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CINEMA DE PERRA GORDA

ESCAPE FROM ZAHRAIN (1962, Ronald Neame) Fuga de Zahrain

ESCAPE FROM ZAHRAIN (1962, Ronald Neame) Fuga de Zahrain

Durante la década de los sesenta, especialmente en el contexto del cine británico –aunque en ocasiones combinando por elementos de la cinematografía USA-, proliferaron películas en teoría centradas dentro del cine de aventuras, pero que en realidad se erigían como auténticos dramas psicológicos. Títulos centrados en los avatares y las dificultades sufridas por un reducido colectivo sometido por una serie de circunstancias a una situación límite, que hará revelar en ellos la verdadera faz de sus personalidades, al estar sometidos al juego de la supervivencia. Hay un referente apenas conocido y bastante brillante, como es ICE COLD IN ALEX (Fugitivos del desierto, 1958), una de las mejores y menos conocidas obras de John Lee Thompson, peor lo cierto es que entrados los sesenta, encontramos títulos tan reconocidos que oscilan entre THE HILL (1965, Sidney Lumet), THE FIGHT OF THE PHOENIX (El vuelo del Fénix, 1965. Robert Aldrich) o el que para mi quizá aparezca como el mejor de todos ellos –aunque no sea el más popular-; el extraordinario SANDS OF THE KALAHARI (Arenas del Kalahari, 1965, Cy Endfield). Estos y otros exponentes comparten sus rasgos por su ubicación en lugares áridos y dominados por conflictos humanos que no hacen más que subrayar un panorama inquietante. Desde luchas bélicas, hasta la creciente dificultad por emerger de un lugar al que han llegado en ocasiones por accidente, he de reconocer mi debilidad por este –podríamos decirlo así- “subgénero” de drama de aventuras, que me ha proporcionado no pocos placeres cinematográficos.

Es por ello que no deja de suscitarme cierta decepción, el visionado de la discreta ESCAPE FROM ZAHRAIN (Fuga de Zahrain, 1962), que sin grandes modificaciones responde al nivel medio que demostraba el cine de su artífice, Ronald Neame, pero de la que esperaba por estar enclavada en dichas características genéricas, y la tradición inglesa en su aplicación, un resultado cuanto menos más relevante. El relato se inicia en el ámbito de un país árabe donde se está gestando una revolución de tinte nacionalista, que tiene como figura emergente al carismático Sharif (un Yul Brynner especializado en este tipo de roles de matiz más o menos exótico). La secuencia inicial nos describe dicho marco mediante la intuición que expone una de las autoridades del país a un representante policial, dando orden expresa de que Sharif –que se encuentra apresado y custodiado por la policía del estado-, sea trasladado de manera discreta para ser juzgado, evitando cualquier tentación nacionalista de ser liberado por la fuerza. Será esta una aclaración que muy pronto –a mi juicio de manera un tanto atropellada- nos llevará al acertado intento de rescate del líder, promovido por el joven líder estudiantil Ahmed (Sal Mineo). Un rescate que forzará a compartir el rescate de Sharif junto a otros dos presos, uno de los cuales será abatido a tiros por los vigilantes que custodiaban el furgón. El recurso de una ambulancia, pronto situará el objetivo de poder trasladar al líder hasta la frontera, iniciándose en realidad el auténtico nudo gordiano de la función; la aventura que vivirán esos pocos personajes –unos por decisión por propia, y otros por obligación-. Todos ellos se verán inmersos en esa odisea que les llevará a discurrir por lugares y zonas agrestes y desérticas, desafiando por un lado el acoso de las autoridades –que los perseguirán por tierra y sobre todo por aire-, sometiéndoles en ocasiones a violentas escaramuzas. En algunas de las mismas caerán incluso algunos de los componentes de este grupo formado de forma tan improvisada, conformando una galería caracterizada por lo heterogéneo de sus componentes –como por otra parte es habitual en este tipo de producciones-.

En esta auténtica fauna humana destacará el carisma desarrollado por el líder sobre el que se erige la ficción, la joven responsable de la ambulancia que ha sido implicada en la operación  sin ella desearlo, ese preso que en todo momento demostrará su ambigüedad, y al que se tendrá que mantener vigilado a la hora de preservar la supervivencia del grupo –el detalle de beber agua de forma sibilina cuando el resto de personajes se encuentra durmiendo-, o el rol que magníficamente encarna Jack Warden –Huston-. Se trata de un norteamericano caracterizado por su destreza en los negocios, que poco a poco irá oscilando en su visión despegada del alcance épico de esta aventura, para ir implicándose en el sentido último de la misma llegando incluso a ser prácticamente el eje de que esta –pese a las bajas sufridas- pueda llegara  buen puerto. La principal objeción que se puede formular a ESCAPE FROM ZAHRAIN –que por otro lado combina fragmentos atractivos con otros en los que su ritmo acusa ciertos baches-, es la carencia de una necesaria hondura en los matices psicológicos que deberían definir los roles con los que vamos a convivir a lo largo del metraje. Y esas deficiencias se dejan entrever en aspectos puntuales como esa efímera e insustancial –sorprendente, sobre todo dado al estar interpretada por el gran James Mason- presencia episódica, a partir del encuentro de una estación en la que los casi exhaustos expedicionarios encontrarán sustento para proseguir con su objetivo. O en detalles dominados por la convención, como mostrar al rol que encarna el blando Sal Mineo con ropas casi inmaculadas y de aspecto occidental, cuando el resto de los partícipes de la aventura exteriorizan el desgaste de una odisea dominada por su desgaste físico.

Cierto es que en su tramo final, el film de Neame da la medida de lo que podría haber ofrecido caso de haber alcanzado en el conjunto del metraje dicha homogeneidad. La sensación de paroxismo, de no poder llegar a cumplir el objetivo deseado, llevándose en el camino la vida de los componentes de esta extraña caravana. La llegada a un pequeño poblado en donde serán acogidos con calidez, pero en la que fallecerá Ahmed antes de recibir todos ellos un tremendo ataque. Todo ello, ejercerá como telón de fondo y auténtica catarsis para un grupo que verá mermados sus componentes, pero que entre sus supervivientes algo habrá cambiado, cuando ese desvencijado vehículo, que a duras penas ha logrado ser reparado y funcionado entre las arenas del desierto de manos de Huston, sientan que han luchado por algo que a la mayor parte de todos ellos inicialmente no significaba nada, pero que con la vivencia de esta experiencia extrema han dotado de sentido.

No exageremos los límites de una propuesta discreta, que solo en su parte final adquiere una atmósfera adecuada. Sin embargo, ESCAPE FROM ZAHRAIN no deja de suponer una muestra hasta cierto punto grata. Habitual en el cine de aventuras de matices psicológicos tan pródigo en el cine de las islas, del cual este film de Neame no es, reconozcámoslo, uno de sus exponentes más ilustres, pero que no por ello deja de asumir un moderado interés.

Calificación: 2

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