ANOTHER SHORE (1948, Charles Crichton) [La isla soñada]
Entrenado en una considerable andadura previa como montador, el británico Charles Crichton se situaba en sus primeros pasos como director cuando, al amparo de los Ealing Studios, asumió la realización de ANOTHER SHORE (1948), que ya nos permiten atisbar parcialmente los elementos que pondría en práctica en las mejores obras de una filmografía conocida aún de manera parcial, trufada sin embargo de no pocos títulos magníficos. Caracterizada por una puesta en escena liviana y volátil, y basada en una novela del irlandés Kenneth Reddin, el film de Crichton aparece como una nada solapada mirada en torno al tedio de la vida provinciana emanada en el Berlin de la posguerra. Para ello, marcará el protagonismo del desencantado Gulliver Shields (un chirriante Robert Beatty), empleado de una oficina de aduanas, que un día decidirá dejar su cómodo empleo. Permanecerá hasta año y medio sin trabajo, viviendo de una pensión y residiendo en la habitación de una vivienda, empeñado en lograr su deseo de viajar hasta la isla tropical de Roratonga, y con ello huir de esa vida grisácea descrita en la capital irlandesa. Una vida que Crichton acertará en describir al mostrar una encomiable capacidad para la descripción de personajes y situaciones. Y con ello, no me refiero a los protagonistas, sino ante todo a una tipología de roles secundarios y episódicos, que envuelven esta mirada en el fondo coral, dominada por una visión urbana en la que predomina el aburrimiento.
Nuestro protagonista vivirá de manera cíclica el encuentro en un parque, intentando encontrar la peregrina oportunidad de que alguna anciana le sirva como “patrocinadora” de sus ilusiones. Todo ello, acentuando esa sensación de tedio reiterada día tras día, hasta el punto de que se sitúe ante las escaleras de una entidad bancaria, al objeto de atisbar el accidente de un supuesto anciano en el que pueda ejercer como testigo y, con ello, lograr sus objetivos. Sin embargo, el aburrimiento de nuevo coronará sus esfuerzos y, como él mismo señalará “un rayo jamás cae dos veces en el mismo lugar”. Lo cierto es que ANOTHER SHORE podría establecerse como un curioso precedente del BILLY LIAR (Billy el embustero, 1963. John Schlesinger) surgido a través de la pluma del escritor Keith Waterhouse. Al igual que en el film de Schlesinger, Crichton visualizará algunas fugas cómicas en torno a Shields, plasmando por lo general al personaje en sus ensoñaciones como naufrago en esa isla soñada.
Utilizando esa destreza en el montaje que ya era marca de fábrica, Charles Crichton apuesta por un modelo de narración suelta, basada en los pequeños detalles, en la aplicación de pequeñas pinceladas de tipo documental, con otras en las que primará una narrativa más contrastada en su planificación–el episodio casi final desarrollado en la feria, entre el protagonista y la joven Jennifer (Moira Lister)-. Será este, sin que el atolondrado Gulliver lo atisbe, la autentica salida a ese ahogo existencial que Shields soporta en una vida diaria llena de atonalidad, y en la que la alocada y situada muchacha intentará captar su atención con resultados descorazonadores.
En la confluencia de todos estos elementos, se desarrolla una sencilla pero al mismo tiempo ambiciosa producción de la Ealing, descrita de manera irónica en los propios títulos de crédito, como una tragicomedia en torno a la vida diaria de Dublin. Pese a dichas premisas –que por otro lado se atisbará como un rasgo de ironía-, el film de Crichton alterna fragmentos logrados con otros en los que la indefinición limita su alcance. Ayudado por la fuerza expresiva que le brinda la fotografía en blanco y negro de Douglas Slocombe, y el aura volátil que caracterizará el fondo sonoro de George Auric, lo cierto es que el elemento de conflicto en el film, queda marcado en la lucha entre la mencionada Jennifer y el viejo Alastair McNeil (un magnífico Stanley Holloway). Es este un hombre acomodado, pero que en realidad tiene depositados ahorros al mando de una esposa que nunca contemplaremos, pero que controla los movimientos de este ex alcohólico aficionado a recordar aquel antiguo vicio. En la confluencia de una serie de disparatadas andanzas entremezcladas en este insólito trío, Crichton articula esta comedia irregular y atractiva a partes iguales, en la que esa capacidad descriptiva queda patente, con pequeñas pinceladas tan pertinentes como esos vendedores de periódicos que se encaran a Shields al quitarles este su rincón en la escalera del banco, el ingenio de este de utilizar el perro de un viejo para poder ocupar dicho rincón, o la ayuda que prestará a una irritada anciana cuando sufre un choque, que finalmente compensará los desvelos de este ¡con un vale para una cena! Hay en el conjunto de ANOTHER SHORE una mirada disolvente en torno a la fauna humana que describe, que parece discurrir por un Dublin que la ironía del director describe dominado por la presencia de estatuas. Pintoresca en su formulación, experimental en algunos momentos –el insólito intento de seducción de Jennifer a Gulliver en un taxi-, caracterizada por esos ciertos altibajos que por momentos nos insertan en episodios magníficos junto a otros desconcertantes, lo cierto es que su visionado, además de culminarse con una conclusión tan en apariencia convencional como lleno de ironía, supone un paso adelante en el acercamiento al conjunto de esta importante productora en el cine inglés de sus tiempo.
Calificación: 2’5
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