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CINEMA DE PERRA GORDA

HUNTED (1952, Charles Crichton)

HUNTED (1952, Charles Crichton)

Conocido sobre todo por las comedias que desarrolló en el seno de los estudios Ealing –en cuyo seno ofreció exponentes tan brillantes como THE LAVENDER HILL MOB (Oro en barras, 1951) o THE TITFIELD THUNDERBOLT (Los apuros de un pequeño tren, 1953), lo cierto es que al hablar de la andadura del británico Charles Crichton, serían bastantes los matices a destacar. Desde la dilatada andadura televisiva que asumió a partir de la década de los sesenta, hasta el hecho –poco apreciado.- de sus notables cualidades como cineasta para el registro dramático -incluso el thriller, donde brindó el magnífico THE THIRD SECRET (El tercer secreto, 1964)- y también una especial querencia para el trabajo con niños, que se manifestó la película antes citada, y en exponentes como el simpático HUE AND CRY (1947) o el posterior THE DIVIDED HEARTH (Corazón dividido, 1954). Ambos elementos se dan cita en una insólita –y, digámoslo ya, magnífica producción-, que Crichton rodó entre las dos comedias citadas al iniciar estas líneas, y fuera del ámbito de los estudios que le proporcionaran la fama. Me da la impresión a este respecto, que HUNTED (1952) se ofrece como un reto personal, una película dirigida a un público reducido, en el que se aúna de manera sorprendentemente valiosa la crónica social, el relato policíaco, el elemento melodramático e, imbricando ambas vertientes, la decisión de apostar por un ejercicio de estilo, sin que esa voluntad estilística ahogue la vertiente humana de sus dos principales y casi únicos personajes.

HUNTED se inicia de manera percutante, con el inesperado encuentro que se produce entre el pequeño Robbie (Jon Whiteley), quien huye y se encuentra a punto de ser atropellado por un carruaje, temeroso de recibir la reprimenda de sus padres adoptivos al haber provocado un pequeño incendio en su casa. En su recorrido se internará en unas ruinas, donde se cruzará con el joven Chris Lloyd (un estupendo Dirk Bogarde, que en muchos momentos me recordó al joven Burt Lancaster), que acaba de asesinar a un hombre. Chris se llevará consigo al muchacho pese a la renuencia de este, iniciándose una relación entre ambos que, de manera paulatina dará paso a un sentimiento mutuo de afecto e incluso de auténtico cariño. Todo ello, hasta el punto de que Robbie, pese a vivir numerosas peripecias unido a la permanente huída de Chris del crimen que ha cometido, cada vez verá más en él al padre que no ha tenido, y que su equivalente adoptivo en modo alguno ha cumplido. La manera con la que Crichton logra articular este relato que parte de una idea de Michael McCarthy y fue transformado en guión para la pantalla por Jack Whittingham, resulta claro que se debe a una especial implicación por parte de un realizador que supo en todo momento aplicar una planificación, un tempo, un sentido de la progresión dramática y una cadencia a su relato, dando como fruto una de las propuestas más insólitas del cine inglés de su tiempo –y no es difícil encontrar propuestas que se acerquen a estas premisas, ahí está la excelente MANDY, rodada el mismo año, y no parece algo casual, por Alexander Mackendrick para ratificarlo-. Lo verdaderamente valioso de HUNTED reside por una parte en la capacidad para lograr una especial expresividad en las imágenes de la película –ayudado para ello por la espléndida y contrastada fotografía en blanco y negro de Eric Cross, que inciden de manera muy especial en los contrastes de los miserables exteriores urbanos que describe de Londres, en la dureza de la huída por las noches campestres, o la humedad que desprenden las secuencias costeras desarrolladas en Escocia- y también en el aporte que le brinda el fondo sonoro de Hubert Clifford, unido a un preciso montaje de Geoffrey Muller. Con la anuencia de estos elementos, y la impecable dirección que se efectúa del pequeño Whiteley, Crichton da vida a la que quizá sea una de sus películas más arriesgadas y, sin duda, logradas. Un relato en el que de modo preciso esos dos seres que inician una huída juntos casi guiados por el destino, en el fondo son dos víctimas de una sociedad en la que prácticamente no tienen cabida. Lloyd en realidad cometió un crimen pasional en la persona del jefe de su esposa, al descubrir que había sido el provocador de las infidelidades cometidas por ella. Por su parte, el pequeño Robbie es un niño que en realidad ha sido sometido a malos tratos por parte de su padre adoptivo –es algo que intuiremos de manera elíptica en el encuentro de ambos con la policía, y que ratificaremos en la secuencia desarrollada en una pensión en la que su dueña bañará al muchacho, descubriendo su espalda llena de señales, que creerá han sido cometidas por Chris, a quien atribuye su paternidad-. HUNTED no obviará la crítica a los estamentos de la ley, destacando en una breve secuencia los implacables e inhumanos métodos de los mandos policiales, a la hora de dar publicidad a la huída de ambos, situando la figura del pequeño como un elemento para incidir en la pretendida crueldad del asesino.

Pocas veces se mostró más inspirado y libre Charles Crichton a lo largo de su carrera, como en esta película que sabe combinar secuencias en las que la tensión se encuentra presente –la que describe la entrada de John en su domicilio para conseguir dinero y encontrarse con su esposa, huyendo posteriormente de la policía; el impactante momento en el que Robbie salta a un tren en marcha para seguir a John en su huída-, mientras que en otras el desencanto se erige como rasgo distintivo –la conversación del personaje encarnado por Bogarde con su hermano, quien en pocas palabras lo hecha de su casa, temeroso de las represalias de la policía o de sus propios vecinos-. Existe en HUNTED poco margen para la esperanza. Tan solo el espectador es testigo privilegiado del cariño sincero y sin sentimentalismo que se establece entre dos seres humanos tan opuestos en su apariencia, como cercanos en su condición de auténticos outsiders de una sociedad como la inglesa, que en el fondo de ese largo recorrido que efectúan ambos, podemos reconocer en sus diferentes aspectos. Ello se manifestará en el rural, en la incipiente aparición de la industria –esas grandes chimeneas y el discurrir de los obreros a las fábricas- o, en última instancia, la fuerza de su industria pesquera, en donde ambos intentarán buscar la huída definitiva, en unos minutos cargados de tensión que parece podrán superar. Sin embargo, para dos seres desarraigados dentro de una sociedad casi insensible, no hay lugar para una posible segunda oportunidad.

Habiendo contemplado hasta la fecha casi la mitad de los veinte largometrajes que Charles Crichton filmó en su andadura en la gran pantalla, se pueden detectar en HUNTED su preferencia por el uso de un cierto expresionismo y angulaciones de cámara que potencien la tensión de sus situaciones dramáticas –es algo que incluso detectaremos en la citada THE LAVENDER HILL MOB-, que por momentos nos podrían acercar a las adaptaciones de Carol Reed de obras de Graham Greene, pero que poseen una entidad propia. Por otro lado, la rapidez con la que la película inicia su discurrir y la voluntad que esta ofrece de mostrar una especie de retrato de una Inglaterra en aquel entonces aún enmarcada por las huellas dejadas por la II Guerra Mundial –esas ruinas y viejas edificaciones casi omnipresentes en el primer tramo del film-, nos indican bien a las claras la voluntad de experimentación ofrecida por los responsables de una película a primera instancia insólita para cualquier espectador no familiarizado con el cine inglés de su tiempo, pero que con una mirada más pormenorizada, revela una vez más la aún poco reconocida vigencia de dicha cinematografía, que en las manos del humilde pero vigoroso Charles Crichton, alcanzó en esta ocasión un conjunto magnífico y, en última instancia, conmovedor.

Calificación: 3’5

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