SEDOTTA E ABBANDONATA (1964, Pietro Germi) Seducida y abandonada
Dentro de la no excesivamente dilatada filmografía del italiano Pietro Germi, se puede establecer una división muy clara desde la docena que firmó hasta la llegada de DIVORZIO ALL’ITALIANA (Divorcio a la italiana, 1961), y los realizados a partir del éxito de dicha comedia. Hasta entonces, Germi propuso una serie de títulos de temática social, que sin duda se encuentran entre lo mejor de su obra, destacando por la capacidad descriptiva de no solo el contexto de la sociedad italiana de la posguerra –especialmente en su ámbito rural-, sino que dichas cualidades se extendían al ámbito físico en que se desarrollaban sus ficciones. No se si cabría situar a Germi entre lo más destacado de una extraordinaria generación de cineastas surgidos en el cine italiano una vez conclusa la II Guerra Mundial, pero sí que parcialmente su obra se tiñó de esa capacidad para extraer, en sus mejores momentos, una autenticidad admirable. Por momentos, en lo mejor de su cine tenías la sensación de penetrar en la auténtica entraña de aquella Italia aún no integrada en el progreso –cierto es que otros de sus compañeros de generación lo lograron con mayor grado de contundencia y homogeneidad-, lo cual casi de manera abrupta, se interrumpió cuando el italiano se inclinó abiertamente por el género de la comedia. No me cabe la menor duda que el –incomprensible- éxito, logrado con el título antes señalado –con un Oscar y un premio Especial en el Festival de Cannes incluido-, hizo ver al director que se encontraba ante una veta que le reportaría un éxito asegurado. Fruto de aquella decisión surgió SEDOTTA E ABBANDONATA (Seducida y abandonada, 1964), en la que de alguna manera proseguiría con los postulados iniciados con la anteriormente citada DIVORZIO… pero en la que el mismo tiempo se realizaba un recapitulación de lo que había sido el mundo temático e incluso visual del cineasta años atrás. Todo ello se nos plantea en una pequeña localidad siciliana, totalmente enrocada en un pasado en el que parece que cualquier contacto con el progreso aparece como anatema, y donde tanto el puritanismo, el machismo y, ante todo, la importancia del honor, se sitúe como eje inalterable de comportamiento.
Y esa lucha por preservar el honor, es la que vivirá con todas sus fuerzas Vincenzo Ascalone (descomunal Saro Urzi, premio al Mejor Actor en el Festival de Cannes). Cabeza de familia con su esposa y cuatro hijos –tres de ellos mujeres-, quien de la noche a la mañana sufrirá en sus carnes el oprobio de ver como la menor de sus hijas ha sido seducida por Peppino Califano (Aldo Puglisi), quien en primer instancia se encontraba prometido con otra de ellas –mucho más pánfila y desprovista del atractivo que sí posee Agnese (Stefania Sandrelli)-. En el momento en el que el padre descubra la situación encerrará a Agnese, e intentará buscar una serie de soluciones, a cual más estrambótica, para salvar el honor de su familia. Una de ellas –esta realmente divertida-, será intentar emparentar a su hija despechada con un pobre barón arruinado, mellado, que tiene su mansión en ruinas y sin mobiliario, y que se encuentra a punto de suicidarse ahorcándose. Todo ello se desarrollará en el seno de una población polvorienta, que parece caerse a pedazos, en la que todos y cada uno de sus personajes aparecen como caricaturas en su configuración física. En ese sentido hay que reconocer que Germi acierta al configurar toda una auténtica fauna humana, en la que pese a rozar en todo momento el alcance de la caricatura, aparecen creíbles, ayudados por la fisicidad que le imprime la magnífica fotografía en blanco y negro de Alace Parolin, y el sentido del ritmo que adquiere el relato en todo momento.
Es curioso constar, en este sentido, la lucidez que demuestran personajes como el Jefe de Policia, que viajará a descansar hasta el campo acompañado por su joven ayudante Bisigato, huyendo del secuestro que se va a ejecutar y del que ha tenido noticias por medio… del sepulturero de la localidad. Como si se tratara de una versión bufa del gran teatro del mundo calderoniano, en realidad los habitantes de esta población siciliana vivirán en la mentira, en el constante chiste, en una hipocresía que permitirá que un día aparezcan dos vecinos como amigos inseparables, y al día siguiente enemigos irreconciliables. Cierto es, que en este sentido, la impagable labor de Urzi otorga a la película una fuerza y comicidad irresistible, contribuyendo a que el espectador deje de lado los episodios de trazo grueso que se suceden en la función con más frecuencia de la deseada y que, bajo mi punto de vista, impiden que ese alcance de sátira alcance un grado de hondura y efectividad que, por momentos, están a punto de florecer. Secuencias como la del sueño, la del juicio o algunas otras, no solo destacan por su fealdad, sino que lamentablemente se unen en ocasiones al abuso de primeros planos exagerados y ostentosos, que sin lograr mermar las cualidades y el alcance mordaz del relato, no es menos cierto que no le han sentado nada bien con el paso de los años.
Dejando de lado ese poderoso inconveniente, no cabe duda que en SEDOTTA… se encuentran numerosos motivos de regocijo. Como el arranque de inesperada dignidad del arruinado barón, que se arrancará los dientes postizos que le ha pagado Ascaloni, las divertidas secuencias que se desarrollan en el despacho del juez, la ya señalada huída –dejación- de los representantes de la Ley, cuando en el desarrollo de la procesión se va a producir el secuestro –en una secuencia por otro lado dominada por su chabacanería-. Dentro de ese cuadro coral, es indudable que uno se deja llevar por la capacidad descriptiva que Germi ofrece de una fauna humana revestida de rostros arrugados, gastados, casi anclados en el tiempo, dominados por la rapiña, en donde todos los defectos, las miserias y las características de esa zona meridional de la gran Sicilia –que el policía en un revelador instante del film intentará tapar simbólicamente con la mano del plano del país-. Todo ello conformará un entramado que se ha visto lastrado con el paso del tiempo, pero del que quedan no pocas ráfagas del mejor Germi. Aquel que en títulos precedentes supiera trasladar a la pantalla sus inquietudes sobre la Italia rural de la posguerra y que, de repente, y por un inesperado giro a la comedia. Una opción que le adentró en el parnaso de un éxito, quizá lucrativo en su momento, quizá también aún valorado por aficionados que no se han molestado en revisarlas, pero que personalmente fue el inicio de una relativa decadencia de un cineasta que, en sus mejores momentos, estuvo en la antesala de los grandes, quedándose a partir de entonces como un tan eficaz como vulgar practicante de comedia de cortos vuelos. Facetas ambas, en las que SEDOTTA E ABBANDONATA, se encuentra quizá como un título puente.
Calificación: 2’5