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CINEMA DE PERRA GORDA

SEA OF SAND (1958, Guy Green) Comando de la muerte

SEA OF SAND (1958, Guy Green) Comando de la muerte

Inserta en los primeros –y más valiosos pasos- de la filmografía del posteriormente poco distinguido Guy Green, SEA OF SAND (Comando de la muerte, 1958) aparece en los primeros compases como realizador de este antiguo y prestigioso operador de fotografía –Oscar por su admirable trabajo en GREAT EXPECTATIONS (Cadenas rotas, 1946. David Lean)-. Fue un periodo no muy extendido en el tiempo, el que Green se inclinó en el cine de géneros, adscribiéndose como tantos otros compañeros de generación, en la traslación a la pantalla de títulos que en sí mismos no aparecían otra cosa que como dramas psicológicos insertos dentro de las variantes genéricas en las que se insertaban sus ficciones. Ni que decir tiene que dicho conjunto es el que proporcionó al cine inglés de los cincuenta de una considerable y aún poco explorada riqueza, y dentro de la misma es donde podemos establecer las posibilidades y limitaciones de este más que apreciable artesano británico. SEA OF SAND se inserta en su filmografía tras su aportación para Hammer Films THE SNORKEL (La máscara submarina, 1958), compartiendo con ella la querencia del realizador por la recreación de atmósferas secas y opresivas, dentro de un marco psicológico en el que sus personajes registran una alteración de la normalidad. Y si bien en aquella ocasión nos encontrábamos en los márgenes del cine de terror, y en esta en los del cine bélico, lo cierto es que ambas ficciones se unen en dicha circunstancia, imbricándose en el marco de un suspense psicológico de dispar apariencia y similares características.

En este caso nos encontramos ante una historia que quiere en principio servir como homenaje a ese aguerrido grupo de alistado ingleses que, durante la II Guerra Mundial, sirvieron de manera denodada a la ofensiva aliada, al ofrecerse como avanzadilla para sabotear objetivos militares alemanes ubicados en el norte de África. Podríamos señalar que nos encontramos ante un subgénero que proporcionó no pocos exponentes de interés en el cine británico de su tiempo. Algunos, incluso, de superior interés al que nos ocupa –pienso en el estupendo y poco conocido ICE COLD IN ALEX (Fugitivos del desierto, 1958. John Lee Thompson), con el que guarda bastantes semejanzas-, y que no dudo podrían engrosar una reveladora retrospectiva, en la que se plasmaría la visión que el cine inglés ofreció sobre su propia implicación en la última contienda mundial. La narración se centrará en un grupo de oficiales, aliados en torno a la figura del rudo capitán Cotton (Michael Craig), un inesperado arquitecto que acude a la lucha con actitud descreída, y que fronto chocará en sus inquietudes, con las manifestadas por el recién llegado capitán Williams (John Gregson), más escorado a una mentalidad tradicional militar y, al mismo tiempo, sobrellevando una intachable vivencia familiar, que contrastará de manera con ese fracaso existencial que, en el fondo, ahoga a Cotton. Ambos serán los cabecillas de un comando que destinarán a una peligrosa misión en el norte de África, con más de setecientos kilómetros de itinerario, en donde los hombres poco a poco irán cayendo a las ofensivas alemanas, aunque puedan llevar a cabo la misión a las que estaban asignados; hacer estallar un depósito de petróleo, en una operación coordinada con diversos blancos destinados a explosionar de manera simultánea.

En buena medida, el nudo interior de SEA OF SAND se centra en la descripción de la dureza y fisicidad del cumplimiento de la misión. La facilidad con que llegan las primeras y aterradoras bajas –extraordinario el momento en el que se contempla ese plano general con las seis tumbas en pleno desierto de las bajas sufridas en el primer e inesperado ataque-. En ese capítulo cabe señalar el devenir de una película que sabe incardinar en el mismo la relación que se ofrece entre los supervivientes del comando, la interrelación entre todos ellos, el apoyo que se manifiestan. La manera en suma en la que la convivencia entre todos ellos, servirá para modificar de manera casi rotunda sus personalidades. Sin embargo, con ser apreciable este aspecto –ayudado por una magnífica labor del conjunto de intérpretes-, no cabe duda que lo más interesante del film de Green, reside en ese sentido de la inmediatez con el que se relata al espectador la peligrosa aventura de sus protagonistas. Algo que a mi modo de ver sublimará el cierto simplismo que emana de su propuesta argumental, al transmitir la creciente inquietud que se manifiesta en aspectos como el descubrimiento de esta extraña maniobra a gran escala con la masiva presencia de tanques, descubierta en el lugar donde han de realizar la misión, la destreza con la que resuelven un inesperado encuentro con camión lleno de alemanes –gracias al conocimiento del alemán de Williams-, la tensión de la secuencia que nos muestra como se van desactivando las minas que rodean el recinto a reducir, o el inesperado ataque que sufrirán cuando ya iban a iniciar el regreso, que causará más bajas y la destrucción del telégrafo con el que iban a transmitir a la base el cumplimiento de la misión. Como se puede comprobar a través de dicha descripción, no nos encontramos con elementos novedosos, aunque justo es reconocer que se encuentran trazados a la pantalla con convicción y ausencia de baches de ritmo.

No obstante, es en el tramo final de SEA OF SAND, donde realmente la película alcanza sus más altas cotas de intensidad. Una vez más, nos desenvolvemos dentro de unos cánones más o menos familiares en el género. Pero no por ello hemos de dejar de valorar la creciente intensidad y desesperación que describirá la odisea de los supervivientes, a la hora de regresar en lo que se reducirá a una tanqueta –de las cinco con las que partieron-, teniendo finalmente que abandonar la misma por la inesperada carencia de combustible. Seguidos por un destacamento de alemanes que seguirán su rastro, los británicos irán desfalleciendo en sus fuerzas, resultando herido en un último ataque el sargento Hardy (Ray McAnally). Este decidirá quedarse en el desierto antes que retrasar con su carga al resto, propiciando el episodio más doloroso y perdurable de la película. Parapetado en el último momento con la ametralladora y con un leve camuflaje, se despedirá de unos compañeros a los que sabe que no volverá a ver, dejando delante de la metralla la foto de su familia, que será precisamente lo último que el espectador contemplará de él tras su muerte atacando a los alemanes –llegará a derribar a uno de los vehículos que han llegado hasta allí-, mientras los escasos supervivientes casi desfallezcan en sus resistencia. Cotton, herido en el brazo sin dejar de sangrar, será el siguiente en decidir quedarse en el desierto para permitir que el resto llegue a su destino. Sin embargo, una pirueta del destino, será la que dictamine que finalmente sea su inicial antagonista el que se sacrifique para salvar la vida de sus compañeros.

Lección de solidaridad en unos supervivientes que a partir de ese momento llevaran consigo una lección de lealtad, en una propuesta apreciable, notable incluso en su tramo final, por más que esa lucha entre convenciones y atractivo cinematográfico, no se encuentre lo suficientemente inclinada hacia ese grado de abstracción, como sí lo hacia la mencionada ICE COLD IN ALEX.

Calificación: 2’5

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