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CINEMA DE PERRA GORDA

JUKE GIRL (1942, Curtis Bernhardt)

JUKE GIRL (1942, Curtis Bernhardt)

JUKE GIRL (1942) es el segundo de los títulos de Curtis Bernhardt rodó tras su exilio de la Alemania nazi –el primero de ellos, curiosamente, se titulo MILLION DOLLAR BABY (1941), aunque nada tenga que ver con el muy posterior film de Clint Eastwood, antes de que su especialización en el melodrama y el noir de implicaciones psicoanalíticas le proporcionaran sus obras más reconocidas y perdurables. En cualquier caso, ya nos encontramos ante una producción de la Warner Bros, en la que el director alemán demostraba una nada desdeñable integración dentro de un marco industrial en el que muy pronto se encontró con comodidad. Fruto de ello se manifiesta un resultado de cierto atractivo, en el que se entremezcla el relato rural, el melodrama y el alegato social, aspectos todos ellos que analizados por separado quizá no adquieran la necesaria fuerza, pero que en su conjunto sí que permiten que apreciemos un resultado cuanto menos estimulante, que adquiere en su segunda mitad una densidad superior a la cierta blandura que caracteriza la primera parte de su metraje.

El film de Bernhardt se inicia con la masiva llegada de recolectores de productos agrícolas a la pequeña población de Cat Tail, en el estado de Florida, donde temporalmente se aglutinan más de treinta mil trabajadores. Dos de ellos son Steve Talbot (Ronald Reagan) y Danny Frazier (Richard Whorf), quienes se cruzaran de una pequeña furgoneta que carece de gasolina, a un vehículo en el que se encuentra Lola Meras (Ann Sheridan). En tono de comedia amable y desenfadada –a través de la secuencia con el viejo propietario de gasolina, que contempla con malhumor como discurren coches sin que nadie le haga gasto en sus depósitos-, todos ellos se dirigen hacia la población con el ánimo de encontrar empleo. Lola y su compañera lo harán como empleadas en un restaurante de la misma, mientras que los dos recién llegados intentarán incorporarse a las tareas de recolección, contemplando con asombro como el monopolio de dichos productos los sobrelleva Henry Madden (Gene Lockhart), ayudado por su fiel y bruto esbirro Cully (Howard Da Silva). Nuestros dos protagonistas asistirán como espectadores al injusto enfrentamiento de Madden con un viejo agricultor de origen griego –Nick Garcos (George Tobias)-, a quien pretende ningunear al rebajarle los precios de su cosecha de tomates, cuando este previamente ha intentado buscar unas condiciones más justas de compra para los mismos. Será ese el motivo en el que se producirá la separación entre Steve –inclinado a ayudar al inmigrante griego- y Danny –que verá la ocasión oportuna para lograr para encontrar trabajo en el entorno de Madden-. El primero de ellos, ayudado por otros trabajadores, intentará que Garcos pueda cargar y vender los tomates que lleva recolectados, pero las turbas enviadas por Madden y alentadas por Tully destrozará la carga sin evitar que este pueda cumplir su objetivo, ayudado por un Steve cada vez más concienciado en la lucha contra la tiranía del monopolio propiciado por el cacique de Cat Tail. Pasado un tiempo lograrán completar una cosecha de judías verdes, ideando una estratagema para poder escapar con el acoso de este. Lo lograrán mediante una sencilla estratagema –dejar un señuelo de polvo provocado de manera artificial-, y pudiendo vender –pese a las presiones telefónicas de Madden- el producto en el mercado de Atlanta. Junto a ello, se desarrollará la relación amorosa entre Steve y Lola, quienes se atraen mutuamente aunque su diferente concepción y objetivos impidan en principio establecer una relación en común.

Como antes señalaba, JUKE GIRL combina diferentes elementos en su base dramática, en la que se cuenta con la aportación del prestigioso A. I. Bezzerides como guionista. No es más que uno de los prestigiosos nombres que forman parte de su equipo técnico, en el que encontramos nombres como Jerry Wald como productor asociado –Hal B. Wallis ejercerá como productor ejecutivo-, la banda sonora de Adolph Deutsch, o la contratada fotografía en blanco y negro de Bert Glennon. En cualquier caso, lo cierto es que el film de Bernhardt adolece en su primera parte de una cierta blandura, apareciendo como una comedia rural más o menos complaciente, aunque en ella destaque una cierta serenidad en la descripción de sus principales personajes y, sobre todo, de ese entorno rural en el que una masa ingente de trabajadores se presta a la búsqueda de empleo, aunque para ello tenga que someterse a los dictámenes del poderoso terrateniente e intermediario de la zona. Evidentemente, nos encontramos muy lejos de títulos como el muy cercano THE GRAPES OF WARTH (Las uvas de la ira, 1940. John Ford) u otros clásicos del cine social, advirtiendo por el contrario un cierto inocente maniqueísmo en la plasmación del conflicto entre Madden y el veterano cultivador griego. Sin embargo, poco a poco se va introduciendo un convincente planteamiento dramático, que tendrá contundentes expresiones visuales –ese travelling que nos muestra la cosecha de tomates de Garcos totalmente destrozada tras ser derribada de su camión-. Es a partir de esos momentos, y mediante el uso de la elipsis, cuando se nos narre la lucha conjunta de este con Steve, sumando esfuerzos para alcanzar una espectacular cosecha de judías verdes. Cierto es que este proceso es mostrado con demasiada ligereza, pero dará pie a la dureza y el conflicto sufrido en Atlanta, luchando contra las influencias del terrateniente –incluso desde vía telefónica- y logrando mediante un ingenioso ardid de Danny –apostará uno de los camiones en la entrada del depósito de mercancías- que la cosecha de Garcos sea comprada a un precio justo.

No obstante, lo que se prometía como un periodo de prosperidad para el veterano cosechador griego, no supondrá más que el inicio de la tragedia. Y es en ese último tercio, donde JUKE GIRL alcanza sus más altas cuotas de intensidad. Serán secuencias como la que propicia el enfrentamiento entre este y Madden –que acabará con la vida del primero-, o en las turbas comandadas por Tully, donde de una parte se manifestará la ascendencia expresionista del realizador –la secuencia de la pelea entre Garcos y el cacique y la secuencia concreta del asesinato de este, desarrollada ante la cinta de transporte de productos-, y de otra ese alcance crítico de la sociedad USA para tomarse la justicia por su mano, dejándose llevar por impulsos que estarán a punto de costar la vida de Steve y Lola, dispuestos a ser linchados por una multitud enardecida por el lacayo de Madden. Serán momentos de gran tensión filmados con auténtica pericia, que tendrán su oportuna inflexión con la despedida que ambos encausados se ofrecerán desde sus respectivas celdas al observar como las turbas se acercan a ellos sin que los agentes de la ley puedan hacer nada, o el instante admirable en el que Danny y Yip (Alan Hale), logren hacer confesar a Madden la culpabilidad de su asesinato accidental de Garcos. La cámara efectuará un picado en el que una oportuna elipsis no evitará al espectador intuir que este resultará, en última instancia, linchado por las turbas que él mismo había provocado mediante sus subalternos.

No cabe duda que nos encontramos ante un título de relativa importancia dentro de la amplia producción que la Warner ofrecía en aquellos años. Sin embargo, ello no nos impide reconocer la fortaleza de un tipo de cine que sigue manteniendo parte de su fuerza, no solo como testimonio de unos modos artesanales provistos de eficacia, sino también como crónica de una visión del espectáculo en la que su veta progresista alcanzaba una notable importancia.

Calificación: 2’5

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