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CINEMA DE PERRA GORDA

THE FAMILY SECRET (1951, Henry Levin) Secreto de familia

THE FAMILY SECRET (1951, Henry Levin) Secreto de familia

Artífice de una extensa filmografía que supera el medio centenar de largometrajes, lo cierto es que evocar el nombre de Henry Levin pronto remite a uno de los artesanos que firmó títulos más inanes y conservadores del Hollywood de su tiempo. No pocas comedias familiares de escasos vuelos, e incluso musicales dominados por la cursilería salieron de sus manos. Pero conviene admitir que buena parte de su filmografía -emanada esencialmente de su vinculación con la Columbia- se encuentra invisible. Y, al mismo tiempo, no sería justo ocultar que entre sus títulos aparecen westerns y exponentes de aventuras dotados con apreciable interés y, junto a ellos, se encuentran ubicados dos títulos muy atractivos. Se trata por un lado del western THE LONELY MAN (Un hombre solitario, 1957) y, por otro, de la casi consecutiva adaptación de la obra de Julio Verne JOURNEY TO THE CENTER OF THE EARTH (Viaje al centro de la tierra, 1958). Pues bien, junto a ellas no dudaría en incorporar la valiosa y bastante previa THE FAMILY SECRET (Secreto de familia, 1951), en la que Levin se empeña a fondo a la hora de trasladar a la pantalla la historia de Marie Baumer, transformada en guion cinematográfico de la mano de James Cavanagh, Francis Cockrell y Andrew Solt. Se trata de una producción de la Santana Productions -la productora de Humphrey Bogart- para Columbia. Al parecer, Bogart, que había trabajado con el jovencísimo John Derek y que había contribuido incluso a propiciar su nombre artístico, decidió apostar por ofrecerle por un nuevo vehículo cinematográfico, en el que se confirmaba la línea de los títulos que protagonizó en sus primeros años de carrera. Es decir, insertarlo en dramas de cierta garra, en donde siempre tuviera a su lado un intérprete maduro y de carácter que ejerciera como oponente y al mismo tiempo respaldo a la presunta garra juvenil de sus tortuosos personajes -que he de reconocer con el paso del tiempo aparecen con más fuerza de la que se le pudo admitir, sobre todo debido al hándicap que ofrece en el joven Derek su belleza casi femenina-. Es algo que ya quedaría establecido en la obra que supuso su debut oficial en la pantalla KNOCK OF ANY DOOR (Llamad a cualquier puerta, 1949. Nicholas Ray). Lo haría en su película posterior, la oscarizada ALL THE KING’S MAN (El político, 1949. Robert Rossen). Y este rasgo se heredaría en títulos posteriores como el que nos ocupa, que deviene finalmente una atractiva mirada crítica en torno al universo familiar norteamericano combinada en medio de un drama judicial de notable eficacia.

THE FAMILY SECRET se inicia con un picado en plano general nocturno descrito desde sus propios títulos de crédito, desde donde veremos aparecer azorado al joven David Clark (Derek). Este ha matado en una reyerta a un íntimo amigo suyo, y desde ese momento comentará de manera intermitente en off el relato de las consecuencias vividas. David es todo un hijo de papá. Un aspirante a abogado de familia acomodada, ya que su padre es el reconocido letrado Howard Clark (un excelente Lee J. Coob, ejerciendo como contrapunto de madurez al protagonismo de Derek), aunque la familia se encuentre dominada por la matriarca Ellen (Erin O’Brien-Moore). Esta será determinante a la hora de forzar que el muchacho renuncie al deseo inicial de declarar su culpabilidad, aunque este acompañado de su padre, se dirija al fiscal Redman (Santos Ortega) para finalmente declarar. En la oficina escuchará la circunstancia de que ha aparecido un sospechoso del crimen -Joe Elsner (Whit Bissell)- por lo que renunciará a su deseo. La situación se complicará cuando la esposa de Elsner -Marie (Dorothy Tree)- solicite a Clark que se haga cargo de su defensa. Pese a sus dudas, al tener la convicción de lograr la absolución de un acusado que sabe inocente, finalmente aceptará el envite sin sospechar que el proceso se irá complicando de manera inesperada, lo cual pondrá al falso acusado -un hombre con dolencias cardíacas- al borde de una condena segura… que finalmente se dirimirá de manera trágica.

Ayudado del elegante look del estudio, lo cierto es que THE FAMILY SECRET se dirime en una nada complaciente crítica en torno al entonces incipiente American Way of Life. Esa visión crítica del matriarcado de las clases acomodadas -las aparentemente inocuas partidas de cartas en el hogar de los Clark, donde de manera sutil se percibe ese dominio de la matriarca en su seno-, puede decirse que dominará la primera mitad de un relato especialmente centrada en el universo que rodea la familia protagonista, En su oposición, la segunda parte se centrará en las tensiones establecidas durante el juicio que acometerá Howard en la defensa de este falso acusado, que de manera implícita ejercerá como revulsivo para que la propia familia reflexione sobre una cuestión cerrada en falso y que han servido para poder en tela de juicio un modo de vida rodeado de aparente civilización, aunque en el fondo rodeada de hipocresía y puritanismo. Será el marco en el que surgirán algunas de las mejores secuencias de la película. Hablo, por ejemplo, del tenso episodio en la vista que servirá para acorralar de manos del fiscal al falso acusado y, en un brillante off narrativo, describir su inesperada muerte. Junto a ello, poco después contemplaremos en la intimidad a una Ellen totalmente destrozada y atormentada por el drama interior vivido a través de esa apuesta por la intransigencia y la apariencia social.

Es por ello que, a mi modo de ver, en medio de ambos ámbitos aparece ese rasgo que considero el más atractivo -también el más sutil y menos visible- a la hora de vehicular el discurso más o menos renovador que encierra la película. Me refiero, por supuesto, a la relación que se establecerá entre el arrogante protagonista y la joven ayudante del bufete de su padre, que ejerce como secretaria suya. Me refiero a la avispada Lee Pearson (una Jody Lawrance llena de frescura), quien desde el primer momento sabrá mantenerse alejada del galanteador David, Este, acostumbrado a su facilidad en las conquistas femeninas, encontrará en la permanente resistencia de ella todo un acicate que, en el fondo, encubrirá la creciente atracción que hasta entonces se manifestaba entre ellos siempre de manera latente, El proceso de esa relación de rechazo-atracción se encuentra muy bien plasmado en la película, brindando a la misma algunos de sus instantes más sinceros y, en última instancia, incorporando al relato esa apuesta generacional dominada por otra mirada más abierta a la nueva sociedad norteamericana. Es por ello, que disiento de algunos comentarios que cuestionan el supuesto convencionalismo de la conclusión de la película, cuando en realidad se dirime una apuesta de futuro por una nueva y sincera manera de entender la sociedad de su tiempo. Es esa, en realidad, la esencia y el objetivo último de un drama psicológico que aborda elementos jurídicos a través de los cuales se vehicula una mirada colectiva de la sociedad USA de su tiempo, y que se beneficia de manera poderosa del atractivo look urbano del estudio -atención al fondo sonoro brindado por el gran George Duning, o la elegante y oscura fotografía del no menos grande Burnett Guffey-, y a la que Henry Levin se entrega de manera desacostumbrada, a partir de una puesta en escena trasparente y dominada por una sucesión de episodios delimitados por oportunos fundidos en negro.

Calificación: 3

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