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CINEMA DE PERRA GORDA

VICKY CRISTINA BARCELONA (2008, Woody Allen) Vicky Cristina Barcelona

VICKY CRISTINA BARCELONA (2008, Woody Allen) Vicky Cristina Barcelona

VICKY CRISTINA BARCELONA (2008, Woody Allen) ha sido uno de los títulos más polémicos del 2008 cinematográfico, hasta tal punto de conciliar en su entorno posturas absolutamente encontradas que, a la postre, han beneficiado y dotado de un interés suplementario la filmografía del ya anciano cineasta newyorkino. Resulta paradójica  esta circunstancia, sobre todo en un cineasta que en los últimos años dejó de ser profeta en su tierra, cuando la película ha gozado de un notable éxito en su país, recibiendo incluso galardones y nominaciones, y levantando una estela de reconocimiento como pocas veces ha logrado su cine en USA. Sin embargo, es curioso constatar como siendo un título rodado –y subvencionado- por el Govern de Catalunya, ha suscitado un amplio rechazo entre la crítica, aunque cierto es que siempre tengo la sensación de que cualquier film de Allen, por más menguado que sea su interés, siempre encontrará –y me ciño al ámbito de nuestro país- el suficiente caudal de espectadores y críticos que vean en él una gran película. Sería este un elemento a analizar de cara a una valoración conjunta de la trayectoria cinematográfica de Allen. Digo esto al reiterar que reconociendo su valía como cineasta, y asumiendo que nos encontramos con una filmografía que siempre ha demostrado unos mínimos de los cuales a mi modo de ver jamás ha descendido, su obra ha llevado ligada un adjetivo al que tan renuentes han sido siempre los incondicionales del cineasta; la irregularidad.

 

Y creo que asumiendo esa, por otro lado, humana circunstancia, es cuando se puede entender que la obra de Allen, por otro lado muy uniforme en sus entregas anuales, pueda verse afectada de una mengua en su brillantez visual –uno de los eternos puntos flacos de su cine- o de un abuso de una serie de “tics” temáticos que por otro lado han sido generalmente celebrados por sus incondicionales –entre los que, nunca lo negaré, no me encuentro-. Aceptando de entrada estas oscilaciones de creatividad, es cuando de manera más certera aprecio sin coartadas un cine en ocasiones inspirado, agudo y mordaz, a veces incluso visualmente inspirado –ahí está MATCH POINT (2005) para ratificarlo-, en otras deudor de trucos o ideas en apariencia brillantes que pronto encubrían guiones escasos de inventiva. A partir de dichas premisas, justo es señalar que en su obra más cercana se manifiesta nuevamente esta circunstancia, ofreciendo de forma sorprendente una propuesta de la talla de la citada MATCH POINT –quizá su obra cinematográficamente más lograda-, a continuación un divertimento tan manido como SCOOP (2006) y, sin solución de continuidad, una tragicomedia del calado de CASSANDRA’S DREAM (El sueño de Casandra, 2007). Parecía lógico, pues, que tras un título de elevado nivel se sucediera otro de menguadas cualidades.

 

Así pues, y reconociendo de entrada que VICKY CRISTINA BARCELONA me parece una película de interés limitado, no me sorprende esa hasta cierto punto lógica mengua de interés, ya que considero esas oscilaciones son habituales en la filmografía de Allen. Las objeciones que encuentro se centran en la desgana que demuestra el newyorkino a la hora de plasmar una historia llena de agujeros y falta de arrojo, que se transmite en una puesta en escena plana y poco inspirada. Ello no impide que finalmente, y pese a esa atonía, sus imágenes vayan revelando la capacidad del realizador para penetrar en determinados comportamientos inherentes en las relaciones humanas del mundo moderno, dejando finalmente la sensación de asistir a una especie de cuento moral al que le cuesta arrancar, con personajes quizá inicialmente poco definidos, y que cuando despliega sus mayores cotas de sinceridad o de ironía en su tratamiento, es demasiado tarde para que el espectador se sienta finalmente cercano –tanto en la vertiente afectiva como en la previsiblemente irónica- de sus personajes.

 

Como si fuera un idílico planteamiento de vacaciones estivales, y con en el bastantes ocasiones molesto acompañamiento de una voz en off que parece erigirse como el arma máxima de Allen para hilvanar diversas de sus secuencias –insertadas con sentido de la levedad que puede que en algunos casos responda a una intención deliberada, pero en otras denota un desaliño inusual incluso en un cineasta que nunca apoyó demasiado su obra en la labor de puesta en escena-, plantea una irónica dualidad de personalidades jóvenes –Vicky (Rebecca Hall) y Cristina (Scarlett Johansson)- quienes verán revelados los rasgos más recónditos de sus en el fondo débiles personalidades, a partir del pretendido hechizo que les producirá un verano vivido en Barcelona. Nada nuevo, por otro lado, de lo manifestado en tantos y tantos títulos que toman como base una ciudad para, a partir del impacto que esta les proporciona, conciliar el relato turístico con la base de una referencial geográfica que sirva de involuntaria catarsis. Es más, los primeros instantes de esta situación y, fundamentalmente, el encuentro de ambas jóvenes con el pintor Juan Antonio (Javier Bardem) me recordaron en cierto modo los planteamientos que se establecía en la menospreciada PARIS - WHEN IT SIZZLES (Encuentro en París, 1963. Richard Quine) –que sigue pareciéndome una de las comedias mayores de dicha década-, a la hora de plantear personajes más o menos arquetípicos en dicha vertiente, como la parodia de Alain Delon que realizaba Tony Curtis en aquel film. El problema, a mi modo de ver, que subyace en la base de VICKY CRISTINA…, es la abulia con la que Allen se enfrenta a la película, su carencia de chispa, la desgana con la que se encuentra filmada –en no pocos momentos su desarrollo parece estar dictado al ayudante de dirección-. No se trata, por otra parte, de algo nuevo en algunos de los títulos de su obra más o menos reciente. Sin embargo, puede que para el público español esta circunstancia venga dada por el alcance especialmente tópico plasmado a la hora de la elección de los exteriores –más convencionales no pueden ser, aunque nos dejen en el aire una interrogante poco aclarada ¿Ha actuado igual Allen cuando ha fotografiado eternamente su New York o Londres?-. Unamos a ello el escaso acierto que Javier Bardem proporciona a su personaje –no me lo creo nada- y la sempiterna inutilidad como actriz como Scarlett Johansson, para crear sendos agujeros en la definición de dos de sus personajes centrales que, cierto es reconocerlo, tienen un importante contrapeso en el momento en que Penélope Cruz –en el rol de Maria Elena- hace acto de presencia, logrando desplegar en su personaje y su temperamento –y eso que es una actriz que nunca me ha dicho nada-, un feeling hasta entonces ausente en el metraje. Es probable, por otro lado, que ese fuera el efecto buscado por el realizador –cuya experiencia nadie puede poner en duda-, a lo que hay que añadir la –esa si- divertida introducción de la dicotomía lingüística de la presencia paralela del español y el inglés en las discusiones de Juan Antonio y Maria Elena, que proporciona algunos de los momentos más divertidos de la función, y que hacen inviable poder contemplar la película doblada. Lo cierto es que a partir de ese momento, VICKY CRISTINA… alcanza un peso específico que, pese a ciertas oscilaciones, ya no abandonará la pantalla. Afortunadamente, esa desgana logra quedar en un segundo término, revelando un grado de sutileza a la hora de mostrar esas relaciones amorosas contrapuestas a partir del encuentro con el pintoresco artista y, especialmente, con el regreso de la antigua esposa de este.

 

Así pues, entre planos turísticos francamente poco inspirados, ambientaciones dominadas por el estereotipo, la odiosa cancioncita que se reitera en la película, un casting desigual y una innegable desgana a la hora de ofrecer una realización más o menos contundente, lo cierto es que pese a ese desaliño y abuso de convenciones, finalmente VICKY CRISTINA…, pese a cierto atropellamiento en su conclusión, logra desplegar unos relativos elementos de interés, permitiendo finalmente reconocer al agudo y cáustico analista del caos de la sociedad urbana y del progreso, de sectores por lo general rodeados de un aura de alta cultura, pero que en realidad muy pronto revelarán las debilidades y flaquezas de su comportamiento. Probablemente el resultado sea hasta cierto punto decepcionante viniendo de quien viene, y sea preciso reconocer que nos encontremos ante un título poco memorable en su trayectoria –francamente, debo destacarlo entre los menos valiosos de su cine-. En cualquier caso ¿cuantos y cuantos directores sobrevalorados jamás han llegado a la altura del menguado interés esgrimido en esta película?

 

Calificación: 2

2 comentarios

Rocamadur -

Durante toda mi vida he reivindicado y visto innumerables veces "Paris, when it sizzles", igualmente la considero una de las mejores comedias de la década, que fue generalmente maltratada, . El resto de la reseña la suscribo aunque yo fuí más drástico y me irritó..Barcelona.

santi -

efectivamente y que cineasta esta mas sobrevalorado que woody allen?, pocos