THE GARMENT JUNGLE (1956, Vincent Sherman & Robert Aldrich) Bestias de la ciudad
THE GARMENT JUNGLE (Bestias de la ciudad, 1956) es, lo que suele denominarse, un film maldito. Las azarosas circunstancias de producción que motivaron la salida de la dirección del mismo de Robert Aldrich, han condicionado tanto el resultado como, sobre todo, la valoración del mismo. Al parecer, Aldrich se insertó en la recreación de una historia dura e inusual, centrada en la incidencia del sindicalismo y la mafia en el mundo de la moda en Nueva York. Las fuentes varían en torno al momento en que Aldrich abandonó el rodaje –algunos señalan que solo quedaban cinco días-, siendo sustituido por el preboste de la Columbia, Harry Cohn, por el ya veterano Vincent Sherman. En estas circunstancias, es hasta cierto punto comprensible que su configuración final pueda ser cuestionada. Ahí es nada, expresar un caso más de traición a los deseos de un artista, dentro del engranaje de la tiranía del cine de estudios.
Pero no siempre la integridad de una obra va en justa repercusión con la valía de sus imágenes, ni las supuestas interferencias han de concluir en un conjunto rechazable. Sencillamente, cada caso es un mundo en sí mismo. Y digo esto, porque contemplando las suavizadas y en ocasiones crispadas imágenes de THE GARMENT JUNGLE, uno encuentra más equilibrio que otros dramas rodados por Aldrich en solitario en aquel tiempo –pienso por ejemplo en el chirriante AUTUMN LEAVES, del mismo año-. Contra lo que pudiera parecer, y pese a ciertos desajustes y apresuramientos marcados en sus pasajes finales, estimo que nos encontramos con una atractiva propuesta que combina esa no muy habitual visión dentro del cine USA inclinada a temáticas sociales –en este caso heredada del ON THE WATERFRONT (La ley del silencio, 1954 de Elia Kazan; la presencia de Lee J. Coob no resulta casual-. Una especie de drama noir tardío, que aparece como un modelo casi agotado –aunque eficaz-, antes de que surgieran propuestas más sombrías y neo expresionistas, intentando buscar nuevos caminos a un género que se introducía en un ámbito socio temporal lleno de tensión.
Esto último es algo que comparte THE GARMENT JUNGLE, ya que sus fotogramas por momentos transpiran esa aura de incomodidad existente en un ámbito temporal en el que la negrura del macacarthysmo parecía disiparse, aunque sus ecos tuvieran aún cierta presencia. Es algo que aquí y allá, aparece en esta película, que prende ya desde su secuencia progenérico, describiendo una voz en off el distrito newyorkino de la moda –el denominado Garment-. A continuación la acción se trasladará al interior de la Roxton Fashion, empresa comandada con garra por el curtido Walter Mitchell (Lee J. Coob). Este discutirá con uno de sus socios, empeñado en que los trabajadores se sindiquen y, sobre todo, abandonen la protección que Mitchell asume desde hace tiempo de determinados grupos de matones. El espectador contemplará su asesinato, que en principio se mostrará como un supuesto accidente, al sabotearse el ascensor tripulado por este, descendiendo. La dramática introducción coincidirá con el regreso al entorno de Mitchell de su joven hijo Alan (un Kerwin Matthews que en esta película da la medida de un carisma que no prolongó en su carrera posterior). Antiguo combatiente de Corea, muy pronto percibiremos el por otra parte bastante habitual enfrentamiento generacional, que tendrá su moneda de toque en la progresiva comprensión que Alan manifestará hacia la humanidad existente en el movimiento sindical. Necesidad incluso que su padre jamás asumirá, manteniendo su coqueteo con el grupo del hampa comandado por el siniestro Artie Ravidge (impecable Richard Boone).
Una vez entrados en materia, surgirá el líder sindical Tulio Renata (el posterior villano Robert Loggia), a quien Alan se irá acercando, conociendo a su joven esposa –Teresa (Gia Scala)-, en una secuencia en la que la planificación marcará esa inmediata atracción que se establecerá entre ambos, imposible en ese momento de prolongar al encontrarse la joven casada.
Será un elemento que casi nos introducirá en ese riesgo de desaparición de Renata, como norma casi insoslayable al establecerse un extraño triangulo sentimental, en una película que combina dicha condición genérica, entremezclada con la crónica cercana al noir de lucha entre el grupo mafioso y la creciente influencia sindical. Y es curioso señalar esta circunstancia, que cuando en aquellos años, películas firmadas por cineastas por Martin Ritt o Don Siegel, centradas en ámbitos de delincuencia y narrativa percutante, han perdido vigencia con el paso de los años. De manera paradójica, la incardinación del convulso proceso laboral y sociológico, el enfrentamiento generacional, y la incipiente atracción que se forjará entre Alan Renata, aparecerá formulada con acierto, por más que en ese ya señalado último tramo aparezcan diversos elementos argumentales, lindando con lo previsible. Sin embargo, hasta que ello se produzca, nos encontramos ante un relato que sabe alternar la tensión con lo emocional, la presencia de lo intimista –los instantes en los que los dos jóvenes se encuentran en la vivienda de Renata junto a su suegra, temerosos de la actuación de los esbirros de Ravidge-, con secuencias dominadas por la tensión e incluso el virtuosismo dramático –el episodio en el que Tulio es apuñalado, tras el ataque de los matones, entre los que se encontrarán delatores y traidores del propio sindicato-, o incluso algunas de índole documental que sorprenden por su autenticidad –las que describen el multitudinario funeral del líder sindical-.
En esa confluencia de elementos, que en ocasiones sorprenden, en otras aparecen insertos en las mejores aguas del thriller urbano –la huída de Teresa por unos tejados, alejándose de la persecución de los matones de Artie, en búsqueda de esos libros de cuentas que podrían incriminar a este en una demanda que saque a la luz todas sus irregularidades contables-. Un título caracterizado por su condición innoble pero que, por el contrario, aguanta muy bien el paso del tiempo, conteniendo además un personaje fascinante dentro de ese lugar discreto y secundario en el que siempre se inserta. Se trata de Lee Hackett (Valerie French), que además de ser una gran cliente de Mitchell, en no pocas ocasiones se erigirá como la voz de su conciencia, siendo la que determinará cuando este sea asesinado de manera violenta, la decisión última de incriminar al entorno del facineroso Artie.
Extraña propuesta descrita en unos ámbitos –el de la moda y el mundo sindical- de manera insólita, en un contexto temporal revestido de convulsión para la vida americana, podrá cuestionarse de THE GARMENT JUNGLE, por no haber profundizado en las líneas que marca su base argumental, pero jamás por no encontrarnos ante un drama lleno de interés.
Calificación: 3
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