THE COMPANY SHE KEEPS (1951, John Cromwell) [Prisionera de su pasado / Libertad bajo fianza]
En 1950 y cuando su nombre figuraba en una peligrosísima “lista gris” dentro de la temible “caza de brujas” del senador MacCarthy –John Cromwell era un hombre de conocidos pensamientos progresistas-, el realizador dejó en CAGED (Sin remisión, 1950) una de las mejores muestras de su trayectoria como realizador –que ya se encontraría en sus últimos pasos como tal- En ella se aunaba su maestría como director de actrices y una vena realista a la hora de describir la sordidez de la cotidianeidad urbana. Centrada en el retrato de la vida de una prisión de mujeres –tema que ya había abordado parcialmente en la lejana ANN VICKERS (Ana Vickers, 1933)-, la película demostraba una fuerza que quizá motivó a que Cromwell proyectara una relativa continuación un año después. No se si esta será la razón de la génesis de THE COMPANY SHE KEEPS (1951, jamás estrenada comercialmente en España aunque emitida en televisión bajo el título de PRISIONERA DE SU PASADO o LIBERTAD BAJO FIANZA), pero lo cierto es que en esta película se detectan algunas de las cualidades del título precedente –y en líneas generales del cine de Cromwell en aquel periodo-, pero en su conjunto está lejos de alcanzar su fuerza y homogeneidad..
THE COMPANY... narra fundamentalmente la trayectoria vital de Diane Stewart (Jane Greer), una joven reclusa por falsificación de cheques que es declarada en libertad condicional tras haber cumplido a plena satisfacción parte de su condena. Diane demuestra desear en todo momento abandonar la cárcel y ese anhelo es demasiado evidente incluso para los componentes del comité que dictamina su libertad –especialmente el de sexo masculino-, En todo momento Diane, ya en su nueva condición de libertad vigilada desea dejar a un lado los rasgos que han definido su pasado, y que de una forma muy clara se proyectan sobre ella en cualquier situación. En esta nueva andadura la acompañará como oficial de vigilancia Joan Wilburn (Lizabeth Scott). Una mujer afable y colaboradora que pese a todo no deja de provocar el recelo en Diane, quizá al ver en ella esa seguridad como mujer que ella misma no posee. En oposición a ello y de forma casual, la ex reclusa conocerá al prometido de Joan. Se trata del columnista Larry Collins (Dennis O’Keefe), con quien urdirá diversas tretas para entablar relación, y a quien finalmente y con poco esfuerzo logrará conquistar, provocando la tristeza de la que hasta entonces ha sido su compañera.
La película establecerá en un momento determinado un giro al establecerse en Diane una serie de complicaciones relacionadas con delitos de los que no es culpable, y que prácticamente la abocarán al retorno a la prisión para cumplir su condena. Será en esos momentos donde la ayuda de la fiel guía Joan será decisiva para anteponer su sentido de la ayuda a su protegida, en lugar de aplicar en ella cualquier sentimiento de venganza al haberle quitado ella a su novio.
Y será a fin de cuentas la escasa fuerza de este triangulo amoroso el principal lastre que ofrece a mi juicio esta película de Cromwell, que deviene en un melodrama escasamente atractivo pero de alguna manera practicado en algunos títulos de aquellos años por realizadores de prestigio –y pienso en el Nicholas Ray de BORN TO BE BAD (1950) o el casi desconocido Jacques Tourneur de EASY LIVING (1949) -. Se trata de películas en las que para encontrar atractivos en líneas generales hay que olvidarse de unas historias carentes de interés y centrarse en los ocasionales destellos que ofrece su puesta en escena. Y es en este terreno donde THE COMPANY... logra alcanzar una cierta fuerza en el interés de Cromwell –ayudado por el inigualable Nicholas Musuraca- por expresar una sociedad urbana alienada, antipática y enfermiza, mostrando fundamentalmente unos fríos exteriores de Los Angeles, completamente alejados del glamour con que se nos tiene acostumbrado en la pantalla, y dejando entrever esa sensación de vigilancia implícita en la propia historia que protagonizan los dos personajes femeninos. Junto a ello cabe señalar la fuerza que alcanzan las secuencias de interiorización psicológica de Diane, centradas en aquellos momentos en los que es tentada para retornar al robo –la estupenda secuencia desarrollada en los grandes almacenes teniendo un abrigo como objeto de tentación-.
Pero al volver a señalar las limitaciones del film no puedo por menos que destacar las enormes limitaciones de Jane Greer –por mucho que nos fascinara a todos en la magistral OUR OF THE PAST (Retorno al pasado, 1947. Jacques Tourneur)-, que tienen su primera demostración en la afectación que manifiesta en la secuencia de apertura y cuando ha de aparecer con cara de “buena chica” ante el comité de la condicional. Peor aún que ella resulta la eternamente lacia y enervante Lizabeth Scott, que sigo sin entender como nadie –especialmente el productor Hal Wallis- se empeñó en hacer de ella una estrella. Creo que solo podría haber interpretado con relativa convicción a una monja.
En definitiva; discreto el balance de THE COMPANY SHE KEEPS, una de las últimas películas de un director que ya empezaba a ser parte del pasado de Hollywood.
Calificación: 2
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