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CINEMA DE PERRA GORDA

PURSUED (1947, Raoul Walsh)

PURSUED (1947, Raoul Walsh)

Es difícil efectuar una afirmación tan categórica cuando el conocimiento que tengo de su obra no es todo lo amplio que desearía –he visto algo más de veinticinco de sus títulos hasta la fecha-, pero creo tener la suficiente intuición para formularla. Y esta es señalar que quizá con PURSUED (1947), nos encontremos ante la mejor de las películas que poblaron la extensa filmografía de ese gran pionero del cine que fue Raoul Walsh.

Western arrebatador, desmesurado, atrevido, sombrío, trágico y sorprendente, su propio director la destacaba por su carácter casi fantasmagórico, y ese aliento cercano a lo surreal que destila en unas imágenes aparentemente arrítmicas, pero que en su conjunto forman un corpus de extraordinaria precisión en contenido y formas. De hecho, creo que el género tendría que esperar una década para encontrar otra propuesta que se le asemejara al llegar a esos extremos –o “no extremos”, me atrevería a señalar- de invención visual, como forma de expresión de ideas, emociones y pasiones. Me estoy refiriendo, por supuesto, a FORTY GUNS (1957, Samuel Fuller) –casualmente, ambos títulos jamás dispusieron de estreno comercial en nuestro país-.

Como propuesta dotada de una enorme complejidad argumental, podemos fácilmente detectar un aire de tragedia grietad, de ecos shakesperianos, consustanciales al mejor cine de Walsh, pero que beben igualmente de las fuentes de Niven Busch –de quien cabe destacar la creación de la novela que sirvió de base a DUEL IN THE SUN (Duelo al sol, 1946. King Vidor) o el guión de la posterior THE FURIES (Las furias, 1950. Anthony Mann) –con quien el título que nos ocupa mantiene incluso una serie de referencias visuales-. En ellas se desarrollan pasiones desatadas y amores que van más allá de lo permitido en el marco en que se desarrollan, y que incluso en algunos momentos se superponen de forma abrupta al propio sentimiento de odio. Muchos de estos enunciados se comparten con PURSUED, pero sin olvidar esas semejanzas, sin olvidar tampoco las que las unen con las secuencias finales de otro excelente y posterior western de Walsh –COLORADO TERRITORY (Juntos hasta la muerte, 1949), la película que nos ocupa supone un auténtico punto y aparte en el género.

Caracterizado por una deslumbrante combinación de relato en off, de utilización de flash-backs y momentos en montaje de planos de escasa duración, la acción avanza casi vertiginosamente en el tiempo, a los que suceden otras secuencias de rasgos diametralmente opuestos. Audacias narrativas que se ofrecen en primeros planos sobre los actores caracterizados por una manifiesta expresividad que en ocasiones se plasman en encuadres de una contrastada nitidez fotográfica aunque otra veces servirán para encuadrar secuencias con compleja profundidad de campo. Algunos de los exteriores de esta gran película de Walsh parecen sacados del más recóndito expresionismo, los decorados en interiores destacan en esa misma línea ayudados por la contrastada iluminación.

Como se pude deducir por esta apresurada descripción, PURSUED es de una riqueza inagotable, puesta además al servicio de un sentimiento de fatalidad y de desparpajo que muy pronto llega a hacerse casi físico ante y con el espectador. Este en todo momento asiste y se identifica con la trayectoria llena de tintes trágicos que rodean a Jeb Rand (Robert Mitchum), pero del mismo modo comparte con estupefacción la ausencia de una razón concreta que justifique las situaciones vividas. Es por ello que aún siendo niño, Jeb es rescatado por Medora (Judith Anderson) de una brutal situación que contemplará atónito y casi sin entender lo que vive, quedándole durante toda su vida el shock de ser testigo de una terrible vivencia. Medora lo integra junto a sus dos hijos, donde no sin ciertos recelos por parte de Adam –el hijo legítimo de esta-, es considerado un miembro más de la familia, que completa la otra hija de esta –Thorley-.

Ya en su periodo de infancia, Jeb contemplará como un anónimo tirador mata a su yegua –en realidad esos disparos iban destinados a él-, y unos años después tiene que acudir a la guerra en representación del pequeño rancho. En todo ello ha tenido que ver Grant Callum (Dean Jagger), que nunca ha ocultado su intención de eliminar a todos los Rand y que ha llegado a alcanzar el cargo de fiscal, caracterizado fisicamente por la ausencia de su brazo izquierdo –excelente el momento en el que este se vuelve junto a Jeb, completamente vestido de negro y tienta a este para que se aliste en la contienda-. Sin embargo, su participación en la misma –y una oportuna herida de guerra-, hará volver al joven Jeb convertido en un héroe local y ello le permitirá retornar al rancho, donde sus componentes evocarán sus sentimientos y las vivencias compartidas entonando una vieja canción en el salón. Pero es inútil, el destino está envenenado para Rand. Adam no deja de manifestarle su hostilidad y ello devendrá en una cruda pelea y el abandono de este dentro del rancho acompañado de esa única moneda de un dólar que tanto definirá su andadura y su destino. Esta misma moneda le bastará para que con la ayuda de su viejo amigo Jake (Alan Hale), muy pronto logre una notable fortuna jugando al poker. Será un nuevo espejismo de aparente suerte, ya que una vez abandone la ciudad y se adentre por los agrestes y rocosos parajes, tendrá que defenderse de la emboscada de un anónimo personaje al que logrará eliminar... y que no será otro que su hermanastro Adam –la expresión de Mitchum al descubrir la identidad del cadáver es uno de los mejores momentos de su carrera-.

Jeb retornará al pueblo con el cuerpo sin vida de Adam y encargará los servicios funerarios, mientras se desarrolla el juicio en el que ejerce como fiscal su desconocido enemigo. Una vez más la acción discurrirá con rapidez, ya que en PURSUED no importa lo que sucede, como si su desarrollo se escribiera  en cursiva. Apenas un plano medio con un adecuado travelling nos define la deliberación del jurado, que funde con la salida de la desolada Medora y su hija. Tras ella Jeb estará saludando y dando las gracias –con ello sabremos que ha sido absuelto-. Pese a su humildad hacia las dos personas que realmente son su familia, ambas lo rechazan violentamente.

Nuestro protagonista, desolado, aceptará la propuesta de Jake y de nuevo en escasos planos el tiempo discurrirá con generosidad. Este solo se detendrá en la coincidencia de Rank con Medora y Thorley en un baile. Allí se encontrará también Casper, quien incitará al joven Prentice (Harry Carey Jr.) –que está cortejando a Thorley-, para que se enfrente con Jeb. En su oscuro callejón, finalmente este herirá mortalmente a Prentice, en un combate del que será de nuevo absuelto. Se celebra el funeral de este, en la que sin duda es una secuencia excepcional por el cuidado en la ambientación, en la modulación y el atrevimiento en la iluminación y en la presencia de esos porteadores que calzan botas adornadas con ostentosas espuelas –el leiv motiv que atormenta desde niño a Jeb-, y esa voz en off de Mitchum que nos indica que tiene como objetivo llegar a Thorley como parte de su destino vital.

Como se puede destacar, la angustiosa densidad de PURSUED es uno de sus grandes acervos. Esa constante sensación de no poder huir de situaciones trágicas que el protagonista ni ha buscado ni deseado, viene acentuada por un tratamiento visual y cinematográfico ciertamente personalísimo, en el que la aportación de James Wong Howe es fundamental. Esa iluminación en ocasiones llevada al límite de lo normalmente admisible es la que permite un constante y desasosegador tono de pesadilla, rasgo este en el que también tienen la debida importancia esos inmensos planos generales en los exteriores agrestes y rocosos, donde los jinetes y caballos quedan empequeñecidos –y casi engullidos, me atrevería a decir- en la inmensidad del paraje.

Pero hay más. PURSUED demuestra haber asumido las teorías psicoanalíticas tan en boga en aquellos años en el cine norteamericano. En este caso con la aplicación visual del mismo –el recurso de esas botas con espuelas que traumatizan al atormentado protagonista y que se reiteran en diversos momentos del film-. Lo cierto es que se puede decir que es uno de los títulos donde esa tendencia tiene una mejor y más coherente aplicación. Al mismo tiempo y como toda gran propuesta, la película de Walsh se caracteriza por su inagotable riqueza. A todo lo señalado me gustaría señalar elementos concretos que sirven para definir con enorme precisión el variable estado de ánimo del personaje que encarna Mitchum. Un ejemplo; cuando este va impecablemente vestido con chaqueta demuestra un cierto resentimiento, símbolo de seguridad. En su oposición, cuando aparece únicamente con una camisa blanca rematada por encaje, se acentuará en él esa fragilidad casi atávica.

Contemplando sus imágenes, la propia tipología física del Jeb Rand, el estilo de la iluminación plasmado, y el efecto que sobre la figura de Mitchum ejercen las sombras en momentos como los que preceden a sus disparos contra Harry Carey Jr. en el callejón, o más adelante y ya casado con Teresa Wright, cuando la luz lo hace parecer amenazador –a lo que contribuye su comentario a ella de que es capaz de leer el pensamiento de su actual esposa, que antes fue hermana; esta tiene escondida una pistola para matarlo-. Todos estos detalles me dan la impresión de que esta película supondría un considerable eje de referencia para que, ocho años después, Charles Laughton dirigiera su excelente THE NIGHT OF THE HUNTER (La noche del cazador, 1955). En ambos títulos se contará con el protagonismo de Mithcum, pero en este caso combinando una vulnerabilidad y resignación ante su destino y al mismo tiempo luchando por descubrir las causas que generan esa constante recurrencia a la fatalidad, y que él sabe que se inició aquella noche que apenas recuerda pero que sí define como “la de las espuelas y los relámpagos”.

En resumen, PURSUED no es solo un western ejemplar, sino uno de los extremos más valientes y osados a los que jamás ha llegado el género en toda su andadura con el séptimo arte.

Calificación: 4’5

3 comentarios

Luis Tovar -

Sin duda es una de las grandes obras maestras del western. Es una pena que este completamente olvidado.
y de hecho creo que ni siquiera fue estrenado comercialmente en España. Impactan sus escenarios. la fotografia expresionista de James Wong Howe y la extraordinaria banda sonora de Max Steiner.Esta pelicua es de las que dejan huella. Me parece increible que a Walsh algunos lo tilden todavia de artesano cuando ha sido uno de los mejores realizadores de siempre y ya desde su epoca muda. Titulos como el que nos ocupa, su prima hermana Juntos hasta la muerte, Tambores lejanos, Murieron con las botas puestas, Los implacables, Gentleman Jim, La gran jornada, Los violentos años veinte, Sin conciencia, El ladron de Bagdad,La pasion ciega y por supuesto Al rojo vivo, asi lo atestiguan.

Saori -

No olvidemos que en la noche del 2 de Julio de 1971 fue la última película que James Douglas Morrison vería en su vida. Todavía no se sabe si su pareja "cósmica":Pamela Susan Courson la vería con éste último. -Parece que las grandes estrellas y personas viven de cerca su propia fatalidad-"Fátum" y aún viéndola no la pudiesen detener.

santiago -

me ha sorprendido este western del maestro walsh, yo tampoco tengo un amplio conocimiento de su obra he visto unos 30 titulos , pero esta pelicula me ha impactado y desde luego pasa por ser sino la mejor de este incomparable cineasta , casi

tiene a mi entender 10 o 11 grandiosas peliculas y otras 6 o 7 estimables, pero para mi junto con high sierra o colorado territory esta es la mejor
siempre se habla de murieron con las botas puestas como su mejor pelicula , al parecer olvidaron este tremendo film donde no sobra ni falta nada, ydesde luego es algo mas que un western
obra maestra