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CINEMA DE PERRA GORDA

OPERAZIONE SAN GENNARO (1966, Dino Risi) Arreglo de cuentas en San Genaro

OPERAZIONE SAN GENNARO (1966, Dino Risi) Arreglo de cuentas en San Genaro

¿Qué es lo que tiene la personalidad napolitana para que en su traslación cinematográfica haya permitido resultados tan atractivos? Es probable que su propia personalidad festiva, extrovertida, bullanguera, alegre e incluso trapisondista favoreciera esta circunstancia. Como lo hizo que tuviera cantores tan valiosos y reputados como el dramaturgo, actor y realizador cinematográfico Eduardo De Filippo (1900-1984), autor de las más célebres recreaciones teatrales de la vida napolitana, de cuya traslación a la pantalla permitió -entre otros- un título tan admirable como FILOMENA MARTURANO (1951), una de las cimas del cine italiano de su tiempo, y de quien Vittorio De Sica ofreció una más moderna adaptación con la notable MATRIMONIO ALL’ITALIANA (Matrimonio a la italiana, 1964). No olvidemos que el propio De Sica ya había retomado la personalidad napolitana en su magnífico film de episodios L’ORO DI NAPOLI (1954). Es decir, que ese abigarrado y vitalista microcosmos fue un valioso caldo de cultivo para el cultivo de tragicomedias perfectamente reconocibles y, lo que es más importante, dotadas de envergadura cinematográfica.

Todo ello se cumple en buena medida, en esa divertida comedia que propuso Dino Risi con OPERAZIONE SAN GENNARO (Arreglo de cuentas en San Genaro, 1966), que aúna en sus imágenes una mirada cómplice con la personalidad napolitana, con ese revisionismo en tono de comedia hacia episodios ligados a la personalidad del conjunto de Italia. No olvidemos que ese mismo año, el norteamericano Blake Edwards rueda en dicho país la magnífica parodia bélica WHAT DID YOU DO IN THE WAR, DADDY? (¿Qué hiciste en la guerra, papi?, 1966). A partir de esas premisas, el film de Risi se inicia con la llegada a la ciudad italiana en avión de Maggie (Senta Berger) camuflada con un disfraz de monja acompañada de Jack (Harry Guardino), una pareja de norteamericanos. Ambos se dirigen inicialmente a departir con el veterano y privilegiado preso Don Vincenzo (Toto), al objeto de realizar el asalto al valioso y sentimental tesoro de San Genaro albergado en la iglesia destinada a su figura, y valorado en unos 30.000 millones de liras. A partir de la toma de contacto con el avispado encarcelado la pareja de recién llegados iniciará el proceso de captación de un equipo para llevar a cabo el asalto, aunque sin señalar inicialmente el objeto del mismo para evitar suspicacias, conociendo el extremo fervor existente por dicho santo. Para ello contactarán con el bon vivant ‘Dudú’ Girasole (impagable Nino Manfredi), respetado precisamente por su condición de delincuente, y quien facilitará la confección de una destartalada galería de colaboradores, los cuales irán ensayando las características del golpe, que tendrá dos importantes inconvenientes. El primero, la inesperada muerte por indigestión del ayudante de la pareja de norteamericanos. El segundo, la repentina negativa de Dudú al conocer el objeto del robo -dada su absoluta veneración por San Genaro- que solo podrá convencer Maggie con su atractivo, y engañándole al señalarle que con el botín obtenido podría mejorar la vida de sus ciudadanos. Para más inri, la fecha elegida para el golpe coincidirá con la celebración de un festival de la canción, que pondrá a la población por completo volcada en su contemplación.

A partir de estos mimbres, y pese a que la película tarda algo en arrancar, OPERAZIONE SAN GENNARO es una divertida comedia de golpes, que prolonga la estela de títulos como I SOLITI IGNOTI (Rufufú, 1958. Mario Monicelli), al tiempo que adelanta otros posteriores como THE ITALIAN JOB (Un trabajo en Italia, 1969. Peter Collinson). Lo cierto es que ayudado de la fotografía en color de Aldo Tonti y de la propia inclinación casi documental del director, la película no desaprovecha la ocasión para mostrarnos la propia y decadente configuración urbana del Nápoles tradicional. Siempre por sus calles abigarradas y enracimadas, en no pocas ocasiones acariciando la ruina, y acompañadas por esa mezcla de vitalismo, fervor y picaresca que conformará la personalidad de sus habitantes. Y buena parte de dicho enunciado se brindará en la pintoresca configuración de todos los colaboradores del golpe, así como otros personajes secundarios que enriquecerán la película en sus breves aportaciones -ese enfermo que se encuentra en la cama contemplando la vida diaria de la ciudad; los agentes de policía que caen la trampa que les brindan al entregarles un aparato de televisión, con el que podrán seguir el festival de la canción.

Puede decirse que es a partir de la secuencia en la que los norteamericanos acuden a la boda en donde tiene que asistir Dudú -un episodio magnífico, en el que destaca tanto su capacidad descriptiva de personajes como su inclinación a humanizarlos- y en donde tendrá siempre una especial importancia la magnifica performance que brinda un pletórico Toto, imprescindible en este tipo de roles. Dicho episodio, al margen de proporcionar un inesperado punto de inflexión -la muerte del ayudante de la pareja de delincuentes ¡por una indigestión de mejillones, que ha comido por vez primera!- acelerará la puesta en marcha del robo coincidiendo con la celebración de ese festival de canción ligera, capaz de alienar a toda la ciudad, bien sea en su retransmisión televisiva o por radio. Ayudado por un guion colectivo que acierta al imbricar determinadas claves de la vida italiana de esa sociedad del progreso y el consumismo, Dino Risi va acrecentando el interés e incluso lo delirante de la propuesta, por un lado al describir el hilarante y penoso episodio del robo por los subterráneos y las alcantarillas de la ciudad -memorable el doble gag de esas paredes que se desploman por la onda expansiva de los explosivos, mientras que los habitantes de la ruinosa vivienda apenas despegan la vista de la pantalla de tv que emite el festival de la canción-. Todo ello no supondrá más que el inicio de otros dos episodios de creciente intensidad como comedia. Por un lado, la huida de la pareja de norteamericanos, dejando atrás a los napolitanos a los que han engañado -lo que culminará con un inesperado apunte dramático; el asesinato de Jack de manos de la ambiciosa Maggie-. Sin embargo, OPERAZIONE SAN GENNARO aún nos brindará un bloque delirante, digno heredero del splastick silente, en el que se describirá la lucha de Dudú y su fiel ayudante ‘Sciascillo’ (Mario Adorf) para intentar atrapar contra reloj a Maggie, que se encuentra en el aeropuerto, de nuevo disfrazada de monja, a punto de subirse a un vuelo que la traslade de nuevo a Nueva York, y portando el botín del robo. Todo ello comportará unos minutos de extraordinaria efectividad cómica, dignos de la mejor comedia de Frank Tashlin y/o Jerry Lewis, que culminará con una extraordinaria doble ironía -ese prelado de guardarropía que finalmente será real, y la insólita conversión del ladrón como inesperado héroe-.

Esa capacidad para ofrecer el retrato de personajes al mismo tiempo caricaturescos y revestidos de humanidad. La manera de plasmar la manera tan primitiva y al mismo tiempo tan entrañable de los claroscuros de la personalidad napolitana -incluso los rasgos violentos que Dudú mantendrá con su prometida, Concettina (Claudine Auger), que escandalizarían a las feministas de nueva hornada que vieran la película-. Todo ello conforma un conjunto divertido y en algunos momentos dominado por cierto grado de sal gruesa, pero perfectamente válido de unos modos para la comedia, que aunque se insertan por completo en el ámbito italiano, no dejan de asumir ciertos elementos heredados de la gran tradición cómica norteamericana.

Calificación: 3

1 comentario

Germán -

Maravillosa película, muy divertida...Rompo lanza por la festiva, folklórica y jazzística BSO del imprescindible Armando Trovajoli