CHRISTMAS HOLIDAY (1944, Robert Siodmak) Luz en el alma
El paso del tiempo ha ratificado que, pese a sus irregularidades, la obra de Robert Siodmak ocupa un lugar de relevancia fundamentalmente en el desarrollo del cine negro americano –en diversas de sus ramificaciones-, de forma paralela al redescubrimiento de unas formas narrativas muy personales que se encontraban presentes en sus films alemanes de la década de los años treinta –de indudable herencia expresionista-. Una muestra muy clara de estas cualidades lo tenemos en esta un tanto insólita CHRISTMAS HOLIDAY (Luz en el alma, 1944). Producida para la Universal en 1944 con un cuidado diseño de producción y un guión de Herman L. Mankiewicz -hermano del posterior director Joseph, así como coguionista de CITIZEN KANE (Ciudadano Kane, 1941. Orson Welles)-, a partir de una novela de W. Somerset Maugham, CHRISTMAS HOLIDAY cabe definirla como una de las primeras muestras de una nueva corriente del género negro caracterizado por una especial fascinación, por abordar ciertas constantes psicoanalíticas –utilizadas por el realizador en otros posteriores títulos con desigual acierto-, y adornados con un cierto glamour ausente en un género caracterizado hasta entonces por su austeridad. No conviene olvidar que 1944 es el mismo año de la excelente LAURA (Idem, Otto Preminger), curiosamente estrenada meses después que el títulos que nos ocupa. Es evidente, que ello ratifica que se había abierto una nueva vertiente por estos u otros directores –recordemos la aportación fundamental de Lang en títulos que también sobrellevan estas características-.
En cualquier caso CHRISTMAS HOLIDAY contiene una serie de características comunes a este tipo de producción, como es la presencia de una historia inicial que una vez entrado en el metraje nos introduce en un flashback que finalmente tendrá relación –y conclusión-, con la historia inicial narrada. En sus primeras imágenes, asistimos al –epistolar- desengaño amoroso de un oficial del ejército de los Estados Unidos que va a iniciar unas vacaciones navideñas. Se trata de Simon Fenimore (un tan estólido como eficaz Richard Whorf). Circunstancias de adversidad climatológica –que son muy bien utilizadas en el film- obligan a que su vuelo a San Francisco –con el que pese a todo, pretendía forzar un encuentro con la mujer que le ha abandonado casándose con otro- se desplace a Nueva Orleans, teniendo que pernoctar en dicha ciudad. Una vez alojado en el hotel, un fortuito encuentro con un periodista le lleva hasta un night club regentado por Valerie de Merode (espléndida Gladys George, pese a lo reducido de sus intervenciones). Allí conoce cantando a Jackie Lammont (Deanna Durbin), con la que inicia una charla, logrando que ella le acompañe a la misa de nochebuena en el templo más importante de la ciudad. La sensibilidad de la muchacha conmueve al decepcionado oficial, logrando entre ambos una cierta confianza que permite que ella le confiese que su verdadero nombre es Abigail, la mujer de Robert Manette (Gene Kelly), encarcelado con cadena perpetua por asesinato. La joven narra su encuentro y los seis meses de feliz matrimonio, hasta que Manette es acusado del crimen que ha cometido e intenta ocultar. Una vez concluyen los pormenores de esta historia, y cuando inicialmente Simon y Abigail no se van a volver a ver, Manette ha escapado de prisión y acude hasta el night club a ver de nuevo a su esposa totalmente desquiciado, hasta que el desenlace deje entrever que la casual relación que se ha establecido entre Simon y Abigail, puede devolver una nueva vida a dos seres atormentados por circunstancias dispares, aunque marcadas por un amor mal correspondido.
Indudablemente, el principal elemento sobre el que se asienta el notable interés de CHRISTMAS HOLIDAY reside en la puesta en escena utilizada por el experto Siodmak, potenciada por la audacia de casting que supone ubicar a la hasta entonces “estrella cantarina” Deanna Durbin en un papel adulto y sufrido, así como al encasillado Gene Kelly interpretando a un asesino. Pese a las limitaciones dramáticas de la pareja –más consensuadas en la Durbin, y menos consensuadas en Kelly- Siodmak logra de la primera una labor encomiable –especialmente brillante en las últimas secuencias de la película-, mientras que controla a Kelly su repertorio de sonrisas y dentro de la cortedad del intérprete, le permite componer un retrato dotado de considerable entidad psicológica –sobre todo esbozando un latente “complejo de Edipo” con la figura de su madre (Gale Sondergaard). A nivel dramático, Siodmak aporta un considerable grado de estilización, logrando una perfecta combinación de secuencias engarzadas en función del entramado psicológico del film. No es posible omitir la extraordinaria “apasionada frialdad” con que se filma la larga secuencia de la misa de nochebuena –en la que con perfección y majestuosidad acierta a la hora de compartir los puntos de vista de la conmovida Abigail y el escéptico Simon-. La elegancia con la que se describe el encuentro –ya en flashback- entre la joven y su futuro marido Robert –en un concierto que admirablemente funde la imagen posteriormente a un restaurante lujoso, permitiendo a continuación una compleja y elegantísima secuencia resuelta en una toma única por medio de grúa, en la que no dejan de detectarse ecos de la maestría que ya demostraba el realizador en algunos títulos de su periodo alemán que he tenido ocasión de contemplar –como VORUNSTERSUCHUNG (Dilema, 1931)-.
Al mismo tiempo, hay que destacar el especial acierto del realizador a la hora de describir un ambiente opresivo. Este se muestra en todo su esplendor en las secuencias desarrolladas en el domicilio de la sra. Manette. Mediante un excelente uso de la profundidad de campo y la creación de una atmósfera recargada propia de un entorno anticuado, Siodmak procura que en la mayor parte de las mismas esté presente –aunque sea en el fondo del encuadre-, la influyente y hasta cierto punto enigmática figura de la madre de Robert, logrando sin subrayados describir esa relación de dependencia entre madre e hijo que va más allá de lo racional. No es que resulte nada original incluso en el cine de entonces –con la paradigmática ama de llaves de REBECCA (Rebeca, 1940. Alfred Hitchcock) como referente inmediato-, pero es indudable que su resultado traspasa la frontera de la eficacia, para erigirse en ejemplo de brillantez. Del mismo modo, cabe resaltar el uso de pequeños detalles con los que Siodmak ofrece pinceladas que nos adelantan detalles de la psicología de los principales personajes –hay bastantes ejemplos a lo largo del metraje-, así como la belleza de la secuencia final en la que la eliminación de Manette por la policía, permite esa CHRISTMAS HOLIDAY ejemplificada en un insólito plano del firmamento con bello fondo de música clásica, sobre el que desaparecen esas nubes que han estado poblando el desarrollo del metraje, dejando ver esas estrellas que brillan en señal de esperanza. Una secuencia digna del mejor Frank Borzague.
Quizá a CHRISTMAS HOLIDAY le falte una cierta mayor huída a la sumisión de elementos de glamour –un ejemplo al vuelo; cuando se despiertan Simon y Abigail tras dormir ambos en una habitación del hotel, ambos aparecen inmaculadamente peinados- y quizá una superior homogeneidad. Sin embargo, no es menos cierto que resulta una propuesta elegante, perversa y hasta cierto punto subversiva –tanto en lo referente a la elección de los protagonistas como en la acerada crítica a una cierta forma de matriarcado-.
Calificación: 3
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Angel Hernando -