DECONSTRUCTING HARRY (1997, Woody Allen) Desmontando a Harry
Se que los numerosos fervorosos de Woody Allen –esos que aplaudieron como locos que hace bien poco se le concediera en España el premio “Príncipe de Asturias de las Artes” o se mataron por conseguir entradas para verle actuar con su banda de “jazz” sin apreciar si es mejor o peor clarinetista-, babearon de placer cuando se estrenó DECONSTRUCTING HARRY (1997) –traducida literalmente como DESMONTANDO A HARRY-. La verdad es que no es mi caso puesto que considero que se la puede calificar como una de las menos estimulantes de cuantas realizó en la década de los 90, dentro de un ciclo de merma creativa que bajo mi punto de vista se inició con PODEROSA AFRODITA (Mighty Aphrodite, 1995).
Puede que haya quien disfrute aplaudiendo una reiteración de temas y formas visuales ya aplicadas –con mayor fortuna- en anteriores films de Allen y que se recreen con la eterna reedición de sus neuras –con las que francamente nunca me he sentido identificado-. Pero incluso en ocasiones también en este terreno me he dejado llevar por la coherencia con las que el realizador judío las introducía en realizaciones con las suficiente emotividad, ingenio, sentido del humor, sabiduría e incluso en ocasiones arrojo narrativo. Siempre he pensado que para haber mantenido su prestigio con verdadero merecimiento Woody Allen no se habría tenido que plantear su carrera como un objetivo anual. De esa forma quizá nos hubiéramos tenido que evitar más películas reiterativas e insuficientes de los que se suelen reconocer, o quizá en su oposición quizá estas debieran ser recibidos con más sentido crítico del habitual.
Pero dejemos estas disgresiones genéricas para centrarnos en las azarosas aventuras de Harry Block (el propio Woody realizando su eterno papel), un escritor atormentado por la confusión que le produce la mezcla de sus personajes con su propia vida real. Una premisa de base nada original en el mundo del cine, que Allen resuelve de una forma muy desigual con continuas secuencias sueltas y pequeños episodios en los que su propio personaje y los de sus allegados –esposas, familiares y amigos-, se ven transformados en personalidades mejoradas literariamente-. Es evidente que algunas de estas plasmaciones visuales resultan divertidas –no muchas, la verdad-, pero lo cierto es que incluso en su mayor parte tienen su apoyo a nivel de guión y no de realización. Es el clásico ejemplo de película suya que resulta muy divertida “contada” pero poco interesante en pantalla. Bien es cierto que Allen ya había ofrecido puestas en escena tan rupturistas –y pobres: zooms, montaje abrupto, planos cortos- en algunos de sus títulos precedentes –bastante mejor en MARIDOS Y MUJERES (Husbands and Wives, 1992) e incluso peor en la ya mencionada PODEROSA AFRODITA-. Sin embargo me da la impresión que en esta ocasión el realizador newyorkino se planteó este DECONSTRUCTING HARRY como si fueran una serie de “entremeses cinematográficos”. Lamentablemente creo que su resultado no sobrepasó la barrera de una correcta discreción. Nos encontramos con las eternas –y en esta ocasión cargantes- verborreas sobre la vida y la muerte, la educación judía, el sexo, las relaciones humanas...
En fin, un discurso ya manido y plasmado con escaso efecto cinematográfico y corto sentido del humor. Incluso varios de sus pequeños episodios resultan cansinos y me da la impresión que no son más que la excusa para que sirvan al lucimiento de un inacabable desfile de guest-stars en esta ocasión poco armonizadas en su conjunto. Y todo este argumento tan pobre concluye con una invocación a su convicción de ser un hombre que encuentra su realización antes con el arte que con la vida, que –cierto es- tiene el suficiente sentido de la autocrítica como para ironizar sobre el escándalo que rodeaba por aquel entonces su vida privada –el secuestro de su hijo en la película-, que plantea su sempiterno homenaje a Ingmar Bergman con la revisitación de la maravillosa FRESAS SALVAJES (Smultronstallet, 1956) –la excusa argumental del escritor homenajeado por una universidad que sirve como motivo de reflexión sobre el su trayectoria vital-, y que recurre a secuencias de pésimo gusto –ya empleadas en la mencionada PODEROSA AFRODITA (ya es insistir con esa película!)-, como es esa reconstrucción del infierno dignas de la peor escuela de Joel Schumacher.
Que duda cabe que ver RECONSTRUCTING HARRY brinda algunas satisfacciones, ideas divertidas –ese personaje desenfocado que interpreta Robin Williams, la encarnación del joven Allen por un Tobey McGuire que recibe por error la visita de la muerte- y algunos momentos emotivos sobre el papel pero chirriantemente expuestos cinematográficamente –la reunión de Harry con sus personajes literarios que lo aplauden embelesados-, pero ni de lejos se la puede incluir no solo entre sus grandes títulos, sino incluso entro del amplio grupo de los notablemente logrados. Quien quiera ver en ello otra de sus “incontables” obras maestras está libre de hacerlo. Desde luego yo no me encuentro entre ellos.
Calificación: 2
7 comentarios
Pascual -
Cuando habla con el diablo sobre la vida,"Es como en Las Vegas, te va bien o te va mal,pero al final siempre gana la casa" y cuando se le aparece su amigo muerto en la carcel y le dice:"ser feliz es estar vivo".
Santi -
Santi -
regis -
Saludos.
regis -
Juan Carlos -
regis -