THE APPALOOSA (1966, Sidney J. Furie) Sierra prohibida
Apenas un año después del que sería el éxito más grande su carrera –que no su mejor film-; THE IPCRESS FILE (Ipcress, 1965), el canadiense Sidney J. Furie abandonó el territorio inglés en el que se dio a conocer, asumiendo la realización de uno de los títulos que conformaron un periodo más o menos irregular dentro de la trayectoria de Marlon Brando. Curiosamente, Furie en poco tiempo se puso al servicio de estrellas tan dispares como Frank Sinatra o el joven Robert Redford, limitándose sus supuestas habilidades dentro del contexto de un artesanado tardío, por lo general inserto dentro de los elementos visuales emanados en las décadas de los sesenta y setenta, hasta que prácticamente fue engullido dentro de las aguas del cine de consumo, sin que en su andadura posterior dejara de aparecer algún título provisto de interés.
Con THE APPALOOSA (Sierra prohibida, 1966), resulta palpable que nos encontramos ante un producto en el que se pueden detectar claramente huellas de dos valiosos títulos precedentes protagonizados por el actor. Me refiero al que supuso su debut y única obra como director; ONE-EYED JACKS (El rostro impenetrable, 1961. Marlon Brando) y más adelante el complejo y aún menospreciado THE CHASE (La jauría humana, 1966. Arthur Penn). En ambos casos se comparte la presencia de un personaje que comparte un rol en el que la impronta de vaquero reflexivo, lacónico, caracterizado por su magnetismo sexual y, al mismo tiempo, por su tendencia tanto al narcisismo como el masoquismo en torno a su persona. En esta ocasión nos situamos en la frontera de Río Grande, durante la segunda mitad del siglo XIX. Hasta allí llega un hombre provisto de cierto misterio y aspecto harapiento, quien lo primero que hará será es entrar en la iglesia de la población, confesarse ante el sacerdote, e implorar ante la imagen sagrada buscando la redención sobre un pasado del que se arrepiente, pero que en cierto modo justifica, ya que a todas esas personas que eliminó en el ayer de su existencia, según su opinión lo merecieron. Nos estamos refiriendo a Matt Fletcher (Brando), quien desea rehacer su vida en unas tierras que se sitúan cerca de las de unos amigos suyos. Lo que no esperaba encontrarse es con el deseo del matón de la población –Chuy Medina (John Saxon)- verdadero dominante en la zona, a la hora de comprarle a Matt el singular caballo appaloosa del que se ha encaprichado su amante de este –Trini (Anjanette Comer)-, que se ha encontrado con este en el interior, provocando un innecesario incidente para propiciar una compra que el recién llegado rechazará con aplomo.
No será todo ello más que el inicio de un enfrentamiento prácticamente sentenciado. Y es que si algo tiene THE APPALOOSA en su defecto, es que su desarrollo se inserta dentro de los meandros de lo previsible, máxime dentro de los parámetros antes citados en los títulos protagonizados por Brando. Matt será humillado y torturado por Medina, le robarán su cabalo, y este realizará una peregrinación en la búsqueda del animal –y, con ello, de su dignidad como persona-, sirviéndole al mismo tiempo para que en el inesperado reencuentro con Trini, esta oponga su inicial hostilidad –en el fondo reveladora de la atracción que desde el primer momento ha sentido por él en el interior del templo- a ese creciente acercamiento hacia un hombre que, una vez despojado del aspecto exterior descuidado, dejará entrever un claro magnetismo y dominio de si mismo.
A partir de dichas premisas, Furie inserta a favor del film el excelente aporte de la fotografía en color del mítico Russell Metty, de manera insólita incorporado en el equipo técnico de un relato que, por el contrario, cuenta con una banda sonora del compositor Frank Skinner, en la que combina bellos pasajes románticos, con otros chirriantes y deudores de la peor herencia del spaghetti western. Y es que, en el fondo, THE APPALOOSA bebe a partes iguales de la corriente más o menos crepuscular, de la iconografía marcada por su principal intérprete y, en una manera más o menos permisible, en la generada por la impronta de Sergio Leone. Todo ello, combinado por la decidida voluntad del realizar composiciones visuales en pantalla ancha en la que predominen los encuadres enfáticos, ubicando rostros y objetos en primer término y otros utilizando una un tanto rebuscada profundidad de campo –algo habitual por otra parte en su previa THE IPCRESS FILE-. Esa herencia del spaghetti se pondrá de manifiesto a la hora de describir una fauna de roles secundarios en los que se vierte la galería de villanos, que personalmente considero uno de los elementos más cuestionables del relato. Pese a la presencia del veterano Emilio Fernández, o incluso el carisma que ofrece John Saxon a la hora de dar vida al jefe de los bandidos, todos ellos no suponen más que una sucesión de estereotipos, que son potenciados de forma muy acusada al realzarlos Furie mediante un abuso de primeros planos y risas jactanciosas, que contrastarán con la contención manejada por Matt, quien solo en los momentos cumbres del film hará valer su superioridad no solo como pistolero y estratega sino, ante todo, como ser humano.
Pese a esa ingerencia de lo vicios del Eurowestern –tan alabados ahora por algunos- , y al hecho de proseguir por senderos más o menos previsibles, lo cierto es que THE APPALOOSA alberga la virtud de no incurrir en el uso del zoom o el teleobjetivo, lo que permitirá que albergue una cierto aura crepuscular, sobre todo cuando en su tramo final se plantee esa inesperada relación entre el curtido protagonista, deseoso de proporcionar un nuevo rumbo a su vida al formar un rancho, y esa Trini que poco a poco se sentirá atraída por él, hasta el punto de resultar decisiva para salvarle la vida. Pero en ello tendrá del mismo modo una especial importancia el encuentro con un veterano cazador –que intuye cercana su muerte, e incluso para ello ya tiene dispuesto el agujero que formará su tumba- y que no dudará en ayudar a la pareja escondiéndola en la misma, sabiendo que los hombres de Medina irán en su búsqueda y, con todo probabilidad, acabarán con su vida. Un sacrificio en beneficio de dos seres que se encontraban en peligro, y que culminará con ese emotivo instante en que este será enterrado en el lugar que tenía previsto, donde Matt ubicará una cruz formada por dos ramas rugosas, sobre las que insertará la calavera de una de las ovejas que el anciano solitario conservaba como un elemento entrañable.
Como será previsible, THE APPALOOSA finalizará con el esperado enfrentamiento entre Matt y Medina en medio de un paraje entre la nieve. Una pequeña nota de originalidad, dentro de una película finalmente discreta, en la que el fantasma de los estereotipos de adueña de buena parte de sus roles, pero que justo es reconocer podría haber resultado bastante peor de lo que proponen sus imágenes.
Calificación: 2
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