Blogia
CINEMA DE PERRA GORDA

EASY LIVING (1949, Jacques Tourneur) [Vida fácil]

EASY LIVING (1949, Jacques Tourneur) [Vida fácil]

Sin lugar a dudas, EASY LIVING (1949) –no confundir el título homónimo firmado por Mitchell Leisen en los años treinta- ha acarreado para su valoración a lo largo del tiempo con un handicap que jamás le va a abandonar. El hecho de ser eternamente considerada una de las películas menos valiosas en la trayectoria de uno de los cineastas más reconocidos de su tiempo, como es Jacques Tourneur. Ubicada cronológicamente en su obra entre el estupendo thriller que es BERLIN EXPRESS (1948) y antes de la extraordinaria STARS IN MY CROWN (1950) –hoy día justamente valorada entre los aficionados españoles, aunque hasta hace pocos años prácticamente nadie la había podido contemplar-, mucho me temo que el film que motiva estas líneas, nunca se va a ver beneficiado de esta consideración, siendo por lo general despechado o dejado en un segundo término cuando se realiza un recorrido sobre la obra del maestro francés.

 

¿A qué puede ser debido este desdén generalizado? Yo mismo incurrí durante mucho tiempo en esa mirada revestida de cierta displicencia hacia la propuesta, pero he de reconocer que una revisión más atenta me ha permitido reconsiderar la valía de un producto que, justo es señalarlo, tiene en su contra dos elementos que, estoy convencido, son los que finalmente han actuado hasta la fecha en su contra. Uno de ellos es la aspereza y nula empatía que produce su pareja protagonista –Victor Mature y Lizabeth Scott-, y otro es el mero hecho de suponer un drama enfocado de una manera en apariencia opaca, huyendo deliberadamente de los estereotipos populares y dramáticos que, hasta la fecha, habían propiciado la traslación del mundo deportivo en la pantalla, bien sea a nivel hagiográfico o, por el contrario con tintes de denuncia. Añadamos otro argumento más, este propuesto por el propio y siempre excesivamente auto crítico realizador, al hablar sobre su resultado final, afirmando: “es una película muy mala por una razón que debo mantener en secreto”.

 

Dejando de lado, y al mismo tiempo admirando la suprema modestia que siempre asumió un cineasta del más alto nivel -quien llegó a asegurar que su obra nunca ocuparía huella alguna en la historia del cine-, sí que me gustaría de antemano oponer al evidente escaso atractivo del dúo de cabeza, el notorio y atractivo alcance coral que preside la ficción, dominado por una tipología perfectamente delimitada de personajes y roles secundarios, que en todo momento responden a esa contención y ambigüedad de siempre presentes en los modos del realizador. En el segundo de los argumentos esgrimidos en contra, creo que no hace falta más que saber mirar con cierto interés el desarrollo dramático de la película, para darse cuenta que, desde el primer momento, Tourneur huyó por completo de los clichés que hasta entonces caracterizaban las traslaciones de temática deportiva. Pero lo hizo no por el mero hecho de oponerse a ellos, sino que estoy convencido que optó por esta vía novedosa por coherencia con su modo de concebir la realización cinematográfica y, del mismo modo, por entender que el material dramático que le ofrecieron, se prestaba para dicho tratamiento.

 

Es por ello que aquellos que pretendan contemplar en EASY LIVING –por cierto, jamás estrenada comercialmente en nuestro país, aunque emitido en diversas ocasiones en televisión, e incluso editado en DVD en España con el título de VIDA FÁCIL- un relato más o menos hagiográfico, una plasmación de hazañas deportivas, o un melodrama desaforado, reivindicativo o moralista, más les vale que desistan de asistir a este pequeño drama de la R.K.O. de menos de ochenta minutos de duración. Sin embargo, para aquellos que realmente conozcan y amen el cine de su realizador, o tengan la suficiente curiosidad de contemplar un producto insólito, ambivalente y, al mismo tiempo, revestido de contención e intención, no cabe más que recomendarles asistir a una función en la que apenas hay instantes en los que contemplaremos partidos de béisbol, en donde todos sus personajes se comportan con los modos más educados –por más que en sus semblantes se intuyan modos de pensar incluso amenazantes-, en el que el contraste de mundos que plantean el triunfador jugador de béisbol Pete Wilson (Mature) y su mundana esposa Liza (Lizabeth Scott), no soy el primero en detectar se adelantó en varios años al planteado por Vincente Minnelli en la excelente comedia DESIGNING WOMAN (Mi desconfiada esposa, 1957) –en un acertado comentario de este film, Juan Andrés Dulce hacía mención de ello hace ya algunos años-.

 

Pero al mismo tiempo, en la aparentemente mesurada narración que plantea el título que nos ocupa, no se ausenta la esencia del arte tourneriano. Es algo que se manifiesta en el grado de abstracción con el que filma ese estadio que aparece ante el espectador siempre como un objeto impersonal y amenazador, en el acierto en la iluminación –acentuando las sombras sobre los rostros en los instantes más sombríos, y utilizando el contraste sobre fondos blancos luminosos, en la excelente secuencia en la que Anne (Lucille Ball) se confiesa ante un borracho e inconsciente Pete-, en la capacidad que Tourneur tenía para sorprender al espectador a la hora de mostrarle situaciones en teoría cotidianas –el plano inicial, que utiliza una iconografía eminentemente doméstica-, o insertar elementos y objetos que sirven para expresar el estado de ánimo de sus personajes –el juego que brinda esa pequeña máquina de combates de boxeo, para transmitir las reacciones de Pete, su amigo Tim (Sonny Tuffts) y la mencionada Anne en un momento de especial significación en el metraje. Lo cierto es que una mirada lo suficientemente atenta a la película, además de permitir una visión absolutamente singular –y quizá por ello, revestida de una especial dureza sobre los intereses y conflictos que genera la actividad deportiva –como espejo de cualquier otra tarea humana-, lo hace de manera elegante, quizá permitiendo a Tourneur una mayor movilidad de la cámara de lo que era habitual en él –en especial en las secuencias desarrolladas en las fiestas a las que asiste Liza-, al tiempo que logrando de nuevo algunos excelentes efectos de montaje con la superposición de situaciones, igualmente centrados en el drama interior que sufre el ídolo del equipo de rugby, que contempla como su final como tal estrella está cercano –y como reflejo de ello se encuentra ese jugador acabado que este contempla como auténtico espejo personal-, y la negativa influencia que en ello tiene su especial apego a una mujer que no le acompaña.

 

Por ello, y aunque en teoría EASY LIVING finalice de manera relativamente satisfactoria, la realidad es que su conclusión supone una apuesta tan sombría, como lo podría manifestar cualquier otra emanada de los más célebres títulos firmados por el realizador francés. Es por ello, que pese al relativo desapego que nos pueda proporcionar la tarea de un Victor Mature –al que por otro lado el propio realizador llegará a encuadrar de espaldas cuando le comunican la enfermedad de corazón que posee- o la eternamente lacia Lizabeth Scott, o a la sensación que se tiene de que una mayor duración hubiera permitido una evolución dramática más completa de un relato pródigo en sugerencias, no deben impedirnos contemplar un título realizado no solo con profesionalidad, sino con el debido grado de inspiración que solía proporcionar un cineasta, que convertía la historia más nimia que llevara a la pantalla en un perverso, sinuoso y sombrío marco de conflictos y emociones, de las cuales este film injustamente menospreciado no fue una excepción.

 

Calificación: 3

2 comentarios

Alfredo Alonso (Cineyarte) -

Estoy de acuerdo contigo. Mas yo aún soy más entusiasta con este magnifico filme que destaca por su perfecta progresión dramática, tempo narrativo, realización (encuadre de los actores en el campo según su estado anímico), la sorprendente escritura de diálogos y fotografía.

nike shox o'nine -

Sit not sad because that time a fitful aspect wearied