron las lluvias), una nueva demostración del talento y, sobre todo, la sensibilidad cinematográfica de un Clarence Brown, a quien Zanuck debió elegir por considerar especialmente apropiado para este proyecto. No es de extrañar que así lo hiciera, en la medida que Brown –a quien en repetidas ocasiones vengo considerando uno de los realizadores de primera fila que aún precisan de una necesaria vindicación dentro del cine norteamericano de su tiempo-, se encontraba en un periodo brillantísimo de su obra. Un año antes había firmado la extraordinaria OF HUMAN HEARTS, bajo mi punto de vista una de las cimas del cine USA de la década de los años treinta, precisa de una urgentísima reivindicación. Es por ello que no es de extrañar que se le encomendara la adaptación de la novela de Louis Bromfield, para la que se puso a su disposición el magnífico contexto de producción del estudio –muy fácil de apreciar y valorar desde su primer fotograma-. Desde la presencia como guionista del excelente Philip Dunne, la magnífica fotografía de Arthur Miller, la no menos brillante banda sonora de Alfred Newman, y una escenografía que nos podría instantáneamente ligarnos a otras propuestas del estudio como la posterior THE KEYS OF THE KINGDOM (Las llaves del reino, 1946. John M. Stahl), por citar una afinidad visual. Sin embargo, muy pronto si hay algún aficionado que se haya molestado en seguir de cerca la obra de Brown, podremos detectar la personalidad que muestra el elegante hombre de cine que siempre demostró en su obra.

THE RAINS CAME tiene como marco el estado indio de Ranchipur en 1938. Desde el primer instante nos acercaremos a una serie de personajes que encontrarán en los acontecimientos que vivirán con motivo de la tragedia, un elemento de catarsis para redescubrirse como tales, y encontrar un sendero de búsqueda de su auténtica razón de ser en el mundo, aunque para ello en algunos casos llegue a costarles la propia vida. Iniciada a partir de unos imaginativos títulos de crédito -con unos grafismos que se diluyen como si estuvieran pintados sobre un cristal que es mojado por la lluvia-, en sus primeros instantes se nos describirán los dos principales personajes masculinos del relato. Uno de ellos será Tom Ramsome, un pintor diletante que se encuentra viviendo siete años en la India, destinado a pintar un retrato que se va dilatando en el tiempo, y que lleva a sus espaldas la reputación de mujeriego. Ramsome añora lo positivo que para él dejó el imperio británico, y mantiene una sincera relación de amistad con el mayor Rama Safti (Tyrone Power), un reputado hombre de ciencia, representante del futuro de progreso en la India. Muy pronto ambos manifestarán en sus cuajadas personalidades la presencia de sendas presencias femeninas que pondrán a prueba su visión del mundo. En el caso de Tom esta se manifestará en la jovencísima Fern Simon (Brenda Joyce), una norteamericana de buena familia que en un primer instante descubrirá en este la distinción de un representante británico, suponiendo en principio una conquista indeseada. La otra será la inglesa Lady Edwina Esqueth (Myrna Loy), casada con un aristócrata maduro y botarate –Albert Esqueth (Nigel Bruce)-, caracterizada por un modo de vida frívolo –en el pasado conoció a Ransome-, y que desde el primer momento en que lo vea –en una recepción en el palacio de los marajás-, quedará prendada por Safti. Una vez asentado el nudo dramático, la película irá discurriendo con seguridad, elegancia y una considerable fluidez, por un sendero en el que las acciones exteriores van en justa concordancia con la evolución de sus personajes. No es de extrañar encontrar esa cadencia narrativa cuando uno ha seguido –siquiera sea parcialmente- la carrera de Brown. Unos modos visuales que por momentos nos hacen pensar en una sincera trasposición de los modelos orientales, basados sobre todo en una intensidad en las emociones que se manifiesta sobre todo en el espléndido uso de primeros planos y planos medios. Todo ello, unido a una magnífica dirección de actores –el conjunto del reparto deviene impecable, incluso el siempre molesto Nigel Bruce-, son la base para insertar ese doble conflicto dramático dentro de un contexto en el que el enfrentamiento de civilizaciones y pueblos deviene en esta ocasión compatible, más no resultará lo mismo dentro de las dos parejas centrales del relato.

El film de Brown asume ese doble alance con un admirable sentido de la progresión dramática, articulando una planificación precisa y siempre adecuada, un ritmo notable que en ningún momento aparenta morosidad, y un desapego declarado por obviar del relato aquellos elementos que no posean interés en su discurrir –un ejemplo claro será la relación que mantiene el matrimonio Esqueth, aunque su conclusión nos brinde un momento impactante, con la rebelión del sumiso criado del esposo cuando estos se encuentran a punto de morir juntos-, y centrándose por el contrario en un intimismo que tendrá momentos de especial brillantez. Uno de ellos será el instante en que Edwina y Rama escuchen una canción nativa que este le traducirá, constatando ambos que su contenido refleja la turbación que sienten el uno por el otro. Será sin embargo, un ejemplo extraído al azar dentro de una película cuajada de instantes, en donde además el gusto por el detalle se hará manifiesto en momentos tan estremecedores como esa imagen de la estatua de la Reina Victoria Eugenia que se resiste a ser anegada por las aguas –probablemente la imagen que quedará en mi memoria del recuerdo de la película-, o la presencia de ese hindú que se encuentra rezando en el tejado de una vivienda inundada casi por completo.

Una de las virtudes de THE RAINS CAME lo supone la perfecta integración de las espectaculares secuencias de la inundación que, al contrario que sucedía con referentes como la mediocre SAN FRANCISCO (San Francisco, 1936. W. S. Van Dyke), no suponen la razón de ser de la película –aunque su plasmación devenga un episodio espectacular, y aún en nuestros días impresione-, sino el punto de partida para acentuar la evolución del comportamiento de sus personajes y la densidad y, al mismo tiempo, el aire contemplativo del relato. A partir de la misma, estos empezarán a encontrar la luz de su futuro y razón de ser de sí mismos, todo ello encaminando sus esfuerzos en torno a la recuperación del estado. Es quizá en esta segunda mitad cuando la película adquiera una mayor intensidad y carácter contemplativo, hasta alcanzar unas secuencias de extraordinaria intensidad –en la que evocaremos el mejor Brown mudo -el de la estupenda FLESH AND THE DEVIL (El demonio y la carne, 1926)-, en el episodio de los instantes finales de la existencia de Edwina, traspasada por el tifus, en su conversación con Rama. La hondura y al mismo tiempo la sencillez de la labor de Myrna Loy en esos momentos, cabe definirla sin lugar a dudas como uno de los más estremecedores del cine de su tiempo, revelador además de las capacidades de Clarence Brown como director de actores. Así pues, combinando con acierto el elemento narrativo con la evolución interior de sus personajes, THE RAINS CAME supone por un lado una extrañeza en la obra de un director de siempre ligado a la Metro, una prueba de la eficacia del modelo de producción del género en el seno de la Fox y, en su contraposición, el acierto por parte de Zanuck a la hora de elegir a un director adecuado para un proyecto que, se nota, gozaba de su especial interés. Y Zanuck era uno de los hombres a los que su intuición no le falló casi nunca.

THE RAINS CAME vivió un remake en color y CinemaScope en 1955 de la mano de Jean Negulesco, un realizador interesante –THE RAINS OF RANCHIPUR (Las lluvias de Ranchipur)-. Hasta el momento no he podido verla, pero las referencias coinciden en su inferior calidad a todos los efectos.

Calificación: 3

5 comentarios

Feaito -

Excelente crítica y descripción de la película. Es fantástico haber encontrado un blog con esta calidad y profundidad de análisis. Esta película ha sido siempre una de mis favoritas y la "revisito" de tiempo en tiempo. El reparto, la dirección, la cinematografía, los efectos especiales, son de primera línea y todos estos elementos están perfectamente integrados. Muy, muy superior al remake del año 1955. De lo mejor de Hollywood en términos dramáticos y cinematográficos. Espectacular.

sherlock -

'Vinieron las lluvias' es muy superior a 'Las lluvias de Ranchipur'. La segunda se pasa de pretensiones, simplificando mucho la trama con respecto de la obra original, un magnífico libro de Louis Bromfield, mucho más lleno de matices que cualquiera de las dos películas. No obstante, la primera es mucho más fiel a la novela, respetando el devenir de los protagonistas.

Aprovecho para felicitarte por el blog.

JORGE TREJO -

LAS LLUVIAS DE R... FALLABA POR LA MORALINA INNECESARIA EN AQUELLOS AÑOS: LA PROTAGONISTA REGRESA A INGLATERRA CON SU MARIDO Y ARREPENTIDA DE HABERSE ENAMORADO DE BURTON.

Alfredo Alonso -

Este filme supuso, hace unos años, para mí una grata sorpresa y el descubrimiento de uno de los más exquisitos y actualmente ignorados directores.

tonapar1 -

Sobre el remake, las lluvias de ranchipur hay enlaces para bajar por emule en hispashare, entre otras, y por descarga directa previo registro en la pagina en

http://www.tripilandia.es/foro/peliculas-dual/105261-las-lluvias-de-ranchipur-1955-a.html

Un saludo y enhorabuena por la web. Me ha ayudado mucho a completar filmografia clasica y moderna para mi coleccion