COUNTER-ESPIONAGE (1942, Edward Dmytryk)
Aunque ya atesoraba a sus espaldas una docena de largometrajes -y esa ligereza en la narración beneficia su resultado- COUNTER-ESPIONAGE (1942) supone una más de las producciones de serie B y ajustado metraje -poco más de 70 minutos- con las que Edward Dmytryk se fue fogueando en el entorno de la Columbia, hasta que llegado el inesperado éxito de HITLER’S CHILDREN (1943), permitió que su andadura como realizador se consolidara, en esta ocasión dentro de la RKO en la deriva de sus primeras muestras noir. Nos encontramos con la séptima propuesta del estudio, a la hora de llevar a cabo las andanzas de Lone Wolf, personaje creado por Louis Joseph Vance. En el fondo se trata de otra muestra más de pequeños relatos centrados en personajes singulares, que capitalizaron buena parte de la producción de complementos de programa doble, supusieron el terreno de aprendizaje de realizadores tan desiguales como George Sherman, John Farrow, William Castle…, y en la que se encuentran no pocos simpáticos títulos
Exponentes de cine destinado al inmediato tratamiento de las masas de aquel tiempo, en donde con facilidad se puede percibir la ligereza, el ritmo, la ingenuidad y, porque no decirlo, la mixtura entre relato dramático combinado con aspectos de comedia, que brindará esta tan enrevesada cono sencilla historia de espías desarrollada en ese Londres que sufre día a día los asedios y los bombardeos de las fuerzas nazis durante los primeros compases de la II Guerra Mundial. COUNTER-ESPIONAGE describe el intento de Sir Stafford Hart de articular una legislación que mitigue la actividad de espías extranjeros en tierras británicas. Será el inicio de una confusa historia que contará con el protagonismo del ladrón Michael Manyard -el llamado ‘Lone Wolf’- (Warren Williams), a quien de forma secreta Hart había comprometido que fingiera ejercer como autor del robo de los planos de un nuevo artefacto que Inglaterra ha diseñado para combatir contra los nazis, al objeto de aparecer como señuelo de estos para desarticular una poderosa banda de espionaje alemán. Para ello hará simular que Manyard ha actuado como un ladrón, con la intención de posibilitarlo como cebo para ser introducido en dicha banda. Supondrá una aguda iniciativa que logrará su fruto, mientras nuestro protagonista cuenta al mismo tiempo con la infatigable ayuda de su fiel y atolondrado Jamison (Eric Blore). Todo ello configurará los perfiles de un relato dominado por personajes bastante estereotipados, pistas falsas, sótanos encubiertos y dobles vertientes. Algo habitual en este tipo de producciones, pero hay que reconocer que en esta ocasión nos encontramos con un argumento bastante ágil en el que destaca la vivacidad de su ritmo y, sobre todo, aparecer casi como un precedente del ciclo de títulos rodados poco después por la Universal en torno a los personajes de Sherlock Holmes y Watson, encarnados por Basil Rathbone y Nigel Bruce dirigidos por lo general por el estupendo Roy William Neill.
Esa ironía y sentido del humor marcado entre Warren William y, sobre todo, ese fiel ayudante que encarna el estupendo y olvidado secundario cómico Eric Blore, supone quizá su más elevado elemento de interés, en una película que por otro lado inserta con brillantez -mediante la eficacia de su montaje- imágenes documentales de bombardeos. En medio de ese contexto, COUNTER-ESPIONAGE aparece como una grata mixtura de comedia y film de intriga, siempre dominado por una atractiva atmósfera, o la presencia de valiosos giros de misterio centrados en esta ocasión a través de aquellas secuencias descritas en el sótano de ese supuesto restaurante -en donde podremos detectar la presencia de un jovencísimo Lloyd Bridges encarnando a ese camarero y esbirro espía nazi-. Será allí donde se centralicen buena parte de las secuencias de tensión de la película -también algunas de sus ingenuidades-. Pero del film de Dmytryk -que ya demostraba una considerable destreza cinematográfica- destacaremos su capacidad para insuflar vida propia a un material poco relevante. Ello permitirá brillantes secuencias de comedia como la que se describe en el refugio, en la que los agentes de Scotland Yard y enviados americanos encuentran a Manyard, este oculta en una bandeja los planos que ha robado, y Jamison los recupera, logrando con la ayuda de un bigote falso escabullirse de todos los agentes dispuestos en su captura. O el juego cómico que ofrecerá el orondo Schugg, ese agente de guardia aéreo, a quien el protagonista salvará la vida de la caída de un edificio en ruinas. Sin embargo, dentro de este cúmulo de divertidas y jugosas peripecias, uno destacaría en COUNTER-ESPIONAGE el episodio en que Manyard intenta reiterar, con los ojos vendados, al igual que fue conducido muy poco tiempo antes, el lugar donde se encuentra el recinto secreto de la banda nazi. Para ello se hará ayudar de su fiel colaborador, evocando los sonidos y señales acústicas que logró retener, y logrando con ello unos insólitos pasajes de suspense, que culminarán con un divertido gag equívoco.
Calificación: 2’5