AS LONG AS THEYRE HAPPY (1955, John Lee Thompson) [Mientras sean felices]
El paso del tiempo ha corrido ha corrido en favor de la vindicación parcial de la obra del británico John Lee Thompson. La oportunidad de ir redescubriendo diversos de los títulos que jalonaron la primera parte de su filmografía, de un lado ha permitido ratificar que en sus años iniciales de andadura, Thompson se erigió como un brillante analista de personajes, ubicados en relatos dominados por tensos conflictos. Pero al mismo tiempo, dicha circunstancia permitió que la extensa y olvidable parte final de la misma, no se erigiera como definitiva catalogación a la hora de definir el grado de virtudes del director. Es por ello que siempre he encontrado un especial interés, a la hora de intensar revisitar unos más que estimulantes primeros pasos, que permitieron títulos de la categoría de YIELD TO THE NIGHT (1956), WOMAN IN A DRESSING GOWN (1957) o el más conocido TIGER BAY (La bahía del tigre, 1959).
No puede decirse que AS LONG AS THEY’RE HAPPY (1955), su quinto largometraje -jamás estrenado en nuestro país, aunque editado digitalmente con el título de Mientras sean felices- se ubique a la altura de estos otros exponentes de dicho periodo. Sin embargo, no deja de erigirse como una simpática comedia, que muestra el cierto dominio dentro del género que atesoraría su director. Una faceta esta, que años después le permitirá retomar dicho género, con la más ambiciosa -aunque no plenamente lograda- WHAT A WAY TO GO! (Ella y sus maridos, 1964). Volverá a la comedia con JOHN GOLDFARB, PLEASE COME HOME! (Una yanki en el harén, 1965), que sigue resultando invisible en nuestros días.
Dominada por el cromatismo que le imprime el Eastmancolor de la iluminación del posteriormente prestigioso Gil Taylor, el film de Thompson aparece como un simpático vodevil basado en el contraste de personajes, centrados todos ellos en torno a la figura del prosaico, acomodado y muy british corredor de bolsa John Bentley (Jack Buchanan). En su entorno familiar todo se describe en torno a la rutina, aunque dos elementos romperán la misma muy a pesar suyo. De una parte, el inesperado regreso de sus dos hijas -una residiendo en Paris y otra en USA, debido a problemas con sus respectivas parejas-. De otra, la llegada hasta Inglaterra de la joven estrella de la canción Bobby Denver (Jerry Wayne) en pleno apogeo de su popularidad, y que por una argucia de la hija más pequeña de Bentley residirá en su holgada vivienda. En realidad, estos serán los sencillos mimbres de este enredo cómico de resonancias musicales, que no me cabe duda se erigió a partir del efímero renacimiento en la popularidad del excelente cómico escocés de vaudeville Jack Buchanan, para lo cual se decidió adaptar para la gran pantalla una obra de la cual un par de años antes se efectuó una grabación extraordinaria en el Garrick Theatre de Londres, para una emisión televisiva.
Con todos estos mimbres, en última instancia AS LONG AS THEY’RE HAPPY se define como una más de esas comedias basadas en el contraste generacional -THE RELUCTANT DEBUTANTE (Mamá nos complica la vida, 1958. Vincente Minnelli)-, en la que se dirime ese enfrentamiento entre el agente bursátil protagonista y sus tres hijas. El film de Thompson se articula en esa oposición entre padre e hijas, destacando la avanzada personalidad de Pat (Jeannie Carson, de sorprendente parecido con Kate Blanchet), ligada a Peter (Nigel Green) un existencialista acostumbrado a las noches parisinas, mientras que su hermana Corinne (Susan Stephen) regresa de Texas junto a su marido, un estridente cowboy. La farsa se completará con una vecina chismosa, quien no dejará de quejarse de los ruidos emanados de la cisterna de los Bentley. Un alocado psiquiatra, empeñado por un lado en instalar una nueva cisterna -con sones singulares- en la vivienda, y por otro en convencer al patriarca de una estrategia, para que su entorno familiar se olvide de una vez por todas del creciente hechizo que sienten hacia el crooner americano. Unamos a ello, por último, la presencia de una atontada criada -Linda (Joan Sims)- que no dejará de desmayarse a lo largo del metraje.
A través de esa iconoclasta galería de personajes, AS LONG AS THEY’RE HAPPY se articula como un divertido relato, donde Thompson destaca en su precisa utilización del espacio escénico, y un cierto intento dinamizador, que albergará incluso un par de números musicales -uno de ellos con una fuga bastante creativa- y una conclusión dominada por la impagable capacidad de Buchanan para el manejo de los resortes del vaudeville. La película, en realidad, se expresa como una liviana ronde de sentimientos, en las que lo superficial de ese enamoramiento en torno a Denver proporcionará diversos motivos de regocijo. Desde el instante en el que el propio patriarca sucumbirá a los instintos lacrimógenos que propician los temas del cantante, hasta la apoteosis cómica que se describirá en el episodio desarrollado en el recital teatral de Bobby, en donde se sucederán pequeños gags y apuntes de comedia. Es cierto que uno echa de menos en la película la mirada disolvente que en aquellos años ya había propiciado el norteamericano Frank Tashlin -ese instante en el que las fans dejan al cantante sin camisa-. Y es cierto igualmente que el actor que encarna al cantante -al parecer basado en el crooner Johnnie Ray- resulta especialmente irritante. Se trata de un lastre que merma la efectividad de un relato, que por otro lado incide de manera atractiva en los recovecos del mundo del espectáculo británico, y que en última instancia propone una resolución un tanto conservadora -esa reconversión de la pareja existencialista- pero en la que siempre estará presente esa parcela disolvente, en la que, de cualquier manera, uno echa de menos cierto superior grado de locura.
Calificación: 2’5